Emergentes: el picante de las carteras conservadoras
La falta de alternativas para los más prudentes impulsa los bonos de países emergentes Hay muchos mercados que, pese a estar bajo mucha presión, han hecho los deberes
Cuando pensamos en países como Rusia, Brasil, México, Filipinas o Turquía antes que verlos como potencial destino de inversión acuden a nuestra mente otras consideraciones. Sin embargo, la actual falta de alternativas para los inversores conservadores está provocando que los bonos de países emergentes vuelvan a cobrar protagonismo en las carteras de los inversores más prudentes. Este tipo de deuda ofrece un diferencial respecto a la de los países desarrollados, lo que en un entorno de tipos bajos como el actual es muy apreciado por muchos inversores.
Las economías de los países emergentes han sufrido un profundo cambio durante los últimos 10 años. Tras una brusca caída en la crisis financiera (2008-2009), estas economías levantaron pronto la cabeza y se pusieron a liderar el crecimiento mundial. El periodo 2009-2013 fue positivo desde el punto de vista del crecimiento, pero se generaron una serie de desequilibrios (déficits por cuenta corriente, exceso de endeudamiento, etc.) que salieron a relucir en el momento en el que la Reserva Federal estadounidense amagó con subir los tipos de interés. En ese momento, en mayo de 2013, vimos cómo se producía una salida de capitales de estas economías, que llevó a una fuerte devaluación de sus divisas y aceleró la entrada de estos países en recesión. El máximo exponente de esta situación fue Brasil, donde la recesión económica derivó en una crisis política, llevándose por delante al gobierno de Dilma Rousseff.
Sin embargo, hay muchos países que, pese a estar bajo mucha presión, han sido capaces de hacer los deberes y han corregido gran parte de los desequilibrios que tenían a comienzos de 2013. En muchos casos, el gran ajuste ha venido por el lado de la divisa. En estos cuatro años, hemos visto como el índice JP Morgan Emerging Market Currency Index , que mide una cesta de divisas emergentes frente al dólar, se depreciaba cerca de un 30%. En muchos casos, esta fuerte caída ha supuesto presiones inflacionistas que han llevado a muchos bancos centrales a realizar agresivas subidas de los tipos de interés para controlar el alza de los precios.
Desde el punto de vista de la renta fija, podemos invertir, básicamente, en dos tipos de activos dependiendo de si, además de la inversión en bonos, queremos tomar, adicionalmente, riesgo divisa. Por un lado, están los que se denominan activos hard currency, o de divisa fuerte, que son los bonos de empresas o países emergentes emitidos, normalmente, en dólares. Estos suelen pagar un diferencial sobre el del tesoro estadounidense como consecuencia de que entrañan un riesgo mayor. En este momento, ese diferencial se encuentra en niveles de 320 puntos básicos, algo por debajo de la media histórica, que se sitúa en 350 puntos. En términos de retorno, este activo ofrece una rentabilidad a vencimiento de alrededor de un 4,5% (para el conjunto del índice).
Por otro lado, estaría la inversión en bonos local currency o divisa débil, en donde el inversor, además de asumir los riesgos típicos de la renta fija (riesgo de impago y riesgo de tipos de interés), asume el riesgo de lo que haga la divisa. Este tipo de inversión es para un perfil más agresivo que tenga una visión clara y positiva hacia las economías emergentes. La rentabilidad del índice a vencimiento se sitúa en el 6,2%, a lo que habría que incorporar el efecto de apreciación o depreciación de estas divisas.
Los retornos en ambos activos son interesantes y de ahí el interés que el activo ha despertado en los inversores. Sin embargo, no debemos olvidar que no están exentos de riesgos. El más reciente ha sido la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense, ya que el famoso America First supone una amenaza de un mayor proteccionismo que no beneficia a estos países, normalmente exportadores de manufacturas o de materias primas. Otros riesgos que sobrevuelan el activo son las dudas sobre China, con las repercusiones que pudiera tener esto en el conjunto de países emergentes, y una subida agresiva de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que podría provocar una fuerte apreciación del dólar.
Como ocurre en otros activos, y la deuda emergente no es diferente, es muy importante ser selectivo, ya que las dinámicas y las valoraciones no son las mismas en todos los países y regiones. Por eso, es importante encomendar la gestión de este activo a un gestor profesional que sea activo y trate de generar valor en la selección de países, empresas y divisas.
César Ozaeta es gestor de fondos en Abante.