Abengoa logra el visto bueno del 75% de sus acreedores a su plan
Negocia un adelanto de parte de los 650 millones con los hedge funds para seguir a flote
El parto ha sido largo, intenso y doloroso. Abengoa lleva negociando desde hace un año una fórmula para sobrevivir. La ha conseguido, pero después de llamar a casi todas las puertas posibles. En la madrugada del miércoles al jueves, a las 1.30 (hora española), el papel con la hoja de ruta para su salvación ya estaba en los registros de la CNMV. Supone una evolución del plan presentado el 10 de marzo, con nuevos rescatadores y un profundo descenso del importe que se le inyectará. Las acciones B se hundieron ayer un 8,7% y las A, un 2,2%, de forma que Abengoa capitaliza 245 millones de euros, frente a los cerca de 4.000 millones que llegó a valer en los máximos históricos que marcó en septiembre de 2014.
La buena noticia es que, esta vez, el visto bueno es prácticamente un trámite. Fuentes conocedoras de las negociaciones señalan que la operación de salvamento tiene ya el visto bueno, aunque sea de manera informal, de dueños del 75% de su deuda corporativa –el porcentaje necesario para surta efecto el plan–, que suma unos 9.500 millones de euros en total.
El objetivo es que el periodo de adhesiones arranque la próxima semana o a inicios de la siguiente, después de una puesta de largo detallada el martes 16 de agosto a las seis de la tarde. El plazo para decir “sí” será de un mes y en ese tiempo se convocará una junta extraordinaria de accionistas para dar validez a todas las propuestas de reestructuración.
Los 18.000 empleados que forman la plantilla, y también su negocio, se centrará en un futuro en la ingeniería. Las áreas de energías renovables y de bioenergía se venderán. En el borrador presentado hace cinco meses se incluían desinversiones de activos por 40 millones este año, que se complementarán con 50 el próximo año y otros 600 en 2018.
Los diez nuevos dueños de Abengoa –los hedge funds Abrams Capital, The Baupost Group, Canyon, Centerbridge, D. E. Shaw, Elliott Management, Hayfin Capital, KKR, Oaktree y Värde– decidirán, en última instancia, el ritmo de desinversiones. Serán ellos los que aporten la mayor parte, si no todos, los 655 millones de euros nuevos, así como los encargados de refinanciar los 515 millones inyectados por fondos y entidades financieras desde el pasado mes de septiembre. Esta liquidez contará con garantías reales, como las acciones de Atlantica Yield o la planta de cogeneración en México A3T, así como otros proyectos de ingeniería que la blindarán de cualquier problema. Los intereses variarán según el tramo de cada financiación –se ha estructurado en tres partes–, pero estarán por encima del 10% anual, más comisiones de apertura o amortización. Los grandes damnificados serán los dueños de la deuda actual. Se les obliga a participar en el rescate y a capitalizar el 70% del importe; si no, serán arrinconados los próximos 10 años con el único derecho de recibir el 3% de su préstamo inicial.
La financiación antigua quedará como máximo en 2.700 millones y Abengoa pagará por ella un 1,5%, lo que supone una rebaja sustancial frente al 7,6% que abonaba hasta la crisis. Abengoa se guarda la carta de aplicar además una quita del 80% a los acreedores que quieran capitalizar una parte de sus créditos pero que no aporten dinero nuevo ni avales. Aviso a navegantes de Houlihan Lokey, guía de los hedge funds, y de KPMG, asesor de los bancos: es menor el riesgo de participar que el de quedarse al margen.
La actual dualidad de acciones A, con 100 votos, y las B, con solo uno, se eliminará a medio plazo. Para insuflar confianza, Abengoa ha fichado al presidente de ArcelorMittal en España, Gonzalo Urquijo Fernández de Araoz como piloto de su reconversión.
Pedirá un anticipo para llegar a octubre
El dinero pactado no llegará a Abengoa hasta, previsiblemente, octubre. Así, la empresa ya negocia con los hedge funds que han firmado el acuerdo de reestructuración un adelanto de los 650 millones de euros que recibirá para aguantar hasta ese mes.
La empresa no ha abonado a sus trabajadores la paga extra de julio y las dificultades para abonar los salarios de ese mes han sido reveladoras. La compañía ha reducido sus necesidades de caja, con expedientes de regulación de empleo temporales en varias de sus unidades y con un recorte drástico de gastos generales. Pero aún así su consumo de caja es elevado.
Fuentes conocedoras de las negociaciones explican que el grupo que preside Antonio Fornieles necesita más liquidez de forma inmediata; lo que vendría a ser un crédito puente. Ya en diciembre las entidades financieras inyectaron 106 millones de euros y el pasado marzo varios de los fondos dispuestos a firmar el acuerdo inicial adelantaron otros 137 millones. La cifra barajada ahora ronda los 100 millones de euros, si bien las necesidades finales dependerán de varios factores, como eventuales ventas de activos. Es una suerte de crédito puente que Abengoa puede necesitar si no logra liquidez por otras vías.
Aunque los bancos son claramente damnificados en el acuerdo como dueños de la deuda antigua, tienen el consuelo de que los créditos que inyectaron en septiembre (125 millones) y en diciembre (106 millones) contarán con todas las garantías del dinero nuevo y pagarán intereses superiores en el entorno del 14% anual.