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RELEVO EN EE UU

Ocho gestores responden: ¿está el mercado despreciando los riesgos de Trump?

La mayoría de los gestores y economistas consultados consideran que los mercados han sobrerreaccionado tras la elección de Donald Trump

EFE

La Bolsa recibió la victoria de Donald Trump el pasado 8 de noviembre como si de un mesías se tratara. A pesar de que los analistas habían pronosticado que una victoria del republicano sería negativa para los mercados financieros, el índice Dow Jones encadenó siete días de fuertes subidas y en un mes se revalorizó un 10%. ¿Qué pasó? ¿Los expertos habían errado el tiro? ¿Qué había cambiado? ¿Qué pasará ahora tras la toma de posesión?

Tras el rally inicial de las Bolsas y el repunte de la rentabilidad de la deuda norteamericana a largo plazo (el bono a 10 años pasó del 1,8% de tasa de interés al 2,5%), los mercados han quedado a expectativa. Las Bolsas europeas siguieron un patrón similar, con una fuerte subida inicial, para después estabilizarse. Desde la victoria de Trump el Ibex 35 se ha anotado un 5%, el Cac francés un 8% y el Dax un 11%.

La mayoría de los gestores y economistas consultados consideran que los mercados han sobrerreaccionado tras la elección de Donald Trump. “Los inversores han sobreestimado el impacto positivo que puede tener el nuevo presidente”, apunta Christopher Denmbik, economista jefe del grupo danés Saxo Bank. A su juicio, ha habido demasiada complaciencia respecto a la capacidad que tendrá Trump para poner en marcha una política de expansión fiscal muy agresiva, con recortes de impuestos y aumento de la inversión en infraestructuras. “El efecto Trump es una burbuja, que acabará explotando”, advierte.

Los expertos reconocen que si parte de ese programa político se pone en marcha, acabará impulsando las cotizaciones de muchas compañías norteamericanas. Desde el 8 de noviembre, entre los sectores que más se han revalorizado destaca el petrolero (Trump ha asegurado que quiere volver a apostar con fuerza por el fracking), junto con el financiero (se espera una desregulación del sector), el de los ferrocarriles e infraestructuras (por las promesas de nuevas inversiones) y el de bienes de consumo.

Desde la división de banca privada de JP Morgan siguen apostando por que las acciones de Estados Unidos van a mantener el prolongado ciclo alcista. “Es evidente que un estímulo fiscal, en su justa medida, puede ser positivo. Ahora bien, la clave es en qué medida estas acciones acaban provocando un aumento del ratio de endeudamiento de Estados Unidos, y un repunte excesivo de los tipos de interés. Si pisa demasiado el acelerador, puede acabar provocando que el país entre en recesión antes de lo previsto”, explica Lucía Gutiérrez-Mellado, subdirectora de estrategia de JP Morgan Asset Management.

Respecto a lo que hay más dudas es en relación a la política internacional, migratoria y arancelaria de Estados Unidos. Su relación con el mundo. “Incluso a la vista del crecimiento de la economía de EE UU, hay riesgo de que este no se contagie a otros países si Trump logra implantar una agenda anticomercio internacional”, apunta Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM.

Pelayo Gil Turner, director de gestión de Julius Baer España, es de la misma opinión: “La medidas contra la inmigración y contra el comercio internacional que Trump ha anunciado acabarán siendo negativas para el país, puesto que EE UU es una de las economías del mundo que más se ha beneficiado de estas tendencias. Cualquier medida que vaya en contra de esto, va a ser negativa”.

Otra de los riesgos que el mercado habría despreciado respecto al nuevo inquilino de la Casa Blanca es la posibilidad de que se desate una guerra de divisas o una guerra comercial. “Trump se ha referido a China como una ‘manipuladora de su divisa’. Si la nueva Administración empieza a imponer aranceles abusivos, que sean respondidos por otros países, el mensaje sería devastador para la confianza empresarial y podría causar una sustancial desaceleración del crecimiento y una fuerte corrección en los mercados”, apunta Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS en España.

