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Alicia García: “El retraso del BCE en subir tipos es oro para las Bolsas”

Europa, con más intereses en EE UU, puede decantar la balanza en la guerra comercial Ve cada vez más improbable el acuerdo entre Washington y Pekín

Alicia García Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en Natixis
Alicia García Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en NatixisPablo Monge
Gema Escribano

Desde que en febrero se iniciaran los primeros aranceles la guerra comercial ha vivido diferentes etapas. Las posturas entre EE UU y China, las dos potencias llamadas a dominar la élite económica, están cada vez más lejos. Esta situación es vista por Alicia García Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis, como la oportunidad para hacer valer a Europa su papel de eje que equilibra la balanza. El paso de esta experta por el Banco de España, el BCE y el FMI le llevan a reafirmar la desconfianza que existe dentro de la zona euro, una región que ve anclada en las instituciones.

R. La tensión entre EE UU y China va en aumento. ¿Ve posible un acuerdo?
R. El acuerdo es cada vez más improbable. Existe una falta de interés por negociar. En el hipotético caso de que lo hubiera no sería sostenible a largo plazo. Un acuerdo se produce cuando consideras que hay espacio para dos, pero en verdad lo que pretende Donald Trump es parar el ascenso tecnológico de China y de manera adyacente frenar el déficit. Es decir, se trata de un conflicto estratégico.
R. ¿Qué papel juega Europa en este conflicto? ¿Por qué se ha visto también salpicada por la guerra arancelaria?
R. EE UU impone sanciones a Europa por una cuestión de que no se note demasiado que su objetivo es la alta tecnología china. Además considera que Europa no tiene capacidad de reacción. Sin embargo, aunque los que pelean por la hegemonía son las dos grandes potencias, el que el mueve el eje para favorecer a una u otra es Europa y aquí el Viejo Continente tiene dos escenarios: sustituir a China en las importaciones estadounidenses o reemplazar a EE UU en las compras del gigante asiático.
R. ¿Qué es lo que más favorece a Europa?
R. Nosotros somos un exportador neto a EE UU por lo que mantenerse neutrales es muy complicado. Si no nos quedara más remedio, nuestro lado es EE UU y no por la alianza transatlántica sino porque ganamos más de venderle a él que de hacerlo a China. Por tanto, si finalmente nos decantamos por el otro bando podríamos pedir una contraprestación al gigante asiático para ganar más. Entre las cosas que podríamos reclamar a China está una apertura bilateral. Aquí las empresas que prestan servicios relacionados con la salud, el sector farmacéutico o el sector retail podrían verse beneficiadas.
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R. ¿Es Europa consciente de este poder?
R. No. Europa sigue anclada en las instituciones y está pasando por alto las adquisiciones llevadas a cabo por China. En 2017 en 63% de las compras efectuadas por inversores chinos se correspondió a tecnología industrial, fundamentalmente empresas alemanas de gestión familiar. Por eso veo la guerra comercial como una cuestión estratégica y no táctica como otros piensan.
R. ¿Cómo valora el retraso en la normalización de la política monetaria del BCE?
R. Mientras muchos señalan a Italia como la razón que explica el retraso de la retirada de estímulos, creo que se debe más bien a la evolución de la economía de la zona euro en su conjunto. La sorpresa positiva del año pasado fue muy puntual. Incluso sin Italia hay dudas de si Europa está preparada para salir del programa de compras de deuda. A esto se añade que la Fed mantuvo los estímulos casi con pleno en empleo y creciendo a tasas elevadas.
R. ¿Qué impacto tiene en los mercados emergentes la retirada la aceleración de la subida de tipos en EE UU?
R. Hay que diferenciar por regiones. Los países de Asia han aprovechado los últimos años para sanear su cuenta corriente, especialmente India e Indonesia. A esto se suma la recuperación de las materias primas y el hecho de que las deuda de las empresas, a excepción de China, es muy reducida. Distinta suerte corre Latinoamérica, que se ha acostumbrado a vivir en la burbuja de liquidez de la Fed. España con intereses en la región ha sido muy ingenua y ha pasado por alto la delicada situación de estos países en donde la deuda pública no ha parado de aumentar y la privada es ingente. Por último, está Oriente Medio muy dependiente del dólar y del petróleo. Mientras el crudo se mantenga estable y próximo a 80 dólares por barril podrán hacer frente a su deuda, si no, no.
R. ¿Ve la crisis política en Alemania o Italia como una amenaza? ¿Podrá Italia poner en entredicho al euro?
R. Uno de los principales riesgos a corto plazo es precisamente que Italia pida algo y que nadie le escuche hasta que no quede otra que solicitar ayuda. El problema no es que Italia quiera salir del euro, que ha confirmado que no, sino que nadie esté dispuesto a negociar en un contexto de desconfianza muy grande. Además, Alemania, que es el referente, tiene sus propios problemas. A solo cinco meses de que se formara Gobierno existe la posibilidad de que Angela Merkel abandone el Ejecutivo.
R. En este contexto de inestabilidad, ¿existe valor en la Bolsa? ¿Dónde?
R. La renta variable de EE UU está muy cara. Si lo miras desde el punto de vista de beneficios no hay lugar para esas valoraciones. En Europa, por contra, todo lo que sea retrasos del BCE es oro para las Bolsas, las cuáles también se ven beneficiadas por el trasvase de flujos desde EE UU. Empresas de semiconductores y firmas como Alstom y Siemens pueden ganar con la guerra comercial.

Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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