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Tribuna
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El populismo contra las cuerdas

Las clases medias aún respaldan a Gobiernos partidarios de una globalización inclusiva y multicultural

Británicos a favor de la permanencia en la UE.
Británicos a favor de la permanencia en la UE. REUTERS

Ls que apuestan contra la integración europea y la primacía de la democracia social de mercado han sufrido derrotas contundentes este año. Las clases medias aún respaldan a Gobiernos partidarios de una globalización inclusiva y multicultural. Los demagogos que buscan dividir a las sociedades con mensajes xenófobos, proteccionistas y de lucha de clases están fracasando.

En junio de 2016, las mentiras sobre influjos de millones de musulmanes al Reino Unido dieron al ala euroescéptica del Partido Conservador y al UKIP una victoria apurada en su referéndum para abandonar la UE. Theresa May jamás describió los costes del brexit. Intentó dividir a la UE con viajes a EE UU y otras potencias no europeas con las cuales supuestamente negociaba ya tratados de libre comercio. Los otros 27 miembros de la UE y sus instituciones cerraron filas de manera ejemplar. Londres no tiene la potestad de negociar dichos acuerdos comerciales (ni uno con la UE) hasta que no pague la factura del divorcio de la UE, de entre 60.000 y 100.000 millones. Los 27 tardaron solo cuatro minutos en una cumbre en advertir a May que no abordarían un acuerdo comercial postbrexit hasta que los británicos garanticen los derechos de los nacionales de la UE en el Reino Unido, confirmen los compromisos legalmente contraídos con los fondos europeos y pensiones de los funcionarios europeos (la factura del divorcio) y el estatus de la futura frontera con Irlanda.

May convocó innecesariamente a las urnas por tercera vez en tres años solicitando un mandato personal más sólido para negociar un brexit duro. Su campaña fue incompetente y arrogante. No participó en debates televisivos, anunció más ajustes y subestimó el desgaste de siete años de austeridad bajo los Tories. Jeremy Corbyn, el euroescéptico líder de los laboristas, resurgió de las cenizas y con una campaña positiva consiguió el 40% del voto. May pretende seguir en Downing Street con el apoyo de los 10 diputados de Partido Democrático del Ulster.

Tras el brexit y la victoria de Trump, el Kremlin y los partidos extremistas europeos anunciaban un nexit, frexit y la desintegración de la UE. En los Países Bajos, los moderados se impusieron al xenófobo Wilders y aseguraron la continuidad del liberal Mark Rutte. Emmanuel Macron derrotó a Marine Le Pen con un mensaje reformista, liberal y pro-europeo.

Los 27 deberían ofrecer a May en el Consejo Europeo de junio algún mecanismo regulador del movimiento de trabajadores si acepta una vinculación del Reino Unido al mercado único bajo la supervisión del Tribunal Europeo de Justicia. Sería injusto olvidar que fue de los pocos países que no aplicó un periodo de transición antes de conceder la libre circulación de trabajadores a los nuevos socios del este en 2004. De lo contrario, la Comisión debe asegurarse de que no aparecen fisuras entre los 27.

La UE tiene una oportunidad de relanzar la integración económica, política y militar. Debe concluir la unión bancaria y acometer una armonización de los impuestos indirectos. Los fondos del divorcio británico deben destinarse al presupuesto de la UE para finalizar 30 proyectos prioritarios transeuropeos de infraestructuras de transporte y energía. Pero la dependencia energética de Europa con el exterior aumentará si no se utilizan nuestras reservas de gases de esquisto y se construyen más centrales nucleares.

Además de invertir más en educación, formación e I+D+i, la UE debe financiar medidas que cierren la brecha digital entre los ganadores de la globalización y los que se sienten perdedores. Los primeros viven en ciudades, tienen estudios universitarios y trabajan en el sector servicios. Los descontentos residen en poblaciones pequeñas o zonas rurales, son mayores y no disponen de estudios avanzados ni conocimientos de idiomas. Abrumados por las transformaciones tecnológicas y sociales, son propensos a ser manipulados por mensajes populistas. Además de formación continua y ayudas económicas puntuales, los más vulnerables y con menores ingresos podrían recibir una renta permanente financiada con tasas aplicadas al empleo de robots. Juncker debe insistir en una verdadera política de defensa europea. La conclusión en los próximos años de acuerdos entre la UE y Mercosur, China e India afianzarían el liderazgo de Europa en el comercio internacional. Una mayor competencia en determinados mercados (energéticos, telecomunicaciones, bancario) incrementaría la competitividad y la popularidad del proyecto europeo. Necesitamos más titulares como el anuncio de que los europeos podrán llamar y transmitir datos sin tasas de itinerancia a partir del 15 de junio.

Alexandre Muns Rubiol es profesor, OBS Business School.

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