China promete represalias contra EE UU pero pide negociar
Trump insiste que llegar a un acuerdo, pero bajo los términos de Washington
La guerra comercial sigue siendo determinante en los mercados. Hoy, los inversores han recibido dos mensajes contradictorios. Por un lado, Pekín ha anunciado que tomará represalias contra EE UU por la subida arancelaria que aplicará Washington en septiembre, y por el otro, que ambos países han mantenido hoy nuevos contactos en referencia al conflicto comercial. Los inversores han optado por quedarse con la parte positiva de que a pesar de la nueva escalada de tensión, las relaciones no se han roto del todo.
El Ministerio de Finanzas de China ha lanzado hoy un comunicado con la amenaza de que activará "las represalias necesarias" ante la subida tarifaria, que según Pekín violan el consenso alcanzado por los presidentes de ambos países durante la cumbre del G20. No obstante, no se han desvelado dichas represalias. En un comunicado separado, una portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores ha señalado que "espera que Estados Unidos se encuentre con China a mitad de camino, y se implemente el consenso alcanzado por los líderes de los dos estados".Añadió que China espera encontrar soluciones a través del diálogo sobre la base de la igualdad y el respeto.
Desde el lado estadounidense, Donald Trump, en una entrevista radiofónica, adoptó el tono menos conciliador habitual de sus actos electorales. "China querría llegar a un acuerdo, y va a ser un acuerdo en los términos apropiados. Va a ser un acuerdo, francamente, en nuestros términos".
El conflicto comercial comenzó a subir nuevamente de tono cuando Estados Unidos anunció a comienzos de agosto que aplicaría una nueva subida de aranceles sobre los productos chinos en septiembre al considerar que China no estaba cumpliendo con el incremento en la compra de productos agrícolas a la que se comprometió durante la cumbre del G20. Concretamente, Washington advirtió de que fijaría una tarifa del 10% para artículos chinos valorados en 300.000 millones de dólares.
Posteriormente, en lo que se consideró la respuesta de Pekín a la ofensiva estadounidense, el Banco Popular de China dejó el tipo de cambio de su moneda en los 7 yuanes por dólar, unos niveles que no alcanzaba desde la crisis de 2008.
Esta semana, en un intento de rebajar la tensión con China, el Departamento de Comercio estadounidense emitió un comunicado en el que informaba del aplazamiento de la entrada en vigor de la nueva subida arancelaria hasta el 15 de diciembre para algunos de los productos chinos como móviles, ordenadores o textil.
Tras el guiño que lanzó Trump al anunciar la prórroga arancelaria, altos representantes de los gobiernos de China y EE UU retomaron a través del teléfono el diálogo económico y comercial "al más alto nivel" y se emplazaron para seguir conversando dentro de dos semanas.
Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, abrió un nuevo frente en el conflicto tras asegurar el miércoles que China debe centrarse en trabajar de forma "humana" con Hong Kong antes de llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos y recalcar que posponer hasta diciembre la aplicación de nuevos aranceles a productos chinos beneficiaría más a China que a Estados Unidos.
A juzgar por el comunicado de su Ministerio de Finanzas, al Gobierno de Pekín le ha sabido a poco el aplazamiento y ahora las conversaciones que tienen programadas ambas potencias para septiembre quedan nuevamente en el aire.