Reino Unido se la juega a cara o cruz con el Brexit
Este martes los diputados británicos deciden entre iniciar el proceso ordenado de divorcio o sumir a su país en una mayor incertidumbre
Tras cinco largos días de intenso debate en la Cámara de los Comunes, Theresa May ha puesto toda la carne en el asador y ha tratado por todos los medios convencer a los diputados británicos de que el acuerdo de divorcio sellado con la UE es el único y mejor posible. Y aunque el tiempo apremia y quedan menos de 72 horas para que este martes el Parlamento británico vote si da luz verde o no al pacto, los números siguen sin cuadrar, por lo que todo apunta a que el Brexit no saldrá adelante, al menos en esta primera votación.
Para lograr la mayoría, la premier necesita obtener el respaldo de al menos 320 diputados, pero cerca de un centenar de miembros de sus propias filas conservadoras (de un total de 315) se niega a respaldarla, como tampoco prevén hacerlo sus socios en el Gobierno, los unionistas norirlandeses, que cuentan con 10 asientos en la Cámara. Por descontado, también está el rechazo de la mayoría de los laboristas, y del SNP escocés.
No ha ayudado, tampoco, el hecho de que el informe del fiscal general británico revelara lo que ya muchos sospechaban: que el acuerdo de salvaguarda alcanzado para la frontera norirlandesa vincularía de manera indefinida a Reino Unido con la UE, algo que los euroescépticos rechazan de plano. May se había negado una y otra vez a difundir el contenido del informe del fiscal a los parlamentarios, hasta que se vio obligada a hacerlo después de que su Gobierno fuera acusado de desacato por el Parlamento, algo inédito en la historia política reciente del país.
En los últimos días, sin embargo, ha ganado peso la posibilidad de que al final no haya Brexit, una bendición para los partidarios de quedarse en la UE y una humillación para los que respaldan el divorcio. Aunque los analistas apuestan por que finalmente May logrará, de una manera u otra, sacar adelante el tratado de salida, el escenario de un “no Brexit” gana fuelle, y JP Morgan y Nomura ya le otorgan una probabilidad del 40%.
Todo ello se produce tras conocerse el dictamen del abogado general del Tribunal de Justicia de la UE, que sostiene que Reino Unido podría dar marcha atrás unilateralmente y revocar el proceso de divorcio sin necesidad de contar con el respaldo de los Veintisiete. Su decisión no es vinculante, pero es muy probable que el órgano judicial siga esa misma línea argumental cuando dicte sentencia este lunes, apenas un día antes de la votación.
Triunfo del 'Sí': May salva los muebles pero, aun así, la economía sufriría
El respaldo del acuerdo crearía euforia en los mercados, pero el PIB perdería un 3,9% en los próximos 15 años
Salvo un cambio drástico de última hora, todo apunta a que este martes Theresa May no conseguirá los apoyos necesarios para dar luz verde al divorcio de la UE. No obstante, la primera ministra británica dispondría de 21 días para volver a la Cámara con otro plan, y lograr a la desesperada el respaldo de los Comunes en una segunda votación, ante el precipicio de llegar al 29 de marzo sin acuerdo.
Ese es, al menos, el escenario que muchos analistas –entre ellos UBS, Nomura, JP Morgan o Goldman Sachs– esperan que suceda, aunque nadie se atreve a predecir los sobresaltos que podrían ocurrir hasta entonces. Entre ellos, May podría conseguir una extensión del plazo de salida, el Parlamento podría rebelarse contra ella, podría celebrarse un segundo referéndum, o incluso, unas elecciones anticipadas.
Pese a que el acuerdo del Brexit siempre será mucho mejor que una ruptura en seco entre Londres y Bruselas, el propio Gobierno conservador ya ha reconocido que salirse de la UE también supondrá un duro varapalo para la economía a futuro. En el corto plazo, en cambio, la noticia dará una alegría a los mercados.
