Italia trastoca el proyecto europeo de Macron pero no lo desbarata
El Eurogrupo avanza en la reforma de la zona euro a pesar de la incertidumbre en Roma. Dilema para 5 Estrellas y Lega: sumarse al acuerdo... o descolgarse de Europa
Roma, de momento, emite señales equívocas o contradictorias. Por un lado, la retórica de las dos formaciones del Gobierno italiano, en particular la de Lega, apunta a Europa como la encarnación de todos los males de Italia, desde el estancamiento económico a la avalancha de refugiados y emigrantes.
Por otro, el acuerdo de Gobierno suscrito por Luigi di Maio (5S) y Matteo Salvini (Lega) promete el respeto a las normas europeas, aunque con intención de cambiar algunas de ellas. Y el primer ministro designado, el jurista Giuseppe Conte, ha colocado la agenda europea entre las prioridades de su futuro gobierno con mención expresa a "los presupuestos de la UE [2021-2027], la reforma del derecho de asilo y la consecución de la unión bancaria".
La primera prueba del encaje de Roma en el puzle europeo llegará en la cumbre europea de junio, donde Berlín y París esperan impulsar una reforma de la zona euro. Y todo indica que Italia puede complicar ese proyecto, pero difícilmente podría desbaratarlo.
El gobierno de Macron ya ha lanzado un aviso a los futuros gobernantes italianos. El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, les ha recordado su dependencia de Europa y la necesidad de respetar las reglas de déficit y deuda "para no poner en peligro la estabilidad de toda la zona euro".
La advertencia de París indica que Macron no se va a resignar a que un gobierno italiano, que podría caer en cuestión de meses, frustre sus intenciones de ponerse al frente de Europa. Y en Bruselas se da por supuesto que el francés seguirá adelante con las reformas de la zona euro si logra un mínimo consenso con el gobierno de Angela Merkel.
París y Berlín ultiman ya una propuesta sobre el fortalecimiento de la zona euro, que elevarán al resto de socios europeos en la cumbre de junio. El objetivo es completar la unión bancaria, dotando al Fondo de Resolución bancaria de un respaldo financiero potente (a través del MEDE o Mecanismo europeo de Estabilidad) y lanzar el proyecto de creación de un fondo europeo de garantía de depósitos bancarios. La cumbre también espera sentar las bases de una "capacidad fiscal" para la zona euro, en forma de fondo anticrisis, que sirva de embrión para un futuro presupuesto común.
Si el acuerdo franco-alemán cuaja, como parece previsible, el dilema sobre el futuro de Europa se trasladará a Roma porque Macron insiste en que los avances en materia fiscal (armonización impuesto sociedades), unión bancaria o defensa no pueden a esperar a un acuerdo unánime de todos los socios.
París confía en una alianza con Alemania, da por descontado el respaldo de España y espera contar con el apoyo de Benelux, a pesar de las reticencias de Holanda. Un bloque potente (los seis países representan el 71% del PIB de la zona euro) con capacidad para arrastrar o dejar descolgado a cualquiera.
El ministro español de Economía, Román Escolano, se postulaba este mismo jueves como referencia de contraste frente a Italia. "La confianza de la UE en España es plena. Se ve a España como un ancla de establidlidad reforzada tras la aprobación del Presupuesto [para 2018]", señaló Escolano a su llegada a Bruselas para asistir a la reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro).
La incertidumbre sobre Italia pesaba sobre el Eurogrupo pero la reunión de este jueves, sin presencia del futuro ministro italiano (todavía por designar), obvió la amenaza de Roma y se centró en los avances para la reforma de la zona euro.
Fuentes del Eurogrupo aseguraban que "el plazo de la cumbre de junio se acerca y la negociación está entrando ya en los detalles". Cuando Roma forme Gobierno y designe ministro de Finanzas (se habla del euroescéptico y octogenario Paolo Savona), el tren de la reforma ya habrá partido y estará cogiendo velocidad.
Italia se verá entonces en la tesitura de sumase al proyecto franco-alemán o quedarse atrás por primera vez en Europa, tras haber sido país fundador (el primer Tratado se firmó en Roma), de la zona euro y de los acuerdos de supresión de fronteras (Schengen).
Desde el nacimiento del euro, la economía de Italia ha crecido una media anual del 0%
Roma ya estuvo a punto de perder el paso a finales del siglo pasado, cuando el entonces primer ministro, Romano Prodi, sugirió a España que ambos países se mantuviesen al margen de la Unión monetaria para sumarse después. El gobierno de José María Aznar rechazó tajantemente la idea y Roma tuvo que acelerar los ajustes para estrenar el euro al mismo tiempo que España y el resto de países fundadores (en 1999).
Desde entonces, los dos países han seguido una trayectoria muy dispar. La economía italiana se estancó desde el nacimiento de la moneda única. Entre 1999 y 2016, la economía española ha crecido una media anual del 1,08%, mientras la italiana se quedaba en 0%, según datos recogidos por el instituto de estudios Bruegel.
El profesor Francesco Papadia, colaborador de Bruegel, asegura que el euro no ha provocado el estancamiento italiano. Pero buena parte de la opinión pública italiana achaca su declive económico a una moneda que a veces se interpreta como una mera reencarnación del marco alemán. Y la preocupante trayectoria económica del pais alimenta esa teoría.
Entre 1961 y 1998, según los datos de Bruegel, la media de crecimiento anual per cápita de Italia superó la de Francia y Alemania. A partir del estreno del euro, se quedó por debajo de ambos países. Y a partir de la crisis de la zona euro, la media italiana caía (con mayor fuerza incluso que España) mientras que la de Francia crecía y la de Alemania se disparaba.