Los bonos ‘high yield’ españoles remontan tras los balones de oxígeno del BCE
La deuda de Telepizza, Cirsa, El Corte Inglés, Haya, Antolin y Gestamp mejora
El eslabón mas débil de la cadena del crédito es la deuda high yield. La de empresas con notas por debajo de BBB- está, de momento, condenada a sobrevivir sin el alimento del BCE. Y ha sido castigada por ello. También porque son empresas con balances usualmente más vulnerables ante estallidos de crisis inimaginables, como la actual. Pero las señales de que Christine Lagarde está dispuesta a meter mano en este mercado han propulsado una recuperación vertiginosa de los títulos de El Corte Inglés, Antolin, Cirsa, Gestamp, Haya Real Estate y Telepizza. Las subidas se sitúan entre el 18% y el 25% desde los mínimos de marzo.
Las palabras mágicas que esperan empresas e inversores de la jefa del BCE son: “Compraré deuda high yield”. Aún no las ha pronunciado pero sus últimos movimientos han dado alas a los bonos que no cuentan con la venerada triple B seguida del signo menos. Si el Banco Central desplegara sus poderes protectores a través de compras, se desbloquearía en el acto la capacidad de financiación de estas compañías.
El 26 de abril, después de haber sacado su bazuca de compras de deuda antipandemia el 18 de marzo por al menos de 750.000 millones hasta final de año, el BCE decidió admitir como colateral para sus subastas de liquidez los bonos high yield que tuvieran grado de inversión a fecha del 7 de abril. Y el pasado jueves Lagarde abrió la puerta a comprar este tipo de deuda.
Cierto es que los precios de estos bonos, denominados eufemísticamente de alta rentabilidad, siguen lejos de los máximos previos al Gran Confinamiento. La buena noticia es que se han recuperado con fuerza, salvo algunas excepciones.
El Corte Inglés, con nota de BBB- por parte de Standard & Poor’s en los bonos que emitió a finales de 2018 aunque Fitch y Moody’s los mantienen por debajo del grado de inversión, es un buen ejemplo. Su deuda se revaloriza en torno a un 18% mientras los inversores confían en el gigante de la distribución y en una suerte de recuperación en V del consumo en España que amortigüe la caída de ingresos en la paralización.
El grupo que preside Marta Álvarez, aunque está en vigilancia negativa por las agencias, que avisan de un posible recorte de rating, cuenta con el favor de la banca: 14 entidades le han concedido una línea de liquidez por 1.311 millones.
Los fabricantes de piezas de automóviles Gestamp y Antolin también reflejan en sus bonos el influjo del inminente desconfinamiento, con subidas en el entorno del 22%. Haya Real Estate, propiedad de Cerberus y que ha estado en proceso de salir a Bolsa y después de venta, por el momento sin éxito, revela una fuerte mejoría de sus bonos. Lo mismo ocurre con Telepizza, cuyo modelo de negocio, principalmente a domicilio, le ha servido para capear los efectos más perversos de la hibernación económica.
Sin embargo, los bonos que más terreno han recuperado son los de Cirsa, con una subida del 25% desde los mínimos. La compañía, propiedad de Blackstone desde 2018 y con una deuda que ha engordado tras su adquisición por parte del gigante del capital riesgo, contaba con una caja de 160 millones de euros y con 170 millones adicionales de líneas de crédito que ha decidido solicitar para blindarse ante posibles eventualidades. Su liquidez a mediados de marzo era de 350 millones de euros.
“Todavía queda mucho partido por delante, pero la Fed, como casi siempre, ha marcado el camino que deben seguir los bancos centrales, al anunciar que incluirá dentro de las compras de deuda por 2,3 billones de dólares los bonos high yield. Lo comunicó el 9 de abril, aunque con un gran asterisco: solo adquirirá los bonos que tuvieran aprobado a fecha del 23 de marzo, cuando amplió su arsenal anti-Covid-19”, explica el responsable de deuda corporativa de un banco de inversión. Es decir, solo están bajo su influjo los denominados ángeles caídos: las empresas que reciban un suspenso por la situación actual.
El Gobierno español también ha decidido otorgar parte del blindaje que asigna a través de los avales del ICO en los créditos bancarios al mercado de deuda. Así, garantizará un porcentaje de los pagarés de firmas que no tengan la triple B-.
Las buenas noticias de varias empresas contrastan con la evolución de otras. Aquí no sirve el dicho de “café para todos”. Los bonos de Codere, Dia, WiZink y Tendam siguen arrastrándose. No ha habido ni un atisbo de rebote. Las causas son intrínsecas. El grupo de juego aplazará el pago del cupón de sus 775 millones en bonos, que vencen a finales del próximo año, mientras busca 100 millones de efectivo. Dia ha recibido un varapalo de Moody’s, que afirma que no tiene liquidez para pagar los bonos. WiZink tiene problemas con su modelo de negocio por la sentencia del Supremo sobre usura. Tendam tampoco se ha recuperado pese a que recibirá un crédito sindicado por 130 millones, como publicó CincoDías el pasado 29 de abril.
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