Los clientes de la banca española poseen 3.600 millones en deuda subordinada
CaixaBank tiene dos emisiones por 3.300 millones, derivadas del canje de preferentes de 2012 Ibercaja y Liberbank han ido reduciendo el saldo vivo en circulación
El rescate de Banco Popular ha abierto la caja de los truenos de las pérdidas que pueden llegar a asumir bonistas y tenedores de deuda cuando una entidad financiera es inviable. El manual europeo de rescates bancarios establece que, en caso de que un banco necesite ayuda, serán accionistas y bonistas –empezando por tenedores de bonos convertibles (cocos) y deuda subordinada– quienes primero contribuyan con sus activos a capitalizar la entidad, lo que en el caso de Popular ha supuesto la pérdida total de la inversión. También para los pequeños clientes que suscribieron emisiones de deuda subordinada por 450 millones de euros.
El final abrupto de Popular ha puesto de evidencia por tanto que no solo se puede perder dinero en Bolsa, hacia la que los inversores suelen estar prevenidos del riesgo, sino también en deuda, aunque no toda tenga el mismo grado de peligro. De hecho, la deuda sénior, la considerada como más segura, ha quedado a salvo en Popular, al igual que los depósitos, también los superiores a los 100.000 euros. En la liquidación de los italianos Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza también se ha obligado a asumir pérdidas a accionistas y titulares de deuda subordinada, aunque con la diferencia respecto a Popular de que los pequeños clientes que suscribieron esta última –por apenas 60 millones de euros– serán compensados.
Los recientes precedentes de Popular y los bancos italianos son por tanto una clara advertencia para el conjunto de clientes que poseen deuda subordinada de bancos españoles. No porque estas entidades emisoras tengan problemas de solvencia en la actualidad sino por el riesgo hipotético que pueden llegar a asumir. De hecho, los minoristas poseen un total de 3.664,6 millones de euros en deuda subordinada y convertible de entidades españolas, según datos recogidos en el mercado de renta fija AIAF, derivada en su inmensa mayoría de emisiones ofrecidas a los antiguos tenedores de preferentes.
Es el caso de CaixaBank, que tiene las dos emisiones más voluminosas en circulación, que ofreció a sus clientes en febrero de 2011 en un canje de sus participaciones preferentes por deuda subordinada. En concreto, por una emisión por 2.072 millones de euros y otra por 1.300 millones de euros, ambas con vencimiento en febrero de 2022. CaixaBank no ha procedido a su amortización anticipada, según explican fuentes de la entidad, de modo que sus titulares vienen cobrando un cupón anual del 4% en la primera emisión y el 5% en la segunda.
Se trata de emisiones que llegan a pagar el 7% anual, aunque a riesgo de perderlo todo en caso de resolución
El resto de entidades que en su día colocaron subordinada entre la clientela sí ha ido reduciendo el saldo vivo de estas emisiones a través de recompras y amortizaciones anticipadas. Así, el volumen total emitido supera los 4.300 millones de euros, de los que queda aún en circulación el 84%, una cifra determinada por las emisiones de CaixaBank.
Ibercaja lanzó en 2006 una emisión de subordinada por 200 millones, de la que solo quedan vivos 45,4, y en 2007 otra por 350 millones y un saldo vivo actual por 77,8 millones. Fuentes de la entidad explican que se lanzaron con anterioridad a la crisis, sin la premura de reforzar capital, también destinadas a institucionales pero con derecho de suscripción preferente para los minoristas, una práctica que tras la crisis de las preferentes ahora sería impensable.
El caso de los bonos convertibles de Liberbank en manos de particulares sí tiene en cambio que ver con la crisis bancaria. Fueron ofrecidos –bajo la exigencia del FROB– a los titulares de preferentes de las antiguas cajas que dieron lugar a la entidad, con sus correspondientes quitas. En la emisión más voluminosa, de 245 millones, ha habido ocho ventanas de conversión en acciones desde su emisión en marzo de 2013.
Las claves de un producto en apariencia ‘inofensivo’
En caso de rescate bancario, quienes primero están obligados por la normativa europea a asumir pérdidas son los accionistas, seguidos de los tenedores de bonos convertibles en acciones, deuda subordinada, deuda sénior y finalmente, depósitos superiores a los 100.000 euros.
Tanto en Popular como en la reciente liquidación de los italianos Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza, los tenedores de deuda subordinada lo han perdido todo. Aunque a los pequeños clientes con deuda subordinada de los italianos, por apenas 60 millones de euros, se les compensará, según ha reconocido Banca Intesa, que se hace cargo del negocio sano de ambos bancos.
Las emisiones para minoristas de deuda subordinada lanzada por la banca española pueden negociarse en el mercado Send de AIAF, aunque su liquidez es mínima y no tienen atractivo para los inversores institucionales, apuntan fuentes de mercado.