A pesar de que May no se ha cansado de repetir que el acuerdo “protegerá el empleo y la economía”, las perspectivas de su propio Ejecutivo reconocen que, en el mejor de los casos, el impacto del Brexit en el largo plazo no será neutro, pero sí menos malo que el cataclismo de abandonar la UE sin acuerdo, sin tratados, y sin periodo de transición. Según un estudio divulgado la pasada semana por el Gobierno tory, el divorcio restaría hasta el 3,9% del PIB británico en un plazo de 15 años, en el caso de restringir la entrada de inmigrantes. De mantenerse la puerta abierta a trabajadores extranjeros, el recorte en el crecimiento sería algo menor, del 2,1% en tres lustros.
En el medio plazo, las perspectivas realizadas por el Banco de Inglaterra son algo menos sombrías. Según sus cálculos, en los próximos cinco años, el PIB británico crecerá un 1%, en el caso de que Londres consiguiera mantener unos vínculos económicos fuertes con la UE, mientras que de resultar unas relaciones bilaterales más débiles, la economía británica perdería un 0,75% del PIB de aquí a 2023. La previsión para el mercado de trabajo es neutra, y revela que el desempleo se mantendría en torno al 4%, y la inflación descendería ligeramente y rondaría el 2%.
Más distinto sería el efecto inmediato que esta noticia tendría en los mercados. Si el Parlamento ratifica el acuerdo de salida en primera votación, algo bastante improbable, Barclays adelanta que la Bolsa británica y la libra podrían firmar a la par un rally por la euforia de los inversores.
De darse esta situación, los bancos británicos se llevarían las mayores alzas, después de que los inversores ya han descontado en un 40% la probabilidad de que el acuerdo sea rechazado en un primer momento. Las entidades financieras del país, especialmente Lloyds, se beneficiarían de unos repuntes de entre el 10% y el 15%.
El ladrillo sería el otro gran beneficiado. Barclays calcula que las constructoras británicas, entre ellas Berkeley Group y Crest Nicholson, tendrían un rally de hasta el 10%, ya que el mercado ha descontado entre un 26% y un 35% en su precio un rechazo al acuerdo.
La aprobación del acuerdo este martes no es, a día de hoy, el escenario que barajan la mayoría de expertos. Y no les preocupa tanto el fracaso de la votación como el calibre de ese rechazo. Si fracasa el respaldo al acuerdo por un estrecho margen de diferencia, Barclays cree que la respuesta de los mercados tenderá a ser “silenciosa”, ya que la mayoría de inversores cuenta con que se celebrará una segunda votación que desemboque en un desenlace positivo. Un resultado contrario al acuerdo algo más evidente, tampoco generaría, según Barclays, un shock en los mercados, aunque reconoce que la situación tampoco ayudaría, ya que añadiría más presión a las firmas más expuestas al mercado doméstico. No obstante, una libra más débil podría ayudar al relativo desempeño de las exportaciones británicas.
UBS también cuenta con que finalmente se logre un acuerdo, y cree que con él la economía de Reino Unido podría repuntar en 2019, lo que abriría la puerta a que el Banco de Inglaterra subiera tipos dos veces. Pero mientras persista la incertidumbre, Nomura avisa de que la libra seguirá sufriendo una gran volatilidad y la rentabilidad de los bonos soberanos seguirá al alza. Goldman Sachs apuesta, igualmente, por que haya luz verde, lo que daría margen de maniobra para impulsar la economía británica y subir tipos. Prevé que el PIB repunte hasta el 1,5% en 2019 y un 1,4% en 2020 (dos y una décima más, respectivamente, que en 2018). No obstante, la firma de inversión sostiene que el crecimiento seguiría siendo inferior al de la eurozona hasta 2021.
Gana el 'No': la posibilidad de un gran batacazo se aleja
Un rechazo al pacto podría conducir a la paralización del divorcio más que a una salida a las bravas
Si el martes los Comunes rechazan el texto del divorcio, ello podría dar pie, según ha advertido May, a dos escenarios radicalmente opuestos: un “no deal”, es decir, una salida de la UE sin acuerdo, brusca y sin transición, o un “no Brexit”, lo que supondría que Reino Unido echara el freno y paralizase todo el proceso de salida. El primero generaría un caos en los mercados y, según el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, produciría la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
Se trata, sin embargo, de un escenario bastante poco probable, ya que incluso los más reacios al plan de May evitarían llegar a una situación que muchos califican de suicida. El segundo gana peso y supondría un gran alivio para la mayoría de empresarios e inversores del país. Pese a que la incertidumbre no se erradicaría de golpe, permitiría sentar las bases para la recuperación de la economía y el fortalecimiento de la moneda.
