Las universidades catalanas dominan un sistema estancado
La Pompeu Fabra es, según la Fundación BBVA, la mejor Las privadas dan la talla en docencia, pero se quedan atrás en investigación
Las tres mejores universidades españolas son catalanas: Pompeu Fabra, Autònoma de Barcelona y Politècnica de Catalunya. Esta comunidad autónoma es la más aventajada en cuanto a educación superior, situándose 20 puntos porcentuales por encima de la media, mientras que La Rioja se queda un 26% por debajo. Existen grandes diferencias regionales, pero también entre los propios centros. Las grandes áreas metropolitanas concentran las mejores instituciones. Y, en su conjunto, el rendimiento medio del sistema ha empeorado ligeramente respecto al año pasado.
Desigualdad interna y externa
Los rankings internacionales corroboran el mal estado de forma del sistema español de educación superior. El centro español con mejor puntuación en el ranking de Shanghai, la Universidad de Barcelona, se coloca en el puesto 171. Las siguientes son la Autònoma de Barcelona (201) y la Autónoma de Madrid.
El U-Ranking identifica distintos subgrupos de universidades en España. Las de mejor rendimiento son las llamadas universidades de alto rendimiento, entre las que se encuadran las politécnicas, la Pompeu Fabra y la Carlos III de Barcelona. Le seguirían las grandes universidades metropolitanas, como la Complutense, la Universitat de Barcelona o la de València, y las jóvenes universidades investigadoras, donde entran la Rovira i Virgili, la Jaume I o la de Illes Balears.
Después vienen las universidades regionales generalistas, las privadas y las públicas docentes. En último lugar quedan los centros a distancia.
Estas son las principales conclusiones de la cuarta edición del U-Ranking, la clasificación de universidades en función de su rendimiento docente, investigador y de transferencia científica que realiza la Fundación BBVA junto al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). El estudio analiza 61 universidades, 13 de ellas privadas, que representan más del 95% del sistema universitario español. El 5% restante se corresponde con los centros (todos ellos privados) que no hacen pública la información con la que se elabora el índice. Pedir datos podría dar pie a tergiversaciones, dicen los autores.
Las puntuaciones del ranking se confeccionan en función de 25 indicadores, que tienen en cuenta desde el número y calidad de publicaciones científicas hasta la proporción de profesores doctores, pasando por el presupuesto, las tasas de abandono, notas de corte, patentes, alumnos por aula o estudiantes extranjeros.
- Sin mejoras
“Estamos mejorando entre poco y nada, tanto desde la perspectiva nacional como internacional. Nos quedamos lejos de los mejores”, aseguró ayer el director de investigación del IVIE, Francisco Pérez, durante la presentación del informe. “Los resultados indican que los ajustes presupuestarios han tenido consecuencias en el sistema universitario, sobre todo en la investigación”, sentenció.
¿Por qué las universidades catalanas están 10 puntos por encima de las navarras, a 17 de las madrileñas o a 29 de las vascas? Joaquín Aldás, coautor del estudio, opina que la diferencia más clara entre la política universitaria catalana y la del resto es su orientación internacional. También se han esforzado en especializar sus centros. “No solo importa gastar más, sino bien”, apuntó Pérez.
- Pública frente a privada
Las diferencias entre las universidades públicas y privadas también saltan a la vista. Las primeras lideran las clasificaciones en investigación y transferencia de tecnología. Las segundas, en cambio, puntúan un 8% mejor que las públicas en docencia. La Universidad de Navarra es, junto a la Pompeu Fabra, la mejor en esa categoría, en cuyas diez primeras posiciones coloca cinco centros. Midiendo las tres variables cambian las tornas. Seis de las diez peores universidades analizadas son de capital privado.
- La transferencia funciona
La puntuación media del sistema se ha contraído respecto al año anterior, lastrada fundamentalmente por el empeoramiento de las condiciones en la docencia y por los retrocesos en investigación, “consecuencias claras de los recortes”, subrayó Pérez. La buena noticia es que la transferencia de tecnología, es decir, las patentes, ha subido un 22% entre 2013 y 2016.