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Enrique Lores, la irresistible fuerza de lo simple

El nuevo consejero delegado de HP, el primer español, destaca por su capacidad de síntesis a la hora de resolver problemas

Hogue

No puede ser: otra palabra imposible, otra solución que estaba ahí y que nadie más veía. Un domingo cualquiera, durante la década de los setenta, la familia Obradors se reúne en el domicilio de los abuelos, en el madrileño barrio de Chamberí. Tras la comilona de rigor, abuelos, padres e hijos se reúnen en torno al popular Intelect, un juego de mesa en el que los participantes se van anotando puntos a medida que ocupan estratégicamente el tablero formando palabras.

Enrique Lores (Madrid, 1965), quien terminará siendo el primer español en ser nombrado consejero delegado de un gigante tecnológico como HP, es mayor que sus cuatro hermanos y que su prima, y asume con naturalidad su papel de chico serio y responsable que cuida de todos, pero cuando se trata de poner a prueba su ingenio, se muestra implacable, sacándose de la chistera términos que ni siquiera su padre, médico militar, ni su abuelo, un reconocido jurista, tuvieron en cuenta.

“Desde muy pequeño ganaba a toda la familia, era impresionante”, recuerda Ana Martínez Obradors, prima de Lores que hoy ejerce de abogada y de árbitro en el Colegio de Abogados de Madrid. Al igual que toda su familia, ha sido testigo del imparable ascenso de próximo primer ejecutivo de HP a partir del 1 de noviembre, algo que, subraya, no le ha alejado de los suyos: “Con el puestazo que tiene, es increíble que haya sacado tiempo para cuidar tanto de su familia y de sus amigos”. A pesar de estar instalado en Palo Alto (California), Lores, explica Martínez, no perdona un verano en Jávea, donde todavía conserva a los amigos de su juventud, llama para felicitar el cumpleaños a cada familiar y, si alguno de sus tres hijos se ha graduado en Estados Unidos, ha movilizado en avión a toda su familia para reunirlos a todos. “Él siempre dice que no es para tanto. ¡Con lo vanidosos que somos los abogados, yo le digo que presuma un poco más!”, dice la prima del ingeniero.

Disciplinado, riguroso y perfeccionista, Lores ya empezó a ofrecer pistas de dónde podría llegar a través de sus buenas notas en la exigente Scuola Italiana: aún, dicen sus allegados, puede hablar algo de italiano. Un traslado de su padre le condujo a estudiar Ingeniería Electrónica en la Politécnica de Valencia, donde se desplazaron unos empleados de HP que le transmitieron su pasión por la innovación y, de paso, cambiaron la vida de Lores y de HP.

El joven ingeniero empezó desde abajo, pero fue asumiendo galones de la mano de su insuperable capacidad de síntesis. A comienzos de los años 2000 llegó a Barcelona, donde, gracias a la labor de directivos como Antonio Pérez, HP se animó a inaugurar una división que no solo estaba implicada en la producción, sino también en el desarrollo y la venta, lo que abrió las puertas de la alta dirección a españoles como él y Manuel Sastre, que coincidió con Lores durante esos años: “Siempre nos daba los tres puntos fundamentales de cualquier cosa. Y, efectivamente, siempre lo eran. No concibo candidato mejor para HP”.

Y de Barcelona a California, donde Lores ascendió sin parar a medida que HP necesitó de sus sencillas soluciones: sucesivamente, fue vicepresidente de imagen e impresión, de impresión de largo formato, de ventas, de servicio al cliente y de negocio antes de que llegara el momento decisivo en su trayectoria: la escisión de su empresa.

Hacia 2014, HP entendió que no había buena sinergia entre sus negocios. Fruto de esa conclusión, a partir de noviembre de 2015 empezó a operar en Bolsa como dos compañías: Hewlett Packard Enterprise, centrada en soluciones para empresas, y HP, más dedicada a equipos personales e impresoras. Lores, uno de los pocos hombres de la casa que formaba parte aquel tiempo del comité de dirección –también es uno de los pocos consejeros delegados crecido en la empresa– contribuyó de manera decisiva, como reconocen fuentes de la propia HP, a que un proceso que se aventuraba traumático diera pie tan solo cuatro años después a un crecimiento interanual del 25%. A estas buenas cifras ha contribuido además dirigiendo la división de imagen e impresión, una de las más complejas: “Es un negocio que constituye buena parte de la esencia de HP, muy potente, del que procede la mayoría de los beneficios. Él lo ha llevado con solvencia, diversificando hacia el gran formato y la impresión profesional”, explica Sastre.

Amante de practicar junto a sus hijos deportes como el esquí o la navegación, el nuevo consejero delegado sustituye a Dion Wiesler y afronta el reto de simplificar las estructuras del gigante tecnológico: “La misión va mucho con la manera de ser de Enrique”, valora Sastre al respecto. Por ahora, igual que hacía su familia, el mundo de la tecnología contiene el aliento a la espera del siguiente movimiento de Lores sobre el tablero. Una cosa es segura: será una jugada aparentemente fácil.

Los números de la empresa

 

Un gigante. HP ha sido un gigante fundamental para entender el avance tecnológico en el mundo durante los últimos 70 años. En 2018 facturó más de 52.000 millones de euros. Para lograr estas cifras cuenta con 55.000 empleados.

Imagen e impresión. Bajo la batuta de Enrique Lores, nuevo consejero delegado de HP, la división de imagen e impresión supone un 80% del beneficio operativo, reportando en octubre del año pasado más de 18.000 millones de euros de ingresos. Por parte de la directiva fue especialmente aplaudida la adquisición de las impresoras Samsung en 2017.

 

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