Las empresas de la UE ahorrarán 1.000 millones con el fin de aranceles con Japón
El pacto firmado en agosto entrará en vigor el 1 de enero de 2019 Turismo y agroalimentario, los dos sectores más beneficiados para España
La UE prosigue su camino para liberalizar los intercambios comerciales con el resto de grandes bloques económicos en el mundo. Tras la entrada en vigor del acuerdo comercial con Canadá y la reactivación de las negociaciones con Mercosur, que engloba a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, el último pacto que se ha firmado ha sido con Japón. Los intercambios comerciales de la Unión Europea con la tercera economía mundial y el cuarto mayor exportador del mundo siguen siendo muy escasos. En 2016, las ventas de bienes europeos a Japón fueron de 58.000 millones de euros, mientras que las compras ascendieron a 66.400 millones, lo que arroja un balance negativo de 8.300 millones para la UE.
Jorge Lasheras, presidente del Círculo Empresarial Japón-España (CEJE), una organización formada por 46 multinacionales de ambos países entre las que destacan Toyota, Nissan, Honda, Fujitsu o Casio, asegura que la entrada en vigor del acuerdo tendrá un beneficio inmediato para las compañías europeas. “Ahorrarán 1.000 millones al año en aranceles a partir de 2019”, asegura en una entrevista con CincoDías. Toda la vida profesional de Lasheras ha estado ligada al motor y a Japón, ya que fue durante 22 años presidente de la multinacional de motocicletas Yamaha en España. El directivo destaca que el tratado de libre comercio va a abrir el mercado japonés a la agricultura europea y el de la UE a los vehículos nipones. Pero remarca que el pacto va mucho más allá. “La protección de denominaciones de origen va a proteger a los productores alimentarios en España y Francia”, recalca.
En el caso de España detalla que hay muchas posibilidades de crecimiento, pese al fuerte impulso que han tomado desde 2009. “Las exportaciones españolas llegaron a 2.400 millones en 2016, duplicándose desde 2009. En el otro lado, las importaciones han crecido un 50% desde 2013 y se han situado en 3.600 millones, todavía lejos de los 6.000 millones alcanzados en 2007. Y esto es gracias a las miles de pequeñas y medianas empresas que han accedido al mercado japonés, con una nueva visión: es un mercado interesante para quedarse y no para evacuar stocks cuando el mercado español no funciona”, subraya. Lasheras subraya el caso de Cacao Sampaka, una empresa de chocolates con una facturación de cinco millones, ha sido capaz de meterse en Japón con una marca de élite y abrir tres tiendas físicas o de Costa Brava Foods, que ya exporta en torno a 60 millones de euros.
Pero si hay capacidad para crecer en los intercambios comerciales, la hay más todavía en las inversiones. “La inversión también ha crecido, pero no es ni de lejos lo que tendría que ser. En 2016, Japón invirtió 70.000 millones en la UE, de los cuales solo vinieron a España 600 millones”, apunta Lasheras. De hecho no aparece entre los diez mayores inversores en España durante 2016 y queda por detrás de otros países como Canadá o Catar. Pese a ello, el presidente de CEJE subraya el efecto arrastre que puede tener en otros inversores japoneses la experiencia de Gestamp, que desde finales de 2016 cuenta con un socio japonés en su capital (Mitsui) que compró el 12,5% del capital por 416 millones.
Conexiones aéreas
Otro capítulo que ofrece grandes posibilidades de mejora es el turismo. A falta de mes y medio para que se cierre el ejercicio, España alcanzará un nuevo récord de turistas extranjeros, con una cifra que rondará los 83 millones de euros, 25 millones más que antes de la crisis. De esa cifra apenas 463.000 millón proceden de Japón. Una cifra irrisoria teniendo en cuenta que hay una población de 126 millones y que el número de viajeros que visitaron otro país fue de 17,1 millones de personas. Esto le otorga una cuota de mercado del 2,7% sobre el total de visitantes japoneses. “Las cifras son muy pequeñas y creo que se deben a dos factores: el desconocimiento del país y la falta de conexiones aéreas directas. El hecho de que no haya habido una conexión directa afecta directamente a los negocios. Desde que un empresario sale de la oficina hasta que llega a Tokio pueden transcurrir entre 20 o 30 horas. Es una diferencia muy importante”, recalca Lasheras.
Iberia inauguró en octubre de 2016 las conexiones directas con Japón, mientras que las otras dos grandes aerolíneas de bandera japonesas ( Japan Airlines y All Nippon Airways) “han amagado, pero todavía se lo están pensando”. El presidente del CEJEtambién avanza la posibilidad, aún no confirmada, de que Level, la low cost de Iberia, pudiera complementar la conexión directa entre Madrid y Tokio con otra ruta a Barcelona. “Iberia no lo ha concretado”, señala.