El coche eléctrico requerirá energía equivalente a 18 centrales nucleares
La nueva potencia de 150 GW procederá de energías renovables, más de la mitad eólica
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) calcula que los coches eléctricos podrían suponer en 2030 entre el 4% y el 5% del consumo total de electricidad y dispararse hasta el 9,5% en 2050, según las nuevas proyecciones publicadas la semana pasada. El estudio se basa en que el 50% del parque automovilístico sea eléctrico en 2030 y el 80% en 2050.
En España e Italia el consumo se aproximaría a la media europea, pero en los grandes mercados automovilísticos (Francia, Alemania y Reino Unido) sería superior. Por su parte, en países pequeños, el impacto del e-coche será superior: absorberá hasta el 16% de la electricidad en Irlanda o el 25% en Luxemburgo.
La sustitución del combustible tradicional (gasolina y gasóleo) de los vehículos por la electricidad requerirá un gran esfuerzo de inversión en el sector energético. “La batería de un Tesla son 85 kw y recargar un millón de Teslas en carga lenta [8 horas] supone 10 GW de consumo cada hora”, ilustra un especialista del sector el alcance de la demanda que puede suponer la introducción del coche eléctrico. Unos coches que ahora sólo suponen el 0,03% del consumo total de electricidad, muy lejos del 9,5% de media que apunta la UE.
Para cubrir el aumento de la demanda, se precisará de una capacidad de generación adicional en toda Europa de 150GW, muy por encima de los 20GW de capacidad adicional previstos en el escenario de base calculado en 2013.
La magnitud del esfuerzo es tal que los 150 GW equivalen a 18 grandes centrales convencionales, como nucleares o ciclos combinados (unos 800 MW por unidad), y representan un 15% del actual sistema eléctrico de toda la UE o un 150% del español (108 GW).
Fuentes del sector consideran que el esfuerzo es asumible para Europa y recuerdan que en España se construyeron 50 ciclos combinados entre 2000 y 2012, mientras que la nueva capacidad para el e-coche deberá construirse en más de 30 años. España, además, dispone en estos momentos de una enorme sobrecapacidad: la punta histórica, 45,5 GW, se registró en 2007, aún por encima de la citada capacidad instalada de 108 GW. “Podríamos recargar los coches de toda Europa”, ironiza una fuente, aunque reconoce que serían necesarias unas interconexines mucho más potentes.
- Recortar las emisiones
La capacidad de generación necesaria podría ser incluso mayor, y elevarse hasta 170 GW, si la generación adicional se cubre sólo con renovables, una opción que el estudio de base de la AEME, realizado por el instituto alemán Öko, considera imprescindible si se quiere que el coche eléctrico tenga un impacto positivo en la reducción de emisiones de CO2. En ese caso, la generación procedente de renovables debería aumentar un 22% sobre el escenario previsto (que apunta a 786 GW de renovables en 2050). Según el estudio, la nueva meta requerirá añadir 87 GW en eólica, 45 GW en solar, 24 GW en hidro y 13 GW en biomasa.
La AEMA reconoce que si la demanda del e-coche se cubre con electricidad generada con combustibles fósiles la reducción de emisiones será mínima y, en algunos países, incluso podrían aumentar. Una consecuencia incoherente con el objetivo de la UE de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 80% y un 95% en 2050. En estos momentos, el transporte supone una cuarta parte de dichas emisiones en Europa y con la implantación del coche eléctrico bajarían en 2050 un 10% (255 millones de toneladas de CO2). Pero la mejoría se perdería en parte si la electricidad no es neutra en emisiones.
Peligro de colapso en las redes
La revolución del coche eléctrico también afectará a las infraestructuras del sector energético y, por primera vez, la Comisión Europea, va a destinar financiación comunitaria a proyectos que permitan la transición del transporte hacia fuentes de combustibles libres de emisiones de Co2. La semana pasada, la comisaria europea de Transportes, Violeta Bulc, convocó el primer concurso de proyectos para garantizar esa integración entre el sector energético y el del transporte, con una partida de 40 millones de euros.
El primer reto es la adaptación de las redes eléctricas, que se podrían colapsar o sufrir graves problemas técnicos con el aumento de la demanda y el previsible cambio en el perfil de consumo (será necesario recargar en horas valle y las horas pico serán muy diferentes a las actuales).
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en un informe publicado la semana pasada, señala que no se puede establecer un umbral común para todos los países sobre el índice de penetración del coche eléctrico que desencadenaría los problemas. Pero señala que la mayoría de los estudios muestran que las dificultades surgen cuando el coche eléctrico supera el umbral del 10% del total del parque automovilístico.
La AEMA recomienda que las políticas y las inversiones del sector energético y las del sector de transporte se coordinen estrechamente a partir de ahora.