Los cinco obstáculos para consolidar un año de inversión alcista
Los gestores ven riesgos a corto plazo y arrancan con mayores dosis de liquidez
El año ha comenzado en el mercado financiero con pies de plomo y sin que los inversores se fíen ni mucho menos del balance positivo acumulado en los primeros días de negociación de 2019. Dos importantes factores están jugando a favor de la Bolsa en los primeros compases del año: la reanudación de las negociaciones entre Estados Unidos y China en materia comercial y la disposición de la Fed a no enfriar en exceso la economía estadounidense con nuevas subidas de tipos. La institución ha sofocado así en el inicio de 2019 uno de los grandes temores que pesaron en el ánimo del mercado el pasado año y que propiciaron un pésimo balance en rentabilidades, la inquietud a que la aceleración de las subidas de tipos en la mayor economía del mundo terminara por provocar el efecto maligno de precipitar una nueva recesión.
Con esos dos frentes estabilizados, de momento, los índices bursátiles de Europa y EE UU ya se anotan alzas este año de alrededor del 3%. El Dow Jones y el S&P incluso logran salir de la fase de corrección –con una caída del 20% desde máximos– en que entraron en la recta final de 2018 y remontan más del 10% desde los mínimos del 24 de diciembre.
En su análisis de la situación, gestoras y firmas de inversión coinciden en que la economía no va hacia la recesión sino hacia una desaceleración gradual, propia de un largo período de crecimiento que ya dejó atrás su punto álgido. Los inversores prefieren en cambio curarse en salud y han anticipado hasta el momento un escenario mucho más oscuro, lo que ha impuesto un inicio de año con más liquidez de la habitual en cartera.
Para lograr el año de revalorizaciones, aunque modestas, que auguran los expertos será necesario superar importantes obstáculos que ya se han revelado en los primeros días de enero. La negociación entre EE UU y China deberá plasmase en un acuerdo comercial firme y duradero, que anule la amenaza de una escalada proteccionista. Estados Unidos deberá seguir ofreciendo datos que muestren que su economía no avanza hacia la recesión sino que se desacelera sin más, acompañada de una política no restrictiva por parte de la Fed, y el riesgo político debe dar tregua, empezando por un Brexit con acuerdo.
1. Recesión: jugar cara o cruz al cambio de ciclo económico
La posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión este año es la gran incógnita a la que se enfrentan los inversores. A la luz de la oleada de ventas con que terminó 2018, le han dado una considerable probabilidad de que suceda, en contra de lo que insisten en defender gestoras, bancos y agencias de calificación financiera.
“La clave para el mercado este año estará en ver qué sucede con la economía de Estados Unidos y en cómo reaccionará el dólar”, reconoce Francisco de Haro, responsable de divisas de Citi en España. Por lo pronto, Estados Unidos ha publicado un dato de creación de empleo privado en diciembre que superó todas las expectativas y que ha sido determinante para las alzas bursátiles logradas en las dos primeras semanas del año. El dato de IPC de diciembre conocido este viernes –del 1,9% e inferior por tanto al 2%– también es muy valorado por los inversores, según reconocen en Link Securities, ya que “mientras que la inflación se muestre contenida, la Fed va a poder aplicar esta nueva política de “esperar y ver” antes de volver a actuar en materia de tipos de interés”.
Los inversores tienen en los indicadores macro de EE UU su principal oráculo para la toma de decisiones, con especial atención a los datos mensuales de paro, ventas minoristas y el ISM de actividad industrial. Son los primeros con los que hacerse una composición de lugar sobre dato más relevante de todos, el PIB. En Europa, los datos mensuales PMI de actividad se han convertido en gran referente para los inversores, ante su creciente debilidad. Y en China se vigilan especialmente los datos mensuales de PMI, el público y el privado, al ser considerados los más fiables, según apuntan desde Indosuez. En China, las autoridades esperan que el crecimiento para este año podría estar entre el 6% y el 6,5% desde el 6,5% actual, con lo que sería el crecimiento más lento desde 1990, de acuerdo a lo avanzado el viernes por Reuters.