Tanto JP Morgan como Nomura comparten que el escenario más probable (50%) es que el acuerdo de salida se acabe logrando. No obstante, la posibilidad de que el Brexit fracase y no acabe sucediendo se sitúa ya, para estas dos firmas, como el segundo escenario más factible, con una probabilidad del 40%. No obstante, señalan que el mercado todavía no se ha posicionado en este sentido y aún descuenta en el precio la posibilidad de una ruptura sin acuerdo, un cataclismo al que ambas firmas solo conceden un 10% de probabilidad.
“En los tira y afloja del Brexit y del Parlamento, el mercado se fía menos que nosotros, [...] una de las razones por las que la volatilidad es tan alta”, reza un informe de Nomura. La opción del “no Brexit” ha ganado peso en los últimos días por tres factores. Primero, la Justicia europea ha abierto la puerta a que Reino Unido pare el divorcio unilateralmente –un extremo que el tribunal resolverá este lunes–. Segundo, el Parlamento británico se ha impuesto a May y podrá presentar alternativas (no vinculantes) al acuerdo si este es rechazado el martes. Tercero, una encuesta de YouGov (que excluye a Irlanda del Norte) revela que el 46% de los británicos rechaza el acuerdo, frente solo al 23% que lo aprueba, y más de la mitad (49%) de los encuestados cree ahora que el plebiscito de 2016 fue una mala decisión, el porcentaje más alto hasta la fecha. Todo ello podría hacer fracasar el Brexit, de celebrarse un segundo referéndum.
Las advertencias hechas en caso de llegar a un Brexit a las bravas y sin acuerdo han sido numerosas. Según el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés), supondría un duro batacazo para la economía, ya que reduciría hasta un 8% el PIB del país en cinco años. En una previsión a más largo plazo, el Gobierno de May calcula que el desplome sería todavía mayor: un 9,3% en 15 años.
La libra esterlina no tendría mejor suerte. Según el BoE, la divisa se hundiría y podría perder un cuarto de su valor actual. Esta depreciación se sumaría al recorte del 14% que ya acumula la moneda desde la celebración el referéndum en junio de 2016. Una libra más barata ayudaría temporalmente a su sector exterior, pero perjudicaría a las importaciones españolas, así como a las empresas en suelo británico a la hora de repatriar sus beneficios a España.
Respecto al mercado de trabajo, el BoE calcula que el desempleo se dispararía hasta el 7,5% (2,5 puntos porcentuales más respecto al nivel actual). Los hogares perderían gran parte de su poder adquisitivo, ya que la inflación escalaría hasta el 6,5% en 2020. El Banco central inglés podría, asimismo, verse obligado a subir los tipos de interés hasta el 6,5% desde el 0,75% actual, la mayor subida desde 2009.
En caso de darse una ruptura sin acuerdo, muchos sectores se verían expuestos. El agroalimentario sería, según el Banco de Inglaterra, uno de los más perjudicados, debido sobre todo a la fuerte dependencia (18%) de la mano de obra comunitaria. También sufrirían el farmacéutico y el automovilístico, por los estándares regulatorios y de seguridad adicionales impuestos para vender en la UE. El inmobiliario se vería dañado debido a su gran exposición al mercado londinense y al riesgo de deslocalización de muchas sedes fuera de Reino Unido. Tampoco se libraría la banca británica, otro de los sectores particularmente sensibles.
Pese a que Barclays sostiene que el mercado ya ha descontado que la votación del martes no prosperará, ello no significa que dé por hecho un Brexit duro, sino que cuenta con un acuerdo ulterior. Barclays avisa, no obstante, de que el rechazo del texto por una amplia mayoría en una primera votación podría disparar la volatilidad y las pérdidas. Algo que podría ejercer todavía más presión a los parlamentarios para que sellen un pacto en segunda vuelta. El sector inmobiliario, y especialmente Berkeley Group –añade Barclays–, podría perder hasta un 10% en Bolsa, mientras que los bancos británicos podrían dejarse entre un 5% y un 10%.