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¿Cuándo se puede plantear la inversión en un fondo garantizado?

5 requisitos para que los fondos garantizados sean interesantes

cinco requisitos fondos de inversión

Hay dos factores fundamentales que hay que conocer a la hora de plantearse la inversión en un fondo garantizado. El primero, y tal vez más importante, es que es falso que un fondo esté garantizado aunque en el nombre lleve este adjetivo; y el segundo es que rara vez dan unas rentabilidades aceptables comparándolos con productos alternativos con idéntico riesgo.

Estas dos afirmaciones no son subjetivas ni opinables, son una realidad que cualquier lector puede comprobar acudiendo por un lado a los riesgos de cualquier fondo "garantizado" donde verán que en caso de que los títulos de deuda que hay en cartera sean insolventes el fondo perderá el valor proporcional de los mismos, y por otro analizando tablas de rentabilidad de los fondos que se publican en numerosos portales financieros, entre ellos en Inverco.

Partiendo de esta base, sería falso decir que un inversor debe descartar la compra de este tipo de fondos, pero sí que se podrían dar una serie de requisitos, de muy difícil cumplimiento, para que sea interesante hacerlo, siempre en un porcentaje limitado de una cartera de inversión:

1. Garante del fondo

Un fondo "garantizado" se apoya en emisiones de deuda para "garantizar" un capital, por lo tanto es fundamental conocer el grado de solvencia del emisor o emisores de los bonos que lo sustentan. Evidentemente, es difícil que un pequeño inversor pueda hacer un análisis sólido, así que hay otras herramientas como las calificaciones de las agencias de rating. Desde luego que sea una entidad financiera diferente a la gestora y además una de las catalogadas como sistémicas, es decir aquellas a las que no se pueden dejar caer o "too big to fail" si se trata de un bono senior ofrece tranquilidad.

2. Subyacente

Existen fondos en los que además de dar una rentabilidad "fija" ofrecen una variable en función del comportamiento de uno o varios activos bursátiles, lo que se llamarían sus subyacentes.

Los fondos cuyo subyacente sea una cartera de acciones tiene varios inconvenientes respecto a uno que sea de índices bursátiles: las acciones, sea cual sea puede soportar pérdidas mucho más significativas que su índice de referencia donde queda atenuada la pérdida; además los precios que se toman de referencia (si la acción X está por encima de su precio de día Y) no incorpora los descuentos de dividendos que irá dando durante la vida del fondo.

Evidentemente las valoraciones fundamentales y técnicas de estos índices deben marcar altos potenciales de revalorización.

3. Plazo

Que el plazo no sea excesivamente largo es primordial porque se trata de fondos, que aún siendo líquidos, suelen ir acompañados de comisiones de rescate anticipado elevadas lo que dejaría poco margen de maniobra a un inversor en caso de cambios personales, tanto económicos como emocionales y de las condiciones del mercado (insolvencia del emisor, tendencia del subyacente…).

4. Pérdida máxima

Aunque lo convencional es que el fondo se venda con una "garantía" del 100% los hay que dan una menor, lo cuál puede ser positivo. Incluso los hay que la pérdida podría ser el 100% si algún subyacente cotiza por debajo de una "barrera de protección". Niveles de pérdidas superiores al 10% no parecen encajar en un inversor conservador que quiera este tipo de productos.

5. Potencial rentabilidad

La rentabilidad que se busca en este producto debe ser superior al de otros con riesgos similares, por lo tanto se deben exigir altos porcentajes sobre la revalorización del subyacente para compensar la menos liquidez (o las penalizaciones en caso de salida anticipada), los gastos (suelen ser superiores a los de los fondos convencionales), etc… Entre un 50% y un 100% de la revalorización del subyacente lo puede compensar.

Desde luego, es difícil que un fondo mal llamado garantizado cumpla estos cinco puntos, pero si lo hace no se debe descartar con rotundidad.

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