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Ciencia y Salud

Janssen saca un fármaco clave para la esquizofrenia

El nuevo antipsicótico reduce las dosis anuales de 12 a cuatro

Thinkstock

Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los psiquiatras que tratan casos de esquizofrenia es que los pacientes que sufren este trastorno mental a menudo se niegan a tomar la medicación. No en vano, la enfermedad altera los pensamientos y el comportamiento de las personas, llevándoles a tener delirios, alucinaciones y afectando su percepción de la realidad. Por ejemplo, haciéndoles creer que están curados o que les quieren envenenar con esos fármacos.

Otros fármacos para tratar la enfermedad

Trevicta, el nuevo fármaco de Janssen, solo lleva unas semanas en el mercado y, por tanto, no se ha podido medir su funcionamiento en término de ventas. Xeplion, del mismo laboratorio y con el mismo principio activo (palmitato de paliperidona), fue el tercer fármaco más vendido en España el año pasado, según datos de QuintilesIMS, por lo que, al reducirse las dosis anuales sin perder efectividad, es de esperar que Trevicta logre una buena aceptación.

Entre los antipsicóticos más populares se cuenta también el genérico de aripiprazol desarrollado por Kern Pharma, presentado en este caso en forma de comprimidos.

Zeldox (ziprasidona), de Pfizer, también se cuenta entre los medicamentos más reconocibles para esta enfermedad.

De ahí la importancia de Trevicta (palmitato de paliperidona), que se administra cada tres meses en vez de cada mes, como se hacía con Xeplion, desarrollado por la misma compañía. El nuevo medicamento se lanzó en España en diciembre de 2016, un año después que en EE UU, donde ha tenido buena aceptación. El desarrollo del fármaco ha costado unos 2.000 millones de dólares, asegura Antonio Fernández, director de acceso al mercado y asuntos gubernamentales de Janssen, si bien la cifra exacta no se ha revelado. “El coste equivalente de este tratamiento ha bajado un 10%, ya que de doce dosis anuales pasamos a cuatro”, abundó Fernández durante la presentación del medicamento, que está financiado por el Sistema Nacional de Salud y al que ya han accedido unos 50.000 pacientes en España.

“Se trata de un medicamento que cambia las cosas. Asegurar la adherencia al tratamiento médico es una de las grandes luchas que tenemos los psiquiatras”, explicó el doctor Miquel Bernardo, director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínic de Barcelona. “Al ampliar los periodos sin administración de medicinas, podemos tratar al paciente de otra forma, ahondando en otras dimensiones del tratamiento”, afirmó este experto.

La esquizofrenia afecta al 1% de la población mundial. Se calcula que en Europa la padecen unos 3,7 millones de personas, siendo su incidencia mayor entre hombres que entre mujeres. En España hay unas 400.000 personas diagnosticadas. La probabilidad de sufrir un trastorno esquizofrénico aumenta un 10% si ya se ha tenido algún episodio. O lo que es lo mismo: cada recaída hace que la recuperación sea más difícil. “El 85% de los pacientes sufren de esquizofrenia de forma crónica”, apuntó el doctor Fernando Cañas, jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Psiquiátrico Rodríguez Lafora de Madrid.

De ahí la importancia en tratar de que la duración de la enfermedad sea la menor posible. Y de que no se repita. Ahí entran los antipsicóticos, cuyo objetivo es que no aparezcan más brotes. Los fármacos son un tratamiento más, al que cabe sumar terapias conductuales, psicoterapias y otros tratamientos psicológicos. Aunque los expertos coinciden en que, si no existe la base de estabilidad que aporta el fármaco, el resto puede no funcionar.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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