El BCE inicia la retirada de estímulos y avisa de que podría subir tipos a partir del verano de 2019
Reducirá en septiembre las compras de deuda de 30.000 a 15.000 millones; acabarán a final de año Draghi descarta que la crisis italiana suponga una amenaza para el euro: "Ha sido un episodio local"
El BCE ha dado además una primera indicación sobre cuándo llegaría la subida de tipos. Ha señalado que seguirán en los niveles actuales al menos hasta el verano de 2019, o el tiempo que considere necesario para alcanzar los objetivos de inflación y estabilidad de precios. El alza de tipos de interés, en el 0% desde marzo de 2016, podría llegar por tanto a partir de septiembre del próximo año, si bien Mario Draghi ha evitado dar cualquier pisa del momento para esa primera subida. La institución ha reiterado además que continuará con la reinversión de los vencimientos de deuda por un tiempo prolongado una vez hayan finalizado las compras netas de deuda, sin que en la reunión de hoy se haya debatido sobre el futuro de las reinversiones, según ha explicado Draghi.
El BCE sorprendió al comenzar a poner fechas a su repliegue de estímulos, que en todo caso está en línea con lo que esperan los expertos. Pero en ningún caso lanzó el mensaje de acelerar la subida de tipos. De hecho, Mario Draghi recordó que la política monetaria va a seguir siendo acomodaticia, con los tipos al cero, la extensión de las compras de deuda a diciembre y la reinversión de los vencimientos.
El presidente del BCE ha explicado en rueda de prensa que la institución considera que se dan las condiciones para confiar en que la inflación se acerca al objetivo cercano al 2%, de manera sostenida y generalizada en la zona euro. En mayo registró el 1,9% interanual, con una subyacente del 1,3%. Draghi también reconoce que los últimos indicadores económicos son más débiles, después de que la zona euro alcanzara el pico de crecimiento tras la crisis el pasado año, y considera que aun así muestran una economía robusta, con ímpetu en las exportaciones. "Un crecimiento del 0,4% es aún un crecimiento elevado", ha señalado Draghi.
Aun así, el BCE ha reducido a la baja su estimación de alza del PIB en 2018 respecto a sus previsiones de marzo y ahora espera el 2,1% este año (frente al 2,4% de hace tres meses), el 1,9% en 2019, que permanece sin cambios, y el 1,7% en 2020. Las estimaciones de inflación se han revisado al alza respecto a marzo, con una previsión del 1,7% para este año y 2019 (frente al 1,4% de marzo para ambos años) y también para 2020. Tales estimaciones no incluyen el efecto de los aranceles anunciados por EE UU a los productos europeos, que Draghi cree tendrán un efecto limitado por lo conocido hasta ahora.
Draghi ha explicado que las decisiones tomadas hoy han sido por unanimidad y que hay plena sintonía en el BCE en que hay que seguir siendo "pacientes, prudentes y persistentes" hasta lograr la convergencia en la estabilidad de precios en la zona euro, que debe ser sostenible y no un fenómeno puntual.
Al BCE no le ha temblado el pulso a la hora de anunciar cómo será el repliegue de los estímulos monetarios, a pesar de los recientes acontecimientos que invitaban a pensar en un aplazamiento a la reunión de julio. Draghi ha reconocido que las incertidumbre son evidentes pero ha insistido en que la situación de fondo de la economía de la zona euro no ha cambiado. De hecho, el BCE ha afrontado su reunión de hoy bajo la resaca de la reciente crisis política en Italia, que hizo por momentos temer por el compromiso de la tercera mayor economía de la zona euro con la divisa comunitaria, y con la inquietud por la tensión comercial y la amenaza proteccionista de EE UU y los indicadores que muestran un crecimiento económico en la zona euro más débil.
Con su decisión, Draghi manda además un mensaje a Italia, que se encontrará a un BCE en retirada en caso de que la política del nuevo gobierno y una posible indisciplina fiscal ante las exigencias de Bruselas puedan volver a tensar su coste de financiación como se vio en jornadas pasadas.
Italia, un episodio local
El presidente del BCE ha querido marcar las distancias de los sucedido a finales de mayo en Italia, cuando la incertidumbre política provocó un fuerte repunte de su prima de riesgo, y la crisis del euro de 2012. Para Draghi, lo sucedido ha sido "un episodio local" que no ha tenido contagio al resto de la zona euro ni ha puesto en peligro a la divisa. En 2012, el problema era generalizado para un grupo de países y no existían los mecanismos de prevención y rescate del momento actual.
El presidente del BCE ha querido además negar cualquier sospecha de haber castigado a Italia en mayo con menores compras de deuda. Adquirió en ese mes 3.600 millones de euros, más que los 3.400 millones de marzo, la misma cantidad que en enero.
Draghi ha aprovechado además para lanzar un claro mensaje en defensa del euro. Ha señalado que la divisa europea es hoy día "irreversible, fuerte, cuenta con el apoyo de la población", además de que "sus beneficios están fuera de toda discusión". Para Draghi, cuestionar la idea de la irreversibilidad del euro "solo causa daños".
Los expertos esperaban hoy una pista sobre el final de las compras de deuda aunque no su anuncio oficial definitivo. La previsión más extendida es que las compras de deuda se prolongarían a diciembre, reduciéndose de forma gradual desde septiembre, con el fin de poder subir los tipos de interés en la segunda mitad de 2019, en línea con lo que ha anunciado hoy el BCE. Draghi ha matizado en todo caso que no se ha debatido hoy cuándo llegaría la subida de tipos. La única referencia es pasado el verano de 2019.