Donald Trump ante la posición de sus «Planetas».
«No hay duda de que hubo un esfuerzo muy importante del señor Putin y su Gobierno, su organización, para interferir de manera grave en nuestros básicos procesos democráticos fundamentales […] en algunas partes, eso sería considerado un acto de guerra.»
Dick Cheney, vicepresidente estadounidense con Bush jr., durante un discurso pronunciado el pasado 27 de marzo en Nueva Delhi
«El presidente se mostró contento con el 'Brexit' y animó a otros países a que hicieran lo mismo. Si sigue así, yo voy a apoyar la independencia de Ohio y de Austin, Texas»
Juncker, en una intervención en el congreso del Partido Popular Europeo (PPE) que se celebra a finales de marzo en La Valeta (Malta).
«Creo que merece la pena pensar si Rusia realmente se ha aliado con el régimen de Asad, los iraníes y Hezbolá. ¿Es esta una alianza a largo plazo que sirve a los intereses de Rusia o preferiría unirse a EE.UU., junto con otros países occidentales y de Medio Oriente para resolver la crisis en Siria? […] Queremos crear un futuro para Siria que sea estable y seguro. Y Rusia puede formar parte de ese futuro y desempeñar un papel importante, o mantener su alianza con este grupo, que creemos que no servirá a sus intereses a largo plazo»
Tillerson, en la página web oficial del Gobierno de EE.UU., tras la última reunión del G-7
«... el gobierno de Bachar El Asad no tiene ninguna necesidad de utilizar las armas químicas, que además el ejército sirio no posee. El adversario sufre una derrota tras otra y abandona los territorios que controla»
General Serguei Rutskói, jefe del mando operativo del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas ayer
Mars, the Bringer of War (Marte, el que trae la Guerra)
Primer movimiento de la «Suite orquestal Los Planetas» de Gustav Holst.
Sir Charles Mackerras (director)
BBC Philharmonic Orchestra
PROMS 2009
La Suite orquestal «Los Planetas» fue compuesta por Gustav Holst entre 1914 y 1918, y a pesar de su título no es una obra astronómica sino astrológica. El hilo conductor y la estructura musical de la misma están parcialmente influenciada por las características del horóscopo al que cada astro representa, por lo tanto, como el propio Holst llegó a declarar, no es música de programa ya que de ninguna manera había relación alguna con las deidades de la mitología clásica, correspondiente a cada planeta.
Por esta razón en la suite no existe una pieza dedicada a la Tierra, puesto que su influencia astrológica es inexistente (a pesar de que es bastante evidente que el planeta que más influye en la vida de los humanos es el nuestro).Tampoco hay un movimiento dedicado a Plutón[1], dado que la significación astrológica de Plutón es igualmente inexistente pero sobretodo porque no fue descubierto hasta el 18 de febrero de 1930, 12 años después de compuesta la obra.
Los movimientos de la obra son, pues, los siguientes:
1 – Marte, el que trae la guerra.
2 – Venus, el que trae la paz.
3 – Mercurio, el mensajero alado.
4 – Júpiter, el que trae la alegría.
5 – Saturno, el que trae la vejez.
6 – Urano, el mago.
7 – Neptuno, el místico.
Holst había realizado una visita a España en 1913 en compañía de unos amigos, con los cuales empleó bastante tiempo hablando de temas astrológicos. El mismo año escribía a un amigo confesando que el carácter de cada planeta le sugería mucho por aquella época y que había estudiado astrología seriamente. El compositor completó la suite en los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial y se estrenó en 1918, tan sólo dos meses antes del final de la Primera Guerra Mundial.
Aunque lo normal es que se ejecute la Suite completa, en ocasiones se representan sólo cuatro o cinco movimientos, generalmente terminando con el movimiento dedicado a Júpiter… el propio Holst abominaba de esta práctica: decía que terminar la suite con el movimiento dedicado a Júpiter dejaría una impresión de “final feliz” en la obra, cuando en el mundo real el fin nunca es feliz en absoluto.