La atención estrecha sobre los indicadores económicos, no solo de EE UU, será por tanto la fórmula con la que resolver la gran duda de si la ralentización global es más profunda. El riesgo en cualquier caso está en que la preocupación por la llegada de la recesión económica termine por precipitarla, en una suerte de profecía autocumplida. Así, el deterioro de la confianza de los inversores tiene el efecto de encarecer el coste de financiación –con huida hacia los activos refugio y alza de las primas de riesgo– en un momento de repliegue de los estímulos monetarios, y de, en una segunda fase, desincentivar la inversión empresarial.
Bolsa a pesar de todo
Pese a las incertidumbres y la creciente volatilidad, los gestores siguen recomendando renta variable para 2019. Aunque de forma cautelosa y cuidando la selección de valores.
Valores cíclicos versus defensivos. El mercado oscila de forma pendular entre unos y otros. La amenaza de recesión refuerza el interés por los defensivos, como las eléctricas, y la confianza en que no llegará la crisis, en los cíclicos. El sector bancario, duramente castigado en 2018, es uno de los que más se juegan este año.
La oportunidad de los emergentes. Si la tesis de ralentización –y no de recesión– se confirma, las Bolsas emergentes son una oportunidad de ganancia, favorecidas este año por un dólar menos fuerte.
2. Guerra comercial: siete semanas para alcanzar un acuerdo
El 1 de marzo termina la tregua de 90 días acordada entre Estados Unidos y China en su guerra comercial. Los mercados contienen el aliento a la espera de que las dos mayores potencias económicas del planeta alcancen algún tipo de acuerdo arancelario durante las próximas siete semanas. Las subidas recíprocas de las tasas comerciales para ciertos productos, que se fijaron en los primeros escarceos de esta contienda, ya han provocado una caída en el ritmo de exportaciones, tanto de China a Estados Unidos como en sentido contrario, y la desaceleración de la economía china.
Las dudas sobre los impuestos a la importación que habrá que pagar en ambos países están dañando a muchas compañías. “Debe haber progresos cuanto antes. La incertidumbre es mala para los negocios”, reconoce en un comunicado Jake Parker, vicepresidente del consejo económico Estados Unidos-China en Pekín.
Citi calcula que en el paquete de bienes y materiales industriales donde ya ha habido incremento de los aranceles por parte de Estados Unidos, las caídas de las importaciones rebasan el 60%.
La gran incógnita es si los dos gigantes acabarán pactando y cuándo. Esta misma semana se han mantenido conversaciones de segundo nivel en Pekín y los negociadores se han mostrado optimistas: parece haber un acercamiento en áreas como agricultura y energía.
Además, Donald Trump ya ha demostrado que, a pesar de sus exabruptos iniciales, en la parte final de las negociaciones se acaba mostrando comprensivo. Así ocurrió en las conversaciones con Canadá y México para renovar el tratado de libre comercio. Aunque las posturas parecían muy distantes, el 30 de noviembre de 2018 los mandatarios de los tres países refrendaron un nuevo acuerdo arancelario.
Exportadoras en el foco
En caso de que las tensiones comerciales se vayan apaciguando, como esperan la mayoría de casas de análisis, estos son algunos de los sectores que podrían registrar mejoras, aunque la ralentización de la economía mundial afectará a todas las industrias.
Automoción. Algunos de los mejores gestores de fondos españoles consideran que el castigo que ha sufrido ha sido excesivo. Especialmente Renault, salpicada por el procesamiento de su presidente Carlos Goshn. Firmas como Magallanes, Cobas o Horos AM mantienen una posición en el fabricante francés. Porsche es otra de las preferidas. “El nivel de valoración es propio de recesión, algo exagerado”, apuntan desde Schroders.
Consumo cíclico. Las compañías estadounidenses de consumo a gran escala también se podrían beneficiar de un acuerdo China-EE UU que despejara las incertidumbres.
