_
_
_
_

En búsqueda de la sabiduría (1)

[24] Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada.[25] Enseguida el rey dijo: Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.[26] Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! Dad a esta el niño vivo, y no lo matéis. Pero la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.[27] Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquella el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.[28] Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.

«Juicio de Salomón» Antiguo Testamento (Libro de los Reyes 1- Capítulo 3, versículos 24-28)

«Ihre Liebe schlägt mir entgegen» (Escena final) de la ópera «Capriccio» ("Una pieza conversacional para música") de Richard Strauss

Renée Fleming (Condesa Magdalene)Rainer Trost (Flamand)Gerald Finley (Olivier) Dietrich Henschel (Conde)Franz Hawlata (La Roche)Orchestre de l'Opéra National de Paris Ulf Schirmer (director)Robert Carsen (director de escena)Opera de Paris - Palais Garnier (2004).

La Biblia, en capitulo tercero del Primer Libro de los Reyes, nos narra como un día, Dios se le apareció en un sueño a Salomón y le ofreció darle lo que quisiera. El joven rey más que riquezas o la victoria sobre sus enemigos, solo le pidió sabiduría y conocimiento para juzgar con justicia. A Jehová le agradó tanto su petición, que no solo se la concedió sino que además, le aseguró que, si se mantenía obediente, tendría también riquezas, gloria y una larga vida. La sabiduría (interpretado como un correcta visión de la REALIDAD), como germen de todo lo demás.

El famoso Juicio de Salomón (versículos 16 al 28 de dicho capítulo y del que aquí reproducimos los cinco versículos finales) es una muestra, sobradamente conocida, del grado de sabiduría alcanzado por Salomón al resolver de manera inteligente una disputa entre dos mujeres sobre la maternidad de un recién nacido.

No obstante, para mí el meollo de la cuestión expuesta en este veredicto por Salomón a las madres es el concepto de que algo vivo no pude ser troceado sin que ello altere profundamente su organismo. Trocear al niño (partirlo en dos) parece ecuánime, pero lleva aparejado la muerte del mismo. Trocear la realidad, por muy hábil que ello pueda parecernos para analizarla, al final nos lleva a la muerte de la misma y a su adulteración interesada.

En este sentido, me gusta siempre resaltar como la frase de la falsa madre «Ni a mí ni a ti; partidlo» (tanta veces oída como si ello fuera una solución ideal) es, en el fondo, un intento interesado de adulterar la realidad para adaptarla a los intereses de quien la pronuncia. Y todos acabamos sabiendo que estos intereses están mas cerca de la mentira y, por lo tanto muy lejos de la sabiduría, ya que detrás de ello no hay más que el intento de hacerse pasar como madre cuando se sabe a, ciencia cierta, de que no se es. No le interesa la REALIDAD, solo aparentar ser la madre. Si la REALIDAD (el niño) muere, como consecuencia de haberles dado la razón, es secundario.

Algo parecido parece plantearse en la ópera «Capriccio» de Richard Strauss.

«Capriccio» está basada en el libreto que escribiera Giovanni Battista (1724 – 1803) para la ópera de Salieri «Prima la musica, poi le parole» (primero la música luego las palabras) y se estrenó en el Teatro Nacional de Múnich el 28 de octubre de 1942, en plena II guerra mundial. El libreto de la ópera «Capriccio» de Richard Strauss lo escribió el director de orquesta Clemens Krauss, pero la idea se la dio al compositor años atrás el escritor Stefan Zweig.

La relación entre Zweig y Strauss comenzó en 1929, nada más morir el libretista habitual del segundo, Hugo von Hofmannsthal. Inicialmente todo pareció que este iba a marcar el final de la obra operística de Richard Strauss. Sin embargo, en 1931, Strauss conoció al entonces famoso escritor Stefan Zweig, quien le sugirió el texto del escritor inglés Ben Johnson, contemporáneo de Shakespeare, «The silent woman», como posible libreto para una nueva ópera bufa, y la primera de lo parecía iba ser una larga colaboración.

El compositor aceptó y la obra tardó cuatro años en estar lista. Mientras tanto Hitler había llegado al poder en 1933. No obstante, la ópera logró ser se estrenada (los jerarcas nazis dejan la decisión final en manos de Hitler, quien excepcionalmente lo tolera) en el teatro de la Ópera de Dresde en junio de 1935, bajo la dirección de Karl Böhm. Aun así, la ópera fue suspendida después de sólo cuatro representaciones por orden del gobierno de Hitler.

«La mujer silenciosa» suponía un desafío al régimen en el corazón mismo de su ideología ya que en ella colaboran de igual a igual el más célebre compositor “ario” y un detestado autor judío. A Zweig le incomoda pasar por judío privilegiado por el régimen. Strauss le propone una solución de compromiso: que Zweig escriba para él en secreto. Esta es una propuesta que incómoda enormemente a Zweig y se opone a aparecer con seudónimo en sus colaboraciones con Strauss. En su lugar, Zweig rechaza "amigablemente" todas las propuestas de Strauss proponiéndole otros libretistas más "arios" para sus óperas.

