Un ejecutivo, el ¿mejor? guía para el universitario
La falta de conexión entre universidad y empresa preocupa a los alumnos No solo los estudiantes se benefician del proyecto, también los grandes ejecutivos
Alfonso Rodés es el consejero delegado de Havas Media, y, por tercer año consecutivo, participa en el programa Mentores, organizado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD). “Ojalá hubiese podido vivir yo una experiencia así en mi época de estudiante”, explica. Se refiere al hecho de haber sido orientado y aconsejado por un alto directivo tras licenciarse en la universidad. Y como nunca es tarde para vivir esa experiencia, ha decidido participar en una iniciativa de este tipo. En esta ocasión y como no se puede volver al pasado, ha invertido las tornas.
El citado programa, cuyo plazo de inscripción finaliza el día 29 de este mes, pone en contacto a estudiantes de último curso de todas las universidades públicas españolas con ejecutivos y directivos de grandes empresas. Rodés será uno de los mentores encargados de guiar y aconsejar a los alumnos. “Al terminar la carrera se tienen muchos miedos e incertidumbres sobre lo que va a deparar el futuro”, comenta. Una de las tareas de los mentores es precisamente esa, allanar el camino e ilustrar con su experiencia a los alumnos, ya que de otra forma casi no hay posibilidad. “No hay una conexión suficiente entre la empresa y la universidad. Nuestra tarea es trasladar a las instituciones educativas cuáles son los perfiles que necesitamos, pero si los centros docentes no responden, no sirve de nada”. No obstante, este ejecutivo reconoce que, aunque las compañías se quejan, no siempre se esfuerzan por solucionar los problemas. “Y este modelo de escuchar y trabajar con los estudiantes, es una buena manera de comenzar a hacerlo”, añade.
La falta de diálogo con el mundo empresarial es una de las carencias de la universidad española. Los graduados terminan sus estudios sin estar preparados para el mercado laboral que van a encontrarse. Un ejemplo, el Barómetro de Empleabilidad y Empleo de los Universitarios en España en 2015, elaborado por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) y la cátedra de la Unesco, muestra cómo los contenidos propios de las titulaciones reciben una nota de satisfacción baja, y confirma además que la peor parte se la llevan las metodologías educativas de apoyo al estudiante, tales como la orientación, o la búsqueda de empleo.
La participación en proyectos de investigación y las prácticas en las compañías, son también dos apartados que los universitarios puntúan con un suspenso. Por eso, muchos de ellos se ven en la necesidad de recurrir a este tipo de proyectos. “De hecho, la mayoría de los estudiantes que han participado en estas ediciones han reconocido que nunca han tenido un contacto real con el mundo empresarial”, destaca Sonia Martínez, gerente de la Fundación CYD. “Con el programa empiezan a hacerlo, y además con altos perfiles, ya que todos los mentores son o patronos de la fundación, o altos ejecutivos”, destaca.
Noelia Medina es graduada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Rey Juan Carlos, y participó en el programa de mentores el pasado año, con Alfonso Rodés como guía. “Me ayudó bastante a encaminar un poco el futuro, y a dirigir los pasos a dar tras acabar la carrera., pero sobre todo a ver qué sector es el que tenía más oportunidades”. Ahora mismo, trabaja como becaria en una empresa de marketing. Una de las mayores ventajas de esta iniciativa, explica Medina, es que no hay nada establecido. “Puedes hablar de lo que te gustaría hacer al acabar los estudios, de cómo lograrlo, de algún proyecto que tengas en mente. Y aunque no te soluciona las dudas, también te abre puertas que nunca antes te habías planteado”, comenta. Una situación parecida la vivió Bernat Cortés, graduado en Ingeniería Industrial por la Universidad Ramón Llull. “Al terminar la carrera no sabía muy bien qué hacer. No estaba totalmente perdido, pero sí tenía dudas de hacia dónde enfocar el siguiente movimiento”. Bernat tuvo de tutora a María Salamero, directora de innovación y conocimiento en Agbar. En su caso, explica, tuvieron una primera entrevista en la que trazaron unos objetivos. “En los siguientes encuentros nos dedicamos a buscar una solución para acercarnos a esas metas que nos habíamos fijado”, comenta este alumno, cuyo futuro profesional pasaba por irse fuera de España.
Ninguno de los alumnos que participan en este programa puede ser fichado por la compañía en la que trabaja el tutor. No solo los estudiantes repetirían, la experiencia, también volverían a pasar por el programa los propios ejecutivos. “De hecho, dos años después aún conservo relación con los alumnos con los que sigo hablando y sigo manteniendo relación”, añade el ejecutivo de Havas Media.
Una relación de beneficio mutuo
Sin duda, ser orientado por un alto ejecutivo es una experiencia única para un estudiante que, entre una de sus principales demandas, está el tener mayor relación con el ambiente empresarial. Pero de este intercambio de sabiduría no solo se benefician los universitarios. David Hernández, director de estrategia de producto de Agbar, también participó en el programa, y explica que también fue enriquecedor para él. “Supone un ejercicio de empatía y al mismo tiempo conocer de cerca a los jóvenes que salen al mercado laboral”, explica. Por su parte, Sonia Martínez, gerente de la Fundación CYD, reconoce que para los directivos es muy complicado conocer el perfil de los universitarios, “que al fin y al cabo son los que luego van a trabajar en sus compañías”. A Hernández, su paso por el programa le sirvió para saber qué piensa la gente joven y cuáles son sus principales preocupaciones, entre las que se encuentra la manera de acceder a un primer empleo. “Es gratificante orientar a los jóvenes con ideas que parecen obvias, pero que para ellos son importantes, como es elegir el primer trabajo”.