El que trae la guerra
La suite comienza con el movimiento «Marte, el que trae la guerra», y también fue el primero en ser compuesto (1914), terminándolo poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Hoy parece difícil aceptar que el clima prebélico de esos meses no tuvo ninguna influencia sobre la pieza, a pesar de que el propio Holst se empeñó en asegurarlo reiteradamente. Pero, al menos, hemos de decir que es una muy buena premonición de lo que iba a venir.
Desde el principio, el movimiento dedicado a Marte (el que trae la guerra) se muestra enérgico, con un ritmo incisivo (la cuerda lo marca “con legno”, es decir con la vara del arco y no las cerdas) y un ímpetu que no cesa en todo el movimiento. Marte, el guerrero, el vencedor de las batallas, el que otorga la victoria a los que luchan y son constantes en sus empeños en la vida es presentado de manera ruda y violenta.
Marte y lo que él representa, se nos va acercando poco a poco a nuestros sentidos en un inmenso “crescendo” que al poco rato se convierte en algo arrebatador y, de una manera innovadora, cercano al dodecafonismo más demoniaco, muestra la furia más característica de este planeta. Para ello Holst aquí la bitonalidad enfrentando de manera violenta acordes de dos tonalidades (SOL mayor/DO# menor) alejadas que se nos presenta como muestra de un enfrentamiento sin descanso entre opuestos irreconciliables.
Los griegos pensaban que la música podía afectar de manera muy directa al comportamiento y también al modo de ser y de comportarse de cada. La idea se afianzó posteriormente con la visión pitagórica de la música. Para este matemático y científico de la antigüedad la música y su sistema de tonos y ritmos, está gobernando por las mismas leyes matemáticas que funcionaban de manera perfecta en otros ámbitos de la ciencia (los mundos visible e invisible). La armonía musical era así un fiel reflejo la armonía de todos los demás ámbitos y, a la vez, podía influir en ellos. El alma humana era vista como un conjunto cuyas partes se mantenían en armonía en virtud de relaciones numéricas. Porque reflejaba este sistema ordenado, la música podía penetrar en el alma y restaurar su armonía interior.
Durante una buena parte del Romanticismo (práctica que decayó a finales del siglo XIX y principios del XX) era habitual otorgar una cierta personalidad a cada una de las tonalidades musicales. Aunque no se ha podido demostrar en la práctica que esa convención sea cierta, tampoco nadie ha logrado asegurar la fiabilidad de las predicciones astrológicas. Si bien es verdad que ciertas tonalidades nos transmites distintas sensaciones, ello puede ser debido también a otros elementos de la música como la melodía, su orquestación, su armonización, el ritmo, la dinámica o incluso el timbre y su mezcla entre distintos instrumentos.
Como apuntes digamos que las sensaciones atribuidas por los griegos a Sol mayor son: jovialidad, calma, pasión satisfecha, gratitud por la amistad verdadera todas ellas emociones gentiles y pacíficas así como sentimiento idílico, lírico. Mientras que a Do sostenido menor se le atribuye los de ansiedad, angustia y dolor profundo en el alma, desesperación, depresión, sentimientos sombríos, miedos, indecisiones, escalofríos.
Fracaso tras fracaso.
La derrota de Trump, a manos del ala más radical de su propio partido (el «Freedom caucus», ligado al «Tea Party») en la tramitación de la derogación del Obamacare. Ello arroja serias dudas sobre su capacidad de alcanzar acuerdos en el Congreso, pese a contar con mayoría, para impulsar otros temas centrales de su agenda, como la reforma impositiva o las inversiones en infraestructura. Trump ha declarado la guerra a este grupo de cara a las elecciones del 2018.
Calma, pasión satisfecha para acabar en angustia y dolor.
Durante el último debate electoral (dedicado en buena medida a la política exterior americana) Donald Trump, frente a su oponente Clinton, consideraba que solo Damasco, Rusia e Irán están luchando contra los terroristas de Daesh en Siria. Aprovechó la ocasión para criticar duramente la política exterior de Barack Obama con frases como “Estamos apoyando a rebeldes, y no sabemos quiénes son los rebeldes, les estamos dando un montón de dinero, un montón de cosas, y no sabemos quiénes son (…) y si derrocan a Al-Asad podrían ser mucho peores que Al-Asad”.
