España, el país con más pensiones de viudedad del mundo
Por cada dos pensiones de jubilación hay una de viudedad u orfandad La OCDE sugiere limitar el tiempo de cobro de esta prestación o hacerla incompatible con determinadas rentas
Son aún necesarias las pensiones de viudedad y orfandad? Este es el título de uno de los capítulos del último informe de la OCDE sobre pensiones en el mundo, publicado hoy, en el que se pone de manifiesto que España es el país con más prestaciones de supervivencia del mundo ya que esta organización reúne a la treintena de países más industrializados. En concreto, por cada cien pensiones de jubilación, hay otras 47 de viudedad, la mayor proporción del mundo desarrollado. O, lo que es lo mismo, por cada dos prestaciones de trabajadores retirados hay casi una de viudedad.
De hecho, el gasto en pensiones de supervivencia (sobre todo viudedad, pero también orfandad) es más del doble en España que en la media de la OCDE, donde su coste es equivalente al 1% del PIB en promedio. En el caso español se eleva al 2,3% del PIB (más de 22.000 millones de euros anuales) y solo es superado por Grecia e Italia, donde sube al 2,6% de su riqueza nacional.
Los datos de la OCDE son de 2014 pero en los últimos años ni el número de beneficiarios ni el gasto se han contenido como para perder estas posiciones en el ranking de la OCDE, si no más bien lo contrario. De hecho, este año el porcentaje de la base reguladora del trabajador fallecido sobre el que se calculan la mayoría de las pensiones de viudedad ha pasado del 52% al 56% y en enero de 2019 subirá al 60%.
Junto a esto, otras causas que explican que España encabece estos ranking en número de beneficiarios y en gasto en pensiones de viudedad es la práctica ausencia de limitaciones en el acceso a esta prestación. De hecho, los últimos cambios legales han ido en dirección contraria extendiendo esta prestación a las parejas de hecho o a los nuevos matrimonios de mismo sexo, en aras de la no discriminación.
Aunque en España se exige que el trabajador fallecido y causante de la prestación de viudedad cumpliera los requisitos mínimos de años cotizados para acceder a una pensión contributiva (15 años) más allá de eso, la única incompatibilidad de las pensiones de viudedad en España se produce en caso de que el beneficiario o beneficiara vuelva a contraer matrimonio. Esta limitación solo está presente en otros cinco países de la OCDE: Canadá, Finlandia, Francia, Noruega y Estados Unidos
Esto difiere de la mayoría del resto de países desarrollados donde hay otro tipo de incompatibilidades de duración de la pensión (en España son vitalicias) o de nivel de rentas del viudo o viuda, entre otros requisitos.
Ante esta circunstancia, la OCDE recomienda a países como España que reformen la pensión de viudedad de forma que establezcan nuevos límites que, por ejemplo, hagan vitalicia esta renta solo en el caso de que el beneficiario esté ya jubilado o que elimine la posibilidad de cobro de esta prestación en el caso de los divorciados que no vuelven a contraer matrimonio.
La OCDE justifica estas recomendaciones con varios argumentos. En primer lugar, indica que la mayoría de los países desarrollados cuenta con instrumentos directamente relacionados con la prevención de la pobreza, como por ejemplo rentas y pensiones mínimas, así como beneficios sociales que incluso incluyen subvenciones a la vivienda. "Aunque en muchos de los Estados el nivel de esos beneficios no es muy alto, no existe ninguna justificación para que las viudas y los viudos tengan mayores garantías y protección social que otros individuos no viudos con problemas similares de ingresos. De hecho, algunos países donde la preocupación por la erradicación de la pobreza es alta, han eliminado este tipo de pensiones", argumenta esta organización internacional.
No obstante, este organismo admite que las pensiones de viudedad "están contribuyendo de forma efectiva a reducir la brecha de género en los beneficiarios de prestaciones en la mayoría de los países". Pero, al tiempo, considera que las pensiones de viudedad, "desicentivan el trabajo, sobre todo entre los más jóvenes". Asimismo, sugieren la necesidad de hacer incompatible esta renta con determinadas situaciones de renta o familiares, en las que el nivel de vida tras el fallecimiento de un cónyuge no se vea tan resentidas.