3. Resultados: las previsiones marcan la campaña
No ha comenzado la temporada de resultados, pero los inversores calientan motores después de las rebajas de las previsiones acometidas por Apple y Samsung. Según datos de Macroyield, el alto índice de profit warnings proporcionados por las compañías de EE UU de cara a la campaña de resultados hace pensar que el índice de sorpresas positivas sea bajo. Patricia García Sánchez, analista de la firma, lo cifra en el 0,5%. Estas cifras se situarían lejos del 78% de sorpresas positivas registradas por las compañías del S&P 500 en términos de beneficio por acción en el tercer trimestre o del 51,8% logrado por las firmas del Euro Stoxx.
En los nueve primeros meses de 2018 las empresas estadounidenses experimentaron una aceleración en el crecimiento de los beneficios, periodo durante el cual las ganancias aumentaron un 25% en tasa interanual. De cara al cuarto trimestre se espera que las alzas se mantengan aunque mucho más moderadas (15%), pues empiezan a diluirse los efectos de la reforma fiscal. “La temporada de resultados anuales y del cuarto trimestre debería ser bastante tranquila. De acuerdo a lo que prevé el mercado, no parece que nada haya cambiado sustancialmente en los tres últimos meses”, afirma Matthew Benkenfort, gestor de Vontobel.Todas las miradas estarán puestas en las previsiones que anuncien para 2019.El consenso de los analistas cree que las rebajas de las estimaciones estarán a la orden del día. Diego Fernández, de A&G Banca Privada, afirma que desde la anterior campaña de resultados el escenario ha seguido deteriorándose. “Las compañías se enfrentan a un entorno de crecimiento menor sin que se hayan solucionado los riesgos geopolíticos. El aviso de Apple fue significativo y la fuerte caída del precio del petróleo tendrá un impacto negativo en las petroleras”, remarca.
Los grandes indicadores
Tecnológico. La rebaja de las previsiones anunciadas por Apple y Samsung sitúan a este sector en el foco de las miradas. Si las cifras que se publiquen no son tan malas como lo descontado en los últimos meses, los inversores podrían aprovechar para tomar posiciones en estos valores, más aún después de las correcciones sufridas en la recta final de 2018.
Consumo. El consumo continúa fuerte, y esto ha tenido su reflejo en la campaña de Navidad. Toca ver ahora si ha sido suficiente para impulsar las ventas. De ser así las firmas de consumo con exposición doméstica a EE UU serían las beneficiadas.
Eléctricas y farmacéuticas. Como protección, los expertos escogen a sectores como el farmacéutico y el relacionado con la salud así como las eléctricas, compañías de ingresos regulares, que ya en 2018 demostraron que pueden ser un buen escudo en momentos de volatilidad.
4. Brexit: negociación para evitar el caos
Theresa May, maniobra a la desesperada para que el Parlamento respalde el acuerdo que alcanzó con Bruselas para que Reino Unido abandone la Unión Europea de una forma amigable. El próximo martes se producirá la votación definitiva sobre el Brexit. La gran incógnita es qué sucederá si la Cámara de los Comunes rechaza la propuesta de May y se llega a la fecha prevista para la salida, el 29 de marzo, sin acuerdo definitivo. El caos que puede provocar una salida a las bravas atemoriza a los inversores de todo el mundo.
“La incertidumbre está pesando sobre la confianza del consumidor británico, sobre las inversiones y sobre los mercados financieros”, explica el banco de inversión Nomura en su último informe. “Las repercusiones del resultado final no solo afectarán a Reino Unido, sino que también impactarán sobre el resto de países europeos”, añade.
La duda sobre lo que acabará pasando es absoluta. En una encuesta a economistas realizada por esta firma japonesa, indica que conceden las mismas probabilidades a un Brexit duro, a un acuerdo comercial estricto, a un acuerdo comercial preferente y a la permanencia en la Unión Europea (o la obtención de un pasaporte comercial equivalente). Esto, a menos de tres meses de que llegue la fecha definitiva.
