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Reestructuración financiera

Así quedará Abengoa tras la reestructuración financiera

10 fondos prestarán 655 millones a la firma y refinanciarán otros 515 Los acreedores que no participen en el rescate sufrirán una quita del 97%

Evolución de Abengoa

La hoja de ruta de la reestructuración del grupo de ingeniería presentada ayer vislumbra el papel que tendrán todos los actores en el rescate de Abengoa. La luz verde del plan de viabilidad supondrá en la práctica la dilución casi absoluta de los actuales accionistas liderados por Inversión Corporativa y la irrupción de un grupo de hedge funds, fondos de inversión y bancos acreedores.

Con el guión en la mano, el siguiente paso será presentar al juez que tramita el preconcurso de la compañía el cuórum necesario –el 75% del pasivo financiero– antes del 28 de octubre para evitar que Abengoa se convierta en el mayor proceso concursal de la historia de España.

Han sido los grandes tapados y los últimos en aparecer en escena tras la fuga de la mayor parte de los fondos de inversión que se retrataron el pasado mes de marzo y que habían adquirido parte del pasivo financiero de la compañía.

Abrams Capital, The Baupost Group, Canyon Capital Advisors, Centerbridge Partners, Hayfin Capital Management, Oaktree, serán junto con Värde, D.E. Shaw, Elliott Management y KKR– estos cuatro son los únicos presentes en el listado inicial de fondos– serán los encargados de poner sobre la mesa el dinero nuevo que precisa el grupo de ingeniería para poner en marcha su plan de viabilidad. Inyectarán 655 millones en la firma y refinanciarán otros 515 que han sido aportados desde septiembre de 2015. En total, aportarán 1.170 millones que tendrán un orden de prelación superior a la deuda ya preexistente. Entre todas estas entidades controlarán entorno al 50% de la nueva Abengoa tras el proceso de reestructuración.

Los inversores institucionales y minoritarios que adquirieron deuda de la compañía deberán elegir entre dos opciones: aceptar una quita del 97% sobre su valor nominal, manteniendo el 3% durante 10 años sin cobrar ni un euro de interés o capitalizar el 70% de los créditos. Aquellas firmas que opten por esta segunda opción, se repartirán un 40% del nuevo capital del grupo de ingeniería.

El objetivo del plan es que la deuda refinanciada no exceda de los 2.700 millones una vez ejecutada la capitalización, frente a los 9.500 actuales. Ese 30% de deuda preexistente será además sustituido por nuevos instrumentos, que tendrán un orden de sénior o junior en función de si participan o no en la concesión de los 307 millones de avales necesarios o en el dinero nuevo.

El sindicato de bancos acreedores liderado por Santander, CaixaBank, Popular, Bankia y Crédit Agricole, tras la salida de Sabadell –que se desprendió de su pasivo en Abengoa– y HSBC, que en los últimos meses salió del primer plano de las negociaciones, no inyectará dinero nuevo en la compañía.

En su caso, una vez que se ejecute la refinanciación del pasivo de Abengoa pasarán a ostentar una participación en la empresa del entorno del 40%, según reconocen fuentes conocedoras del proceso.

Un porcentaje al que se sumará otro 5% al que tendrán derecho por aportar los avales de 307 millones de euros que precisa la compañía para poner en marcha su plan de viabilidad. A este grupo están listas para sumarse entidades como Cesce y el ICO, ya presentes entre los acreedores financieros de Abengoa y que participarán, como es su deseo, si reciben la luz verde de la Comisión de Asuntos Económicos del Gobierno. Fuentes financieras confían en que así será.

Los actuales accionistas de Abengoa sufrirán una dilución casi absoluta dentro del capital de la compañía tras su reestructuración. Según los términos del acuerdo, ostentarán el 5% del capital del nuevo grupo pudiendo alcanzar el 10% en ocho años. Para duplicar su participación Abengoa ha de cumplir con todos sus compromisos de deuda, incluyendo sus costes financieros

De esta forma, la participación de su hasta ahora accionista de referencia, Inversión Corporativa, el brazo inversor de los Benjumea y de otras familias andaluzas, verá reducida su presencia desde el 51% de los derechos de voto (aunque menos del 19% de las acciones) actuales a un porcentaje se situará como mucho en el 2,5%. Mientras, los 50.000 particulares verán casi laminada su presencia en el accionariado de la compañía. Una pérdida de presencia que se suma a la caída del valor de su inversión dado que las B de Abengoa, las mayoritarias, acumula una depreciación del 76,7% en Bolsa en los últimos 12 meses.

La compañía fundada por Javier Benjumea Puigcerver y José Manuel Abaurre Fernández-Pasalagua junto a otros empresarios y familiares en 1941 se verá transformada. Las familias fundadoras –Benjumea, Abaurre Llorente, Aya Abaurre y los Solís Guardiola– verán reducida su participación y reducida su presencia en el consejo de administración.

Ninguno de los miembros de la familia Benjumea se sienta ya en el máximo órgano de dirección de la empresa, tras el cese de Felipe como presidente y de Javier como consejero.

Dentro del proceso de reestructuración y hasta su ejecución, los fondos y bancos han nombrado a Gonzalo Urquijo, presidente de ArcelorMittal España y consejero de Gestamp –grupo que a punto estuvo de entrar en Abengoa en noviembre de 2015–, para que tutele el proceso.

Dentro del plan de viabilidad emprendido en los últimos meses, Abengoa ha procedido a desprenderse de algunas de sus filiales y proyectos, reduciendo así sus necesidades de financiación desde la horquilla inicial fijada entre 1.500 y 1.800 millones de euros. Ha vendido su filial tecnológica Abentel a Ericcson, así como su paquete en Yoigo, su participación en la planta termosolar de Shams, en Emiratos Árabes Unidos, un parque eólico en Uruguay, cuatro plantas fotovoltaicas en España, se ha deshecho del 80% del proyecto San Antonio Water en EE UU y del bono convertible de Befesa, entre otras operaciones.

Sus activos más valiosos, como son su participación en su filial Atlantica Yield y el la planta de cogeneración mexicana A3T, así como sus negocios de ingeniería, serán utilizados como aval por los fondos para el dinero que precisa para poner en marcha su ajuste.

Queda por ver qué sucede con los acreedores no financieros y los proveedores, a los que en marzo la empresa les propuso fuertes quitas sobre su pasivo.

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