La relación de Richard Strauss con el gobierno nacionalsocialista fue en cierto modo acomodaticio, pero nunca simpatizó con su ideología, ni compartió sus creencias antisemitas. La Gestapo interceptó la correspondencia entre Strauss y Zweig, en la que el músico le había escrito abiertamente acerca de sus puntos de vista críticos con el régimen nazi y su papel en él, y a consecuencia de esto fue destituido de su cargo de presidente de la Cámara de Música del III Reich, menos de dos años después de su nombramiento. No obstante, compuso el «Himno Olímpico» de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 estrenado bajo la dirección del propio compositor.

El final de Zweig es sobradamente conocido. Zweig huyó a Brasil en 1936 (dos antes de la anexión de Austria al III Reich) y se suicidó en 1942 tras ver a Europa "destruirse a sí misma" y la expansión del nacionalsocialismo. Casi ocho meses antes del estreno de ésta ópera, el 22 de febrero de 1942, el escritor ingirió un veneno letal con su mujer, Lotte, en la ciudad de Petrópolis, a 66 kilómetros de Río de Janeiro. «Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra» escribió en la carta de despedida.

La posición aparentemente "intransigente" de Zweig sobre la más "colaborativa" de Strauss muestra también una forma de enfrentarse a la adulteración de la REALIDAD que actualmente también esta en debate.

Desconocemos como hubiera sido la ópera «Capriccio» si Zweig hubiera escrito su libreto pero el tema que propuso es un tema recurrente y lejos de ser una observación técnica sobre un espectáculo o género (en éste caso la ópera que pasa por ser un género arcaico y en desuso) es de total actualidad en un mundo cada vez más especializado y tendente a minusvalorar todo aquello que se aleje de lo aparentemente práctico.

Argumento de «Capriccio»La acción de la obra se sitúa en un castillo cerca de París, hacia el año 1775. El año y el lugar no están elegido al azar ya que fue en París y en el año 1775 cuando el compositor Gluck comenzó su reforma de la ópera.

Se celebra el cumpleaños de la condesa Madeleine. En la fiesta se encuentran el músico Flamand (representaría a la música) y el poeta Olivier (representaría a la poesía). Cuando se quedan a solas con la condesa tanto Olivier como Flamand les declara su amor. Pero no están solos. Con ellos se encuentra también un empresario, La Roche, que evidentemente considera que lo más importante en la ópera es el espectáculo y la grandiosidad de la puesta en escena. La condesa se debate en la duda de no saber a cuál de los dos enamorados elegir, ya que se siente atraída por ambos y por el arte de los dos. Su hermano, el conde, prefiere la poesía aunque, bien mirado, lo prefiere es la famosa actriz Clairon, que aparece también en el litigio dando su opinión..

La obra debe verse como una ópera dentro de una ópera. El arte dentro del arte. Con el objetivo final de dilucidar ¿Qué es realmente la ópera, música o teatro? ¿Qué debe estar por encima, las palabas o la música? La condesa Madeleine, una apasionada del arte, simbolizará a la ópera (o el público) y durante toda la obra será incapaz de decidirse entre la música y la poesía.

Aunque la ópera termina con una incógnita ya que la condesa se siente incapaz de decidirse entre el poeta y el compositor, o lo que es lo mismo, entre la música y la poesía, lo que parece claro (de ahí el monólogo de La Roche) es que la ópera es una disciplina aglutinadora. Esta escena final en donde el mayordomo le ofrece a la condesa una partitura y el texto de la romanza y ella se da la vuelta y se aleja nos dice que no podemos elegir. No podemos trocear la ópera (la REALIDAD) ya que ello llevaría aparejada la muerte del espectáculo. Es el resumen de unas partes que juntas son mucho más que la mera agregación por separado. La realidad completa no la posee ninguna disciplina humana. La realidad es poliédrica.

Buena parte de la confusión generalizada actual viene dada por la labor de economistas y periodistas que madres desnaturalizadas, como la del Juicio de Salomón, únicamente están interesados en que se les de la razón sobre su visión parcial de la REALIDAD. Enfocan la situación del mercado laboral solo viéndola a través de la tasa de paro (sin tener en cuenta la fuerte caída de la tasa de actividad) o la salud de la economía a través del crecimiento del PIB (sin tener en cuenta el ingente aumento del endeudamiento que ello ha llevado aparejado). Aparentar que su modelo funciona resulta más importante que la construcción de algo que sea sostenible para todos. Si ello prolonga el sufrimiento de todos, es secundario con tal de saberse "ganadores" en la contienda.

Salomón lo tendría claro.

[09] Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿Quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?[10] Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.[11] Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,[12] he aquí, he hecho conforme a tus palabras. He aquí que te he dado un corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.

Antiguo Testamento (Libro de los Reyes 1- Capítulo 3, versículos 09-12)

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_