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Empresarias hechas a sí mismas

La tecnología está ayudando a reducir la brecha de género en la tasa de emprendimiento, pero quedan barreras culturales por vencer

María Benjumea (Spain Startup), Elena Peyró (Joinup), Marta Esteve (Soysuper) y Nieves Fernández (FamiliaFacil.es).
María Benjumea (Spain Startup), Elena Peyró (Joinup), Marta Esteve (Soysuper) y Nieves Fernández (FamiliaFacil.es).

Elena Peyró recuerda que cuando era muy pequeña vio en el colegio a unos albañiles trabajando. Se quedó varios días embelesada mirando cómo levantaban una pared. “Me pareció tan mágico y divertido que decidí que quería hacer lo mismo. Imaginaos las risas de mis compañeras cuando les dije que yo de mayor sería constructora. ‘Las niñas no construyen paredes’, me repetían”.

Peyró estudió Ingeniería de Caminos y tras una carrera de 13 años en Ferrovial, donde llegó a ser gerente, en mayo de 2012 fundó Joinup, una aplicación móvil para pedir taxi que el año pasado facturó siete millones de euros.

No ha construido paredes preciosas, como era su ilusión de niña, pero sí ha derribado muros que confinan a las mujeres en casa, cuando no en una oficina de asalariadas. “Emprendí porque quería trabajar en una empresa que pusiera a las personas por encima de todo. Y en ello estamos, no es una tarea nada fácil, pero sí muy ilusionante”, afirma.

Peyró forma parte de una nueva generación de mujeres hechas a sí mismas que han aprovechado la tecnología digital para romper el techo de cristal, creando sus propias compañías, más ligeras, diversas y flexibles que las pesadas corporaciones del mundo analógico.

Solo el 22% de las ‘startups’ en España han sido creadas o son dirigidas por una mujer

María Benjumea, fundadora y CEO de Spain Startup, sociedad organizadora del South Summit, destaca que el año pasado “por fin” se superó en España el 20% de startups creadas o dirigidas por mujeres. El Mapa del Emprendimiento, que elabora todos los años su organización en base a las empresas que se apuntan a sus convocatorias, situó este porcentaje en el 22%, una penetración todavía “ínfima” comparado con otros países, pero que supone un avance.

El último informe del Global Entrepreneurship Monitor confirma esta tendencia. Si bien los hombres son más propensos a emprender que las mujeres, en los últimos seis años esta diferencia se ha ido estrechando y hoy es de apenas ocho décimas (6,8% frente al 6,0%).

La brecha de género se reduce en el emprendimiento
Cinco Días

Al analizar las actitudes que facilitan o inhiben la decisión de crear empresa, el informe concluye que el temor de las mujeres al fracaso es más alto que en los hombres, mientras que su percepción de las oportunidades de negocio es menor. Pero la mayoría de emprendedoras consultadas sobre el asunto rechazan esta tesis.

“No es una cuestión de género, sino de personalidad y carácter”, afirma Carlota Pi, CEO de la comercializadora eléctrica Holaluz. “Hay diferencias biológicas, seguro, pero solo por ser mujer no somos más temerosas”, coincide Valeria Domínguez, CEO de la consultora de ecommerce Felino.

Ambas sostienen que la raíz del problema es cultural. “Los hombres son promocionados más a menudo producto de la preferencia social por el varón blanco, joven y heterosexual que todos tenemos interiorizado”, argumenta Pi, quien aboga por introducir sesgos positivos, como las cuotas de género. “No me gustan per se, pero sí el efecto que provocan”, puntualiza.

Valeria Domínguez (Felino), Carlota Pi (Holaluz) y Elena Betés (Rastreator).
Valeria Domínguez (Felino), Carlota Pi (Holaluz) y Elena Betés (Rastreator).

Para Elena Betés, fundadora y consejera delegada de Rastreator, la clave es la educación: “Debemos ense­ñar a nuestros hijos a plantearse el emprendimiento y aceptar el fracaso, algo muy penalizado en España”.

La escasa presencia femenina en el sector tecnológico es otra barrera que dificulta la aparición de más startups lideradas por mujeres. Solo el 25% de las jóvenes eligen carreras científicas, de acuerdo con el INE.

“Me preocupa que las niñas no se sientan atraídas a crear tecnología. Consumen muchas redes sociales, pero ven poco atractivo adentrarse en cómo se programan las cosas”, señala Marta Esteve, fundadora de Soysuper. “Incluso las niñas muy buenas en ciencias ven raro hacer un curso de programación porque serían las únicas chicas de la clase y eso, a ciertas edades, es una barrera”, sostiene.

La falta de referentes es otro factor, defiende Peyró. “Dar a conocer casos de mujeres de éxito en ámbitos considerados masculinos serviría de ejemplo a muchas niñas para que se animen a seguir sus pasos”, mantiene. “Necesitamos más ingenieras, emprendedoras y políticas para que se produzca un efecto llamada sobre la siguiente generación”, conviene Domínguez.

Meritocracia

Nieves Fernández, fundadora de FamiliaFacil.es, buscador de empleadas domésticas, no está de acuerdo con las cuotas de género. “Creo en la meritocracia. Si no hay más mujeres en puestos directivos es porque la conciliación es difícil”, expresa.

En ese sentido, propone construir un modelo laboral que facilite el teletrabajo, las videoconferencias y la adecuación del horario laboral y escolar.

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