Los equipos de campaña de Arpa viajan a medio mundo
El Cuerpo de Marines de EE UU, los cascos azules y Defensa, entre sus clientes
Antonio Arpa Romero era maestro y monitor de la Organización Juvenil Española (OJE), pero su inquietud hizo que en 1968, hace ya 51 años, inventara y patentara un quemador policombustible que colocó en un carricoche amarrado con un pequeño arnés, cuenta Clara Arpa, hija de Antonio y CEO, contra todo pronóstico, de la empresa zaragozana Arpa Equipos Móviles de Campaña.
Las primeras pruebas de aquel quemador fueron realizadas por el batallón de la Escuela de Montaña de Jaca y por la brigada paracaidista, y funcionó tan bien que el Ministerio de Defensa le encargó varias decenas. Pero nadie podría haber imaginado que a esa primera iniciativa le siguieran un gran número de invenciones que colocarían a la compañía como líder en diseño, fabricación, instalación y mantenimiento de soluciones habitacionales y logísticas en las condiciones más duras y en los parajes más remotos.
Antonio Arpa mejoró aquellas pequeñas cocinas y rápidamente comenzó su expansión internacional. Primero fue a Cuba, con la adquisición de 13 cocinas de campaña, y después a Venezuela (1970) y a Chile (1972). Hoy, más de 4.000 unidades están operativas en ejércitos y otras organizaciones de más de 50 países. Luego llegaron los hospitales de campaña. El primero fue suministrado en 1988 a Mozambique. En los ochenta también llegaron los primeros campamentos de refugiados y juveniles para organizaciones como los Boy Scouts.
En los noventa, Arpa desarrolló sus primeros equipos de potabilización y tratamiento de agua. Argentina encargó 325 plantas potabilizadoras. En el año 2000, la empresa ganó una licitación convocada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y firmó un contrato marco para el suministro de sistemas de alimentación al Cuerpo de Marines.
Su primera innovación, en 1968, fue una cocina policombustible. Hoy hay 4.000 unidades en el mundo
Ese crecimiento hizo que sus instalaciones quedaran pequeñas y en 2002 inauguraron un nuevo espacio en La Muela (Zaragoza), con una extensión de más de 26.000 m2. Pero en 2004 llega una mala noticia. “Zapatero [expresidente socialista] decidió hacer volver a las fuerzas armadas de Irak y bajarles el presupuesto, uno que nunca había subido. Las fuerzas armadas son nuestros aliados y sufrimos sus deficiencias”, lamenta Clara Arpa. Desde entonces, el presupuesto se ha quedado inmóvil “y, para colmo, Margarita Robles [ministra de Defensa en funciones] dio hace unas semanas un discurso en el que dijo que la industria de defensa española tiene la obligación de mantener los puestos de trabajos. Eso puedes aguantarlo tres o cuatro años pero no 15”, critica.
Arpa señala que la situación de España, “con un gasto en defensa del 0,92% cuando debería estar en el 2%”, ha hecho que la compañía se esfuerce aún más por salir al exterior. “La internacionalización la llevamos en el ADN de la compañía desde sus inicios, pero hoy nuestros trabajos fuera del país suponen casi el 100% de la facturación. Eso no quita que lo que podamos hacer con España lo hagamos, y si hay que facturar lo justo y no hay beneficios, no pasa nada, nuestro deber es servir a nuestro país”, considera.
En 2011, y tras haber trabajado como higienista dental, haber estudiado Derecho, montado un despacho de abogados o una empresa de parques infantiles, entre otras experiencias, y haber viajado mucho, lo que le sirvió para aprender comercio exterior, Clara se hizo cargo de la dirección de Arpa. “Mi padre dirigió la empresa 20 años y otros 20 mi hermano. No esperaba tomar las riendas, ya que tengo hermanos mayores, pero esto es un trabajo que cansa y que quema mucho y en 2011 lo relevé”, relata
Antes de ello, en 2006, creó Arpa Construcción Modular, división dedicada a diseñar y montar viviendas sociales e infraestructuras de salud rural, destinadas sobre todo a situaciones de emergencia. “Son casas sencillas, asequibles y fáciles de montar”, resume. Cuando se puso al frente, la empresa estaba atravesando una nueva crisis y, siguiendo esa línea, Arpa decidió dar un vuelco y enfocarla a los objetivos de desarrollo sostenible. “Al llegar a la empresa me di cuenta de que, cuando se produce un despliegue militar, se hace en zonas hostiles, alejadas de todo, y de que la eficiencia de las infraestructuras es vital”, expone la CEO, que cuenta que en este contexto hay “dos problemas gordos”: el traslado de convoyes de combustible y de agua. “Llevar un litro de diésel a un lugar recóndito de Afganistán puede llegar a costar 250 euros. En este sentido, ahorrar un litro de combustible en la caldera es vital. Lo mismo ocurre con el agua”, indica. Este cambio le sirvió para comenzar en 2013 a servir a las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas, los llamados cascos azules, para sus misiones en Somalia, Mali o República Centroafricana, entre otros países. Un año más tarde, Arpa se convirtió en la segunda empresa española suministradora de la ONU.
La expansión internacional está en nuestro ADN. Casi el 100% de los ingresos son de fuera de España Clara Arpa, CEO de Arpa
Actualmente, el área de innovación de la compañía se lleva el 2% de su facturación, que varía mucho cada año, ya que depende de los contratos o licitaciones que se realicen. En 2018 cerraron con unos ingresos de 12 millones, pero en 2017 fueron de 70. La media ronda entre los 40 y 50 millones. En cuanto a personal, 5 empleados de sus 79 están dedicados de forma exclusiva a este cometido.
Esta medida también ha impulsado la posición de Clara Arpa y de su compañía en el mundo. La empresa ha sido la primera pyme española en formar parte de la junta directiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas y su consejera delegada ha sido reconocida con la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Además, recientemente ha logrado un sillón en el comité ejecutivo de la patronal CEOE.
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Empleados. En total, 79 personas trabajan en Arpa, de las cuales 5 de ellas se dedican exclusivamente a la innovación.
Mujeres. El 25% de su plantilla es femenina, pero en el equipo directivo hay más mujeres que hombres: la directora de operaciones, de comercial, de administración, de calidad y su CEO.
Facturación. Los ingresos de la empresa varían mucho y dependen de las licitaciones y los contratos conseguidos cada ejercicio. En 2018 facturaron 12 millones. La media ronda entre los 40 y los 50 millones anuales.
Líneas de negocio. Cuenta con cuatro divisiones: Arpa EMC, para equipos móviles de campaña; Arpa Change, cuya misión es guiar a las organizaciones hacia la sostenibilidad; Arpa Life, para sus construcciones modulares, y Arpa DC, su línea más tecnológica.
Sostenibilidad. Clara Arpa es miembro de la junta directiva del Pacto Mundial de la ONU y la empresa pretende ser 100% sostenible para 2020.