A pesar de este bagaje, la semana pasada Donald Trump llevaba a cabo un ataque contra la base aérea de Shayrat en Siriay llamó "animal" a Assad mientras intensifica su lengua bélico contra Rusia, Siria e Iran[3].
A la mayoría de los países y medios de comunicación occidentales les faltó tiempo para acusar al Gobierno de Bashar al Assad del ataque con gas sarín en Jan Sheijún (Idleb) del pasado 4 de abril. Incluso el secretario de Defensa americano, James Mattis, cree probable que Rusia supiera con antelación del ataque. Este ataque del ejército de Al Asad supone una violación de las leyes internacionales que prohíben el uso de armas químicas.
Sin embargo, ya hemos tenido otros episodios similares en el pasado. En el 2013 tras otros ataques químicos, esta vez en Guta, en 2013, la mayoría de los medios de comunicación y los expertos no tardaron en atribuir la culpa al Ejército sirio. Sin embargo, una investigación independiente de la Comisión Especial de la ONU no encontró ninguna prueba de que el responsable fuera Damasco.
Esta decisión le traerá a Donald Trump beneficios a corto plazo ya que es muy probable que recupere parte de la popularidad perdida en estos tumultuosos primeros ochenta días en la Casa Blanca. Pero a largo plazo solo complicará la posición de EE.UU. en Siria y la suya frente al establishment al que supuestamente combatía.
Llama poderosamente la atención que el ataque a Jan Sheijún (Idleb) se produzca después de que la Administración americana empezara a cambiar de opinión en torno a la necesidad de buscar una solución al conflicto siria al margen de derrocar a Al Assad. Y tras el aumento del presupuesto de defensa americano en detrimento de otros departamentos.
De la misma manera, que se haya avisado a los rusos de la inminencia del ataque a la base siria parece apuntar a una "acción puntual" que solo buscaba provocar los mínimos daños humanos y materiales al gobierno sirio y mucho menos no pretendía debilitar su potencial bélico.
Todo ello es un enorme contratiempo ya que pone en evidencia que el equipo de Trump y su carrera electoral carecen de un Plan mínimamente complejo para solucionar el conflicto sirio y mucho menos los problemas de fondo de la economía americana. Vuelve a haber una decisión tomada de forma casi espontánea, de cara a la galería y plagada de contradicciones que difícilmente se explican únicamente con el recurrente enfrentamiento entre Bannon y el yerno de Trump.
En esta situación, y en ausencia de una estrategia mínimamente pensada, deberemos ponernos en guardia contra no solo una escalada del conflicto sirio sino con la emergencia de las enormes contradicciones que hay entre los deseos de la campaña (que le llevaron a la Casa Blanca) y la realidad.
Las guerras de divisas, las guerras comerciales, centrar la solución a nuestros problemas en los enemigos exteriores generalmente acaban derivando en guerras reales. Trump puede acabar por convertirse en un nuevo ejemplo de ello para la historia.
NOTAS:
- En 1999 la Orquesta de Halle, para subsanar el problema de Plutón, encargó al músico Colin Matthews (gran estudioso de la obra de Holst) que compusiera una pieza para ese planeta que fue estrenada en el año 2000. Pero en agosto de 2006 Plutón cambió de status, que dejó de ser un planeta y fue relegado a la categoría de “planeta enano” por la Unión Astronómica Internacional. Ahora que Plutón tenía por fin su parte en la obra… ha dejado de ser un planeta.
- Hillary Clinton aseguraba que seguiría « ... presionando por una zona de exclusión aérea y sitios seguros dentro de Siria, no solo para proteger a los sirios y frenar el constante flujo de refugiados, sino también para ganar influencia ante el Gobierno sirio y los rusos»
- Aun así Trump asegura que EE.UU. no se meterá en Siria