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Plataformas digitales

El reto de regular el trabajo de los ‘riders’ en la nueva economía digital

Los negocios surgidos con las nuevas plataformas externalizan su fuerza de trabajo y plantean muchas dudas a los juristas En España, el número de personas que tienen esta actividad como principal vía de ingresos es de las más altas de Europa

Un repartidor de Deliveroo
Un repartidor de DeliverooReuters

El boom de los nuevos negocios que han aparecido con las plataformas digitales como Uber, Deliveroo o Glovo ha conseguido transformar la manera de prestar servicios a costa de contratar a trabajadores autónomos o “riders” bajo demanda, cuya regulación laboral escapa al Derecho del Trabajo. En España, el número de personas que tienen este tipo de actividad como principal vía de ingresos es de las más altas de Europa, pero su marco legislativo se encuentra todavía en una zona gris. Sobre los retos que plantean regular un modelo de negocio tan novedoso y cambiante han debatido este martes varios expertos en una jornada organizada por el Instituto de Estudios Laborales de Esade.

El negocio de las plataformas que ponen en contacto a clientes con proveedores de servicios (ya sea de repartidores o de conductores) ha surgido hace apenas unos pocos años, pero su impacto es cada vez mayor. Según ha avanzado el catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Sevilla Miguel Rodríguez-Piñero, este tipo de negocios está llamado a ocupar importantes nichos en el mercado del trabajo y a extenderse a otros sectores de actividad. Su peso en la economía española ya es significativo. Tal y como ha apuntado la doctora en Derecho del Trabajo de la Universidad de León, Henar Álvarez, en España hay casi dos millones de personas que trabajan en la llamada economía de plataformas o gig economy, de las cuales más de 8.000 lo hacen para Glovo, y más de 2.000 para Deliveroo.

A diferencia de países como Estados Unidos, donde este tipo de actividad constituye para el trabajador una segunda ocupación que le aporta ingresos suplementarios, lo preocupante, según Rodríguez-Piñero, es que en España, la mayoría de personas que se dedican a ello lo tienen "como primer y único ingreso". España es, de hecho, "el principal país de la UE" donde la mayoría de personas que trabajan en estas plataformas lo hacen porque "no tienen otra mejor opción laboral”, ha detallado Álvarez. De las casi dos millones de personas dedicadas a esta actividad en nuestro país, "más de 700.000 la tienen como su empleo principal", ha destacado la experta.  

Sin embargo, su regulación se encuentra "en una zona gris entre laboralidad y no laboralidad", en la que ni siquiera los tribunales se ponen de acuerdo. Hace unos meses, un tribunal de Valencia dio la razón a un repartidor de la compañía de entrega de comida a domicilio Deliveroo, al considerar que trabajaba como falso autónomo. Una línea en la que también se ha posicionado Inspección de Trabajo. Por otro lado, otra sentencia de un tribunal de Madrid avaló la relación por cuenta propia entre un trabajador y la empresa de repartos Glovo. 

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"Ni la legislación actual ni la jurisprudencia típica del modelo de trabajo tradicional dan respuesta a una nueva forma de organizar el trabajo", ha reconocido la socia de Derecho Laboral del despacho Garrigues, Misi Borràs. Incluso en el seno de la UE, ha proseguido, al legislador "le cuesta mojarse" y "no se atreve que decir qué estatuto debe tener el trabajador de estas plataformas". 

Para esta abogada, el gran debate que se plantea es conseguir que los avances tecnológicos y los cambios de paradigma en el mercado laboral no traigan consigo retrocesos en los derechos de los trabajadores. "Más tecnología no tiene que llevarnos a más precariedad", ha insistido. Un dilema que también comparte Rodríguez-Piñero: "La pregunta es cómo conseguimos desprecarizar actividades de pequeña dimensión y gran rotación. Es muy difícil encontrar soluciones jurídicas".

Para ello, Borràs cree que una respuesta podría ser crear figuras intermedias entre el empleado clásico y el autónomo, como ya se hizo en 1994. "Se creó una regulación especial para los pizzeros con un contrato a tiempo parcial de menos de ocho horas a la semana y una tarifa fija a la Seguridad Social", ha puesto como ejemplo. Pero ha descartado que la respuesta sea convertir a todos los trabajadores en empleados por cuenta ajena: "Si estas plataformas tuvieran que dar de alta a todos los trabajadores en una situación con muchísima demanda, como puede ser un día de partido de fútbol, el negocio no funcionaría", ha señalado.

Rodríguez-Piñero tampoco cree que convertir a todos los trabajadores en asalariados sea una respuesta válida y adecuada, debido a que "las plataformas son muy variadas y no es posible dar una respuesta igual para todas". No obstante, ha reconocido que pese a tratarse de "trabajadores materialmente autónomos", se encuentran en una situación de precariedad y de "hiperdependencia", por lo que también ha abogado por crear modelos laborales "más flexibles". 

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