Stefan Kreuzkamp, director de inversiones de Deutsche Bank AM, explica que mantienen el optimismo inicial que desató la victoria de Trump, pero advierte que las medidas proteccionistas “tendrán efectos negativos a largo plazo y que el arranque de los programas de infraestructuras tienen el riesgo potencial de sobrecalentar la economía”.

En renta fija, la lectura respecto al efecto Trump es más uniforme. Las medidas anunciadas son esencialmente inflacionistas, lo que ha cambiado la percepción sobre la política monetaria que deberá seguir la Reserva Federal. Los analistas creen que la pauta de subidas de tipos será más rápida de lo previsto, lo que ha provocado que suban los tipos de interés de la deuda a largo plazo. La tendencia se inició el verano pasado, y ahora se ha acelerado.

“En las inversiones en renta fija estamos recomendando reducir las duraciones, ante el cambio en la curva de tipos. Además, creemos que sigue habiendo más valor en la deuda corporativa que en la soberana. Especialmente en los bonos de empresas que no tienen la máxima calificación crediticia. Este tipo de deuda ya lo hizo muy bien en 2016 y esperamos que lo siga haciendo bien durante este ejercicio”, explica Gutiérrez-Mellado, de JP Morgan.

“El estímulo fiscal no será tan grande como el previsto”

El director de estrategia de UBS en España, Roberto Scholtes, considera que es probable que el mercado “haya sobreestimado la capacidad de Donald Trump para sacar adelante un programa de expansión fiscal tan grande como promete y haya menospreciado la posibilidad de políticas proteccionistas que pongan en riesgo la continuación del ciclo económico y financiero global”. Desde el banco suizo consideran que la rebaja de impuestos y el plan de infraestructuras que finalmente aprobará el Congreso (bien entrado el año) “será menos de la mitad de su propuesta inicial, con un impacto sobre el crecimiento, la inflación y los tipos de interés bastante menor, y con más retraso de lo descontado por el mercado”. Scholtes también apunta que “hay un riesgo considerable de que declare a China manipuladora de su divisa, que imponga aranceles y que desate una guerra comercial y una guerra de divisas”.

“El efecto Trump es una burbuja que acabará explotando”

“No tengo ninguna duda de que los inversores sobreestimaron el impacto positivo de la presidencia de Trump”. Así de contundente se muestra Christopher Dembik, economista de Saxo Bank. “Hasta ahora, el efecto Trump se ha limitado a las expectativas de inflación más altas, que están más vinculadas a los mayores precios del petróleo y a que China salga de la deflación más que a la victoria de Trump. Desde mi punto de vista, el efecto Trump es una burbuja y como todas las burbujas, en un punto, explotará”.Para Dembik, “el mayor riesgo sigue siendo el proteccionismo. Por ahora, Trump apunta a México pero es una apuesta segura decir que su oponente real es China. El riesgo de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, que se ha convertido en uno de los principales motores de la globalización, podría tener consecuencias económicas y financieras desastrosas”.

“El optimismo inicial se ha sustituido por cautela”

“El optimismo inicial del mercado sobre los planes de Trump de estimular la economía estadounidense debido a la reducción de los impuestos a los individuos y a las empresas, fuertes inversiones en infraestructuras, y la desregulación del sector financiero y energético han dado paso a una actitud más cautelosa”, apunta Léon Cornelissen, economista jefe de la gestora holandesa Robeco. Este experto apunta que, a diferencia de lo que esperaban los inversores, Trump no fue moderando su discurso al acercarse el nombramiento oficial. “Ha intimidado a compañías de forma individual, ha amenazado con gravámenes draconianos a la importación, ha atacando organismos fundamentales de la posguerra como la UE y OTAN, y ha buscado una confrontación con China”, recuerda Cornelissen. Pese a todo, el economista apunta que “no está claro en esta etapa si tiene suficiente respaldo del Congreso para sus planes”.

