Bruselas impone por primera vez límite al CO2 de los camiones
La CE plantea una rebaja del 15% de las emisiones en 2025 y del 30% en 2030 Los fabricantes alertan sobre el impacto de la medida
Por primera vez en la historia de la lucha contra el cambio climático en Europa, la Comisión Europea tiene previsto aprobar este miércoles una normativa para limitar las emisiones de CO2 en los camiones. El proyecto legislativo, impulsado por el vicepresidente de la CE, Maros Sefcovic, y el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, incluye una reducción del 15% en las emisiones de los grandes camiones en 2025 en relación con el nivel de 2019 y del doble, 30%, solo cinco años después, en 2030.
En un primer momento, la norma solo se aplicará a los camiones de gran tonelaje utilizados para el transporte en carretera, según el borrador al que ha tenido acceso CincoDías. Pero la CE ya plantea una revisión en 2022 con vistas a extender las limitaciones a todo tipo de camiones y autobuses. La norma podría acelerar la transición hacia vehículos eléctricos, sobre todo, en transporte urbano de pasajeros, dependiente de concesiones administrativas que cada vez favorecen más esa alternativa.
La patronal europea de fabricantes de automóviles (ACEA, según sus siglas en inglés) acepta la imposición de objetivos de reducción, pero alerta sobre el riesgo de extrapolar a los camiones la regulación del CO2 aplicada a los turismos desde 2012 y que se quiere endurecer a partir de 2020. La misma inquietud cunde en la patronal de proveedores de la automoción (CLEPA).
"La fijación de objetivos es un reto importante y el sector dispondrá de muy poco tiempo para adaptarse porque los datos de emisiones de 2019 tardarán en conocerse y el primer plazo para cumplir es 2025", lamentan fuentes del sector.
El sector pide a la CE un trato diferenciado porque "los camiones no son coches grandes"
En enero de 2019, se empezará a aplicar el Reglamento comunitario, ya aprobado, de medición de emisiones de CO2 en los vehículos pesados. Y será en base a esos datos sobre los que se calcularán los objetivos de reducción prescritos por la nueva norma.
El sector acusa a Bruselas de actuar precipitadamente y de fijar metas sin disponer de datos fiables sobre el nivel de emisiones.
"Los camiones no son coches grandes", señalaba la semana pasada el secretario general de ACEA, Erik Jonnaert, en un comunicado. "Al diseñar los objetivos de CO2 para vehículos pesados", añade Jonnaert, "los políticos no pueden caer en la trampa de repetir el planteamiento utilizado para los coches de pasajeros".
La Comisión Europea, sin embargo, asegura que los objetivos previstos para los camiones se han calculado de manera rigurosa y redundarán en beneficio no solo del medioambiente sino también de los transportistas y de los consumidores.
Bruselas calcula que la propuesta permitirá evitar hasta 54 millones de toneladas de emisiones de CO2 entre 2020 y 2030. Y la CE asegura que, además de ayudar a que todos los países de la UE cumplan los objetivos de reducción pactadas en el Protocolo de París, la nueva norma contribuirá a un gran ahorro de combustible.
Las estimaciones que maneja la Comisión apuntan a un incremento del 60% de la demanda del transporte y por carretera y del combustible consumido por ese sector entre 2010 y 2050. La fijación de objetivos de reducción de emisión, según Bruselas, alentará a los fabricantes a mejorar la eficiencia energética de sus vehículos.
"Con la nueva norma, las compañías de transporte podrían llegar a ahorrar más de 25.000 euros en cinco años, dado que bajará el consumo de combustible de los camiones", señalan fuentes comunitarias. El combustible supone el 30% del coste del transporte por carretera.
Diseño y ruedas
La CE ha aceptado algunas de las sugerencias planteadas por el sector durante las últimas semanas, en las que las patronales han realizado una intensa labor de lobby en el organismo comunitario. La norma se aplicará de manera gradual, con impacto en los vehículos más pesados. Se ofrecerá a los fabricantes un sistema de créditos para permitir cumplir los objetivos compensando el exceso de emisiones en ciertas categorías con una reducción mayor en otras. Y el cálculo de emisiones se realizará en relación con la carga del vehículo y no por kilómetro, como ocurre en los turismos.
Aun así, Bruselas calcula que la norma afectará a los camiones que suponen el 70% de las emisiones de CO2 de los vehículos pesados. Y no descarta ampliarlo en 2022. "La revisión de la norma dentro de cuatro años será clave para su aplicación", reconocen en el sector, no sin cierta inquietud.
Los fabricantes temen que resulte difícil adaptar una producción que no está tan estandarizada como la de los coches. "La mayoría de los camiones se fabrican a la medida de las necesidades del cliente" recuerda ACEA. "Hay, literalmente, miles de formas y tamaños diferentes". Y cada una de ellas supone un nivel de emisiones distinto, por lo que la medición y el cumplimiento de los objetivos podrían resultar más enrevesados que en una flota estandarizada de vehículos.
Bruselas reconoce esa peculiariedad de la fabricación de camiones, pero también tiene previsto aprobar este miércoles una propuesta para mejorar el rendimiento aerodinámico en el diseño de los vehículos. "Eso tendrá un impacto directo en el nivel de emisiones", asegura la CE.
Y este mismo miércoles la CE también revisará las normas de etiquetado de las ruedas, con el objetivo mejorar su contribución a la eficiencia energética. "Las ruedas pueden suponer hasta el 10% del consumo de combustible de los vehículos", señalan en la CE.
Bruselas se muestra convencida de que todas estas propuestas ayudarán a impulsar el desarrollo tecnológico del sector europeo de automoción y contribuirán a mantener su liderazgo mundial e, incluso, a crear más de 25.000 puestos de trabajo en 2025.
Los fabricantes no se muestran tan esperanzados. Reconocen que el transporte por carretera es el origen del 20% de las emisiones de CO2 en Europa. Pero recuerdan que los vehículos pesados solo suponen el 5% de esas emisiones mientras que transportan el 75% de la carga. La Comisión, según Jonnaert, no debería olvidar que "a diferencia de los coches, los camiones no son un bien de consumo, sino una herramienta de trabajo tanto para grandes empresas como para las pequeñas".