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Tribuna
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¿Es un problema la sobrecualificación?

Los títulos superiores protegen a los trabajadores del desempleo, pero no de la precariedad laboral

Pixabay

En nuestro país, el número de personas ocupadas con titulación superior ha crecido espectacularmente entre finales de 2014 y 2017. En concreto, el aumento ha sido de cerca de 700.000 personas, que representan un crecimiento del 9,2% frente al 7,3% de los ocupados sin niveles de formación superior, según la Encuesta de Población Activa (EPA).Además, llama poderosamente la atención que del total de los puestos creados en 2017, tres de cada cuatro, fueron ocupados por personas con niveles de formación superior y solo uno por personas con niveles de formación inferiores.

Es evidente que el modelo económico español no genera unos niveles tan elevados de puestos de trabajo para titulados superiores, sino más bien todo lo contrario: lo que refleja es una sobrecualificación excesiva, es decir, la formación del trabajador supera objetivamente a la requerida por el puesto de trabajo.Por ello, en el caso de las personas con niveles de formación superior su tasa de empleo, es decir, proporción de la población con empleo (72,7%) es mucho mayor que la población sin estudios superiores (39,5%).

¿Cómo explicar todos estos hechos?Para ello es conveniente analizar la tesis de Michael Spence, premio Nobel de Economía, (junto Stiglitz et Akerlof, en 2001), por haber demostrado que la formación inicial representa una “señal de advertencia” para los empresarios. A dicha tesis se le conoce como teoría de la señalización del mercado de trabajo y se refiere a que los potenciales empleados envían una señal referente a su nivel de habilidad a los empleadores mediante la adquisición de determinados niveles educativos. El valor informativo de la credencial viene del hecho de que el empleador asume que existe una correlación positiva entre el nivel educativo y las mayores habilidades para el desempeño de un puesto de trabajo.

Y consideran que si el candidato “es bueno para los estudios también debe serlo para el trabajo”. Los empresarios ante el riesgo de reclutar trabajadores poco productivos y a falta de mayor información, optan por reclutar aquellos trabajadores que poseen mayores estudios al considerarlos más productivos y susceptibles de un mejor desarrollo personal a través de la promoción interna. Ello, conlleva a que las personas con niveles por debajo de los superiores sean las víctimas del “efecto señal”, sobre todo, cuando el volumen de empleo creado es insuficiente para atender a todas las personas que demandan un puesto de trabajo.

Por su parte, los demandantes de empleo ante la falta de puestos de trabajo de calidad acordes con su preparación formativa o experiencia, optan por cualquier tipo de empleo aunque los mismos no tengan nada que ver con sus niveles de competencia. Como ejemplo, son muchos los titulados superiores que trabajan en centros comerciales y donde los requerimientos profesionales para desempeñar el puesto de trabajo son muy inferiores a su formación recibida. Además, recientes estudios como el realizado por Céreq (Centre d’études et de recherches sur les qualifications), reflejan que conforme las características actuales del mercado laboral se van consolidando, con el paso del tiempo, los demandantes de empleo van asimilando la situación permanente de degradación del mercado laboral. No se preocupan excesivamente por la ausencia de perspectivas laborales. Bien porque consideran que la precariedad laboral forma parte de sus profesiones (temporal, estacional, freelance, etc.) o bien porque observan que el encadenamiento sucesivo de contratos son parte de un modelo normal de integración profesional. Así, se está asumiendo que los empleos temporales y la precariedad son las características estructurales propias de los mercados de trabajo actuales.

Algunas personas no lo sienten como algo negativo ya que valoran otros aspectos como la conciliación familiar, ocio o los valores de la empresa. Las causas de la exclusión en el mercado laboral de las personas sin titulación superior no es debida al hecho de no contar con estudios superiores sino todo lo contrario por falta de empleos. De acuerdo con lo anteriormente expuesto, para los empresarios es mejor ser un trabajador sobrecualificado, ya que tiene más fácil encontrar un empleo. De lo contrario, si su nivel de formación es adecuado para el puesto al que aspiran, es probable que se queden sin el empleo. Sin embargo, esta situación solo puede generar frustración para los estudiantes que no consiguen un empleo a su nivel e ineficiencias en el mercado laboral.Concluyendo, los estudios de nivel superior protegen del desempleo pero no de la precariedad laboral.

Vicente Castelló Roselló es Profesor Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local

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