“Los valores industriales se han encarecido mucho”

“La euforia respecto a las propuestas de Trump en favor del crecimiento pueden desvanecerse ante las realidades políticas”, reflexiona Luca Paolini, de Pictet AM. “Creo que las expectativas de aumento de beneficios en acciones industriales pueden haber llegado demasiado lejos tras la elección de Trump”. Este especialista considera que el aumento de inversión en infraestructuras puede ser beneficioso para muchas compañías industriales pero reconoce que están preocupados porque “las previsiones a corto plazo han ido demasiado lejos y el rally ha situado estos valores entre los más caros”. En cuanto a la renta fija, Paolini cree que cualquier repunte de la aversión al riesgo puede generar rotación hacia deuda de EE UU “donde tenemos preferencia por vencimientos a muy largo plazo”. Esto provocaría que los bancos centrales de países emergentes suban tipos de interés para reducir la debilidad de sus divisas.

“Habrá una estrecha conexión entre política y mercado”

El gestor del fondo de inversión M&G Optimal Income, Richard Woolnough cree que Donald Trump tendrá un enfoque de liderzago muy directo, que puede influir en la economía. “El ejemplo más obvio de este nuevo estilo es la correlación entre su elección y la depreciación del peso mexicano. El nuevo presidente es conciso y directo. Será un hombre de pocas palabras quien decida las políticas que se aplicarán. Los nexos causales entre el Gobierno y los mercados volverán a ser muy evidentes”, reflexiona Trump. “Sólo con el tiempo podrá saberse si las políticas que vaya adoptando Donald Trump son positivas o negativas y a quién beneficiarán o perjudicarán. Lo único que es seguro en los próximos meses es el restablecimiento de un contexto en el que los planos político y económico primarán sobre los mercados”, apunta Woolnough.

“Las políticas de Trump provocarán inflación”

“El comportamiento de las Bolsas tras el resultado electoral en Estados Unidos sugiere que, en general, los inversores esperan que la administración Trump, plagada de figuras procedentes de la industria y del mundo de las finanzas, logre fomentar el crecimiento económico real y provocar un repunte de la inflación. No obstante, conviene recordar que los mercados ya mostraban un mayor apetito por el riesgo antes de la victoria de Trump, y que ya descontaban mayores niveles de crecimiento e inflación como respuesta a la mejora de los datos económicos mundiales”, reflexiona Brendan Mulhern, estratega mundial de la gestora Newton, perteneciente al grupo de BNY Mellon. Este experto considera que los movimientos alcistas se han debido más a una continuidad de una tendencia de fondo previa a Trump y advierte de que los precios de los valores más cíclicos han subido demasiado en las últimas semanas.

“Mantenemos un tono optimista hacia Estados Unidos”

El director de inversiones (CIO, en sus siglas en inglés) de Deutsche Asset Management, Stefan Kreuzkamp, asegura que no han perdido el “moderado optimismo que mantienen respecto a Estados Unidos desde las elecciones”. Uno de los argumentos para sostener esta percepción es que las dos cámaras del congreso y la Casa Blanca estarán bajo el control del mismo partido. “Hay un ambiente generalizado de esperanza, sobre todo entre las pequeñas y medianas empresas, las cuales se beneficiarán de una reducción de impuestos y gravámenes gracias a la administración del partido republicano”. Kreuzkamp se muestra más cauto a la hora de hablar de los grandes proyectos anunciados por Trump. “Las medidas proteccionistas, que tendrán efectos negativos a largo plazo, y en segundo lugar el arranque de los programas de infraestructuras tienen el riesgo potencial sobrecalentar la economía”.

“Hay riesgo de que el ciclo económico se desacelere en 2017”

Didier Saint-Georges es miembro del comité de dirección de la gestora francesa Carmignac. A su juicio, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tiene una lectura específica en clave interna. “Para la economía estadounidense supone un retorno a la supremacía del capitalismo, que traerá consigo recortes de impuestos, unas normativas más laxas e incentivos a la inversión. Estas medidas anunciadas hacen que los indicadores de la confianza de los consumidores y de las empresas estadounidenses hayan mejorado notablemente desde el día de las elecciones. La economía estadounidense va a toda máquina”. Para los mercados financieros la lectura es más compleja. “La promesa de aceleración del ciclo económico estadounidense empieza a reflejarse en la Bolsa –especialmente en sus sectores más cíclicos— y en el dólar. Pero la fortaleza de estos movimientos puede crear su propio antídoto, y que el ciclo económico se desacelere”.

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