Una victoria que duele al perdedor y al ganador
La sentencia sobre el despido del directivo del Banco de España, Jorge Pérez, a favor del supervisor y en contra del demandante abre viejas heridas
Una victoria agridulce para el Banco de España. El pasado 8 de enero la magistrada del Juzgado Social número 41 de Madrid, María del Carmen Rodrigo Sáiz, emitió una sentencia que daba la razón al Banco de España sobre la demanda que le presentó su directivo Jorge Pérez, exresponsable de Regulación Contable, al que el supervisor le aplicó un despedido disciplinario el pasado 31 de julio por filtrar información confidencial, según varias fuentes.
Pero las razones argumentadas por la jueza para fallar en contra del demandante no satisfacen ni al exdirectivo del Banco de España, ni al organismo supervisor, pese a haber ganado el primer asalto en esta batalla, que continuará.
La sentencia, además, llega justo en un momento en el que el Banco de España ha puesto negro sobre blanco su ruptura con el pasado de la institución al anunciar la puesta en marcha de su primer plan estratégico para los años 2020 a 2024.
La institución quiere recuperar el prestigio y reputación perdida durante la crisis financiera ahora que la situación económica y la salud de la banca es mucho más dulce que durante la década pasada, en la que no había mes en el que no sorprendiera con algún que otro desastre financiero.
El actual equipo del Banco de España, encabezado por el gobernador Pablo Hernández de Cos, y con una mayoría de mujeres en el máximo órgano de gobierno de este organismo (fomentado por el propio gobernador), opera en una situación muy diferente a la que tuvieron sus dos anteriores antecesores. Y es lo que pretende aprovechar el staff de esta institución para devolver aquel prestigio del que un día disfruto el Banco de España tanto dentro como fuera de sus fronteras.Tiempos de gloria en los que incluso Banco Popular, supervisado entonces desde España, era el banco más eficiente y rentable de Europa.
En un escrito de 20 páginas la jueza falla a favor del organismo supervisor no por el contenido de la denuncia, sino solo por un defecto de forma. La magistrada considera que la demanda de Jorge Pérez se presentó una vez transcurrido el tiempo máximo permitido, razón por la que desestima la demanda por una cuestión de caducidad.
Pérez no conforme con la decisión de la jueza tiene previsto recurrir la polémica sentencia, según publica El Mundo.
El directivo entró en el Banco de España en 1986, y fue despedido bajo el argumento de que filtraba información e incumplía la normativa contable.
La jueza falla contar un exjefe de la institución supervisora porque demandó fuera de plazo, pero no da la razón al BdE en sus argumentos de despido
La jueza, no obstante, pese a desestimar la demanda, realiza algunas valoraciones jurídicas en los antecedentes de los hechos que no deja en muy buen lugar a la institución supervisora al argumentar que la actuación de Pérez no dañó al Banco de España.
El supervisor abrió una investigación sobre las posibles filtraciones de Pérez en noviembre de 2018, solo unos meses después de que se hubiera nombrado a Hernández de Cos gobernador, y de que se hubiera incorporado Margarita Delgado como subgobernadora. La apertura de esta investigación fue solicitada por los sindicatos del Banco de España, que consideraban que no podía pasarse por alto que se filtrasen asuntos de la institución en los que se podía poner en evidencia a varios directivos y empleados.
En la investigación se analizaron escrupulosamente 2.000 correos electrónicos de los 47.000 recopilados del exjefe de contabilidad, en los que se confirman entre otros hechos, el intercambio de información con el periodista Ernesto Ekaizer para la elaboración de un libro y con Aristóbulo de Juan, exdirector general de supervisión, para la preparación de un informe pericial sobre Banco Popular en contra del Mecanismo Único de Resolución (MUR) europeo.
Se da la circunstancia de que el Banco de España es miembro del MUR, con Jesús Saurina, directivo del Banco de España, como nuevo consejero, en sustitución del también español Antonio Carrascosa. Con lo que el supervisor español entiende que el trabajo de Pérez con Aristóbulo de Juan es incompatible con su actividad en el Banco de España.
Considera, además, que bien podría haber pedido una excedencia (fácil de obtener) si quería colaborar con el exdirector general de supervisión y así no incurrir en un conflicto de intereses al trabajar para terceras personas sin autorización del supervisor y con material del Banco de España, y en horario de trabajo.
La sentencia reconoce, como alerta el supervisor, que Pérez “no había solicitado la previa declaración de compatibilidad, que utilizó los medios puestos a su disposición por el Banco de España y en horario laboral, no comunicó que su participación podía menoscabar el cumplimiento de sus deberes laborales, comprometer su imparcialidad, poder originar conflicto de intereses, o perjudicar los intereses del Banco de España y tampoco solicitó autorización previa al director general mediante el envío del formulario correspondiente a la Unidad de Cumplimiento Interno que exige la realización de este tipo de actividad”.
Pero al final, la jueza quita la razón al supervisor al considerar que la operativa de Pérez “no ha supuesto interferencia ni conflicto de interés”.
Habrá más capítulos sobre este fallo que el Banco de España nunca quiso tener sobre la mesa, aunque menos Jorge Pérez.
Y cambiando de asunto, y solo como curiosidad. Openbank ha decidido utilizar un raro método de publicidad en España, aunque común en Estados Unidos. Ha comprado el nombre de Myinvestor (marca de la filial digital de Andbank) en Google Adwords. Así, cuando se teclea Myinvestor en Google en un ordenador o móvil y siempre que no se tenga eliminada de las funciones la publicidad, aparece la publicidad de Openbank.
Fuentes de Santander reconocen que es obedece a una campaña de publicidad temporal, mientras que desde Myinvestor prefieren no hacer comentarios. Eso sí, desde hace unos días, esta publicidad se desactiva según las horas, o eso parece.
Expertos en publicidad aseguran que estas campañas son habituales en EE UU, e incluso en otras ocasiones se han utilizado también en España.