Una opción que empieza a cobrar fuerza es que Londres acabe solicitando una ampliación del periodo de negociación, que se ha prolongado durante dos años y concluye a finales de marzo. Bruselas se ha mostrado favorable, pero será el Parlamento británico quien tenga la última palabra sobre esta posible extensión.
Máxima tensión
La reacción de los mercados será diametralmente opuesta en caso de que haya salida a las bravas o de una salida pactada.
Brexit duro. Los mercados financieros sufrirán duras correcciones, especialmente las compañías británicas. Los expertos creen que en este caso pueden ser atractivo comprar empresas de Reino Unido con un mercado sólido y fundamentalmente nacional, que no se vayan a ver afectadas. La gestora Cobas tiene inversiones en la compañías de telecomunicaciones Dixon Carphone.azValor ha invertido en la proveedora de servicios para la administración Serco.
Brexit suave. Los expertos creen que si se terminan las incertidumbres la Bolsa británica podrá recuperar parte del terreno perdido. Al igual que lo harán algunas compañías españolas con presencia en Reino Unido, como Santander, Iberdrola, FCC o AIG.
5. Política monetaria: posibles retrasos en las subida de tipos
El desajuste entre las previsiones del mercado y las estimaciones de los bancos centrales ha sido una de las novedades de los últimos meses. Los datos macro publicados en los últimos meses llevan a los inversores a pensar que tanto el BCE como la Reserva Federal serán incapaces de cumplir con la hoja de ruta anunciada para 2019. De acuerdo a lo comunicado en diciembre, la Fed tiene previsto efectuar dos subidas de tipos este ejercicio mientras que el organismo europeo estudia la posibilidad de elevar el precio del dinero en la segunda mitad del año. Sin embargo, las probabilidades que dan los futuros a una subida de las tasas en EE UU a lo largo del año se sitúan por debajo del 20% mientras que para la zona euro, los inversores retrasan a diciembre la posibilidad de que los tipos salgan del mínimo histórico en el que llevan anclados desde marzo de 2016.
El incremento de la volatilidad junto a las dudas que existen sobre el crecimiento han llevado al presidente de la Fed, Jerome Powell, a suavizar su lenguaje. El pasado 4 de enero afirmó que seguirá muy de cerca la sensibilidad del mercado y que antes de tomar cualquier decisión analizará con lupa los datos que se vayan publicado. Es decir, abrió la puerta a una moderación en el proceso de subida de tipos. Una idea que ya fue refrendada por los miembros del comité en la reunión de diciembre. Las actas publicadas esta semana evidencian que la Fed no tiene prisa puesto que las presiones inflacionistas se mantienen controladas. La reunión de enero será un termómetro para comprobar si se mantiene esta tendencia.
Una semana antes, el 24 de enero, el BCE celebra su reunión de política monetaria. Con el programa de compra de deuda recién concluido, los inversores intentarán desentrañar nuevas pistas sobre la subida de tipos. Mario Draghi ha sugerido que seguirá el modelo de la Fed, organismo que esperó 12 meses desde que pusiera fin al programa de compra de activos hasta que procediera a la primera subida de los tipos.
Recomendaciones
Sector financiero. La banca es el sector que más influenciado está por los tipos de interés. A diferencia de EE UU, donde las entidades llevan disfrutando de tres ejercicios de alzas de tipos, en la zona euro los bancos claman por el fin de las políticas monetarias ultralaxas. Un retraso adicional seguiría castigado la cuenta de resultados de los bancos y su evolución en Bolsa. Nuria Álvarez, analistas de Renta 4, afirma que en el caso español Sabadell y Bankia son las dos firmas que más impactadas se ven por tal escenario por su exposición hipotecaria.
Compañías endeudadas. Si Mario Draghi concluye su mandato sin tocar los tipos de interés, compañías con deuda abultada y rentabilidades por dividendo atractivas como Telefónica y las eléctricas serían una opción de inversión.