La isla serena a la sombra de los dioses
Lombok rivaliza con la vecina Bali en encantos para viajeros sin prisa.
Desde el aire, Lombok parece un pez globo, redondita y con aristas, los afilados salientes con que el mar ha modelado sus costas. Un aviso para que no nos dejemos deslumbrar por las bonitas playas y aguas turquesas y cristalinas que se intuyen también desde el cielo y que describen todos los folletos de viaje.
El océano Índico en estos lares se bate con fuerza y cabalgar sus olas es un reto solo apto para surfistas con pericia. Si las nubes lo permiten, también divisará una magnífica panorámica del gunung (monte) Rinjani, un volcán activo que encierra una laguna verde en su cráter y es la segunda cima más elevada de Indonesia; allá abajo los campos de arrozales forman una perfecta postal y las tupidas selvas esconden maravillosas vistas y cascadas. Un aperitivo de lo que descubrirá al aterrizar.
Playas con vistas, volcanes invisibles entre nubes, cascadas ocultas y terrazas de arroz
Lombok es una de las más de 17.000 islas que componen el archipiélago de Indonesia. Encerrada entre Bali, con la que limita al oeste, y Sumbawa, al este, no tiene la fama turística de la isla de los dioses, ni el ajetreo caótico de Java, la espiritualidad de Sulawesi o el misterio de la desconocida y escarpada Sumbawa, pero no le defraudará en absoluto dedicar unos días recorrerla, sin prisa.
Mataram es la capital y la ciudad más grande de la isla, bulliciosa, con grandes y arboladas avenidas, y que suele ser el punto de llegada en avión. Si ya pasó por Bali, los arrozales, pueblos y templos al este de Mataram le recordarán el paisaje de esta isla; si Bali es su siguiente etapa de viaje, es un buen anticipo de lo que le esperará allí.
A los habitantes de Lombok les gusta presumir de que su isla tiene todos los dones que los dioses concedieron a Bali, pero que esta carece de las bondades de Lombok. Diferencias entre ambas islas hay muchas; por ejemplo, Lombok es profundamente musulmana y carece de los hermosos y espectaculares templos hinduistas balineses, y sus gentes son mucho más reticentes ante el visitante.
Mataram suele ser ignorada por los turistas que prefieren la cercana Senggigi, con sus bonitas playas y sus hoteles integrados en la naturaleza.
Esta localidad parece un tanto destartalada, pero eso es parte de su encanto; se extiende unos 10 kilómetros por la carretera de la costa y a lo largo de ella se encuentran la mayor parte de los hoteles, restaurantes, tiendas, centros de buceo y pequeños turoperadores para alquilar motos, coches o contratar excursiones por la isla.
Sus playas de arena fina y de distintos colores le permitirán contemplar magníficas puestas de un sol rojo intenso escondiéndose detrás de la vecina Bali. Otro espectáculo es observar cuando los pequeños pesqueros se hacen a la mar al anochecer y forman un desfile de lucecitas que se funden entre el cielo y el mar.
Al norte de Senggigi encontrará calas casi desérticas, aunque no se sabe cómo, en algún momento, cuando más tranquilo esté, aparecerá un lugareño vendiendo desde cocos a los típicos sarong (pareos), o perlas que compiten en fama con las australianas pero mucho más baratas, o se ofrecerán a darle una clase de surf.
No se preocupe, no le darán mucho la lata. En el sur de la isla está la tranquila Kuta, nada que ver con su homónima y degradada balinesa. Allí están las mejores playas y las mejores olas del mundo.
Al norte de la isla se alza el Rinjani, 3.726 metros de laderas escarpadas. Subir hasta su cima es una experiencia... casi religiosa, sí. La montaña es sagrada para los sasaks, los antiguos pobladores de Lombok, que aún realizan ofrendas. Si decide subirlo, contrate una excursión con guías autorizados para realizar un trekking de entre dos y cinco días y evite la época de lluvias, de noviembre a marzo, que hacen el camino resbaladizo. En la cima hace frío. No olvide nunca que la montaña puede despertarse.
Guía para el viajero
Cómo ir. Varias compañías europeas y asiáticas vuelan desde Madrid a Denpasar (Bali) con escalas, entre ellas, Etihad –desde 874 euros y muy buen servicio a bordo–. En Denpasar son muchas las compañías locales low cost que tienen vuelos entre Bali y Lombok (25 minutos) como Lion Air y Merpati.
Dónde dormir. Hay ofertas para todos los bolsillos. Le recomendamos el Qunci Villas, un cuatro estrellas con muy buena ubicación al norte de Senggigi –puede llegar dando un paseo–. El servicio es atento y los bungalós y villas –algunas con piscina privada–, espaciosos y bonitos, con magníficas duchas exteriores. El hotel cuenta con piscinas infinity. Desde 158 euros, en Booking.com.
Cómo moverse. La moto es la forma más cómoda de desplazarse para cortas distancias, puede alquilar un coche –incluso con chófer– o contratar los servicios de una agencia local. Le recomendamos Peramatour.com para excursiones por la isla o para visitar las vecinas Komodo, Rinca, Flores o las emergentes Gili.