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Los precios y su variación son cruciales en decisiones económicas

¿Qué es la inflación y el Índice de Precios al Consumo (IPC)?

Qué es el ipc y la inflación

A diario nos enfrentamos con decenas de magnitudes económicas, algunas más fáciles de entender, tanto su significado como en cómo nos afectan, pero otras no lo son tanto. Esto ocurre con los precios de los productos y servicios que nos rodean y su evolución, así como en las herramientas estadísticas que miden estas variaciones. Lo lógico a lo largo del tiempo es encontrarnos con alzas de precios, es lo que se denomina, inflación. Pero coyunturalmente podemos tener fases económicas en la que los precios caigan, ya sea en algún determinado producto o servicio o de forma general, este fenómeno económico se denomina deflación, que es lo que estamos viviendo en los últimos meses en España.

Un análisis sencillo nos llevaría a pensar que la subida de precios es mala y la bajada positiva, pero no es ni mucho menos tan simple. Una subida excesiva de precios hace perder poder adquisitivo al ciudadano, ya que con su dinero compra muchos menos productos pero una deflación continuada también tiene sus efectos negativos. Si los precios bajan los resultados empresariales se deterioran, lo que lleva a ajustes de plantilla e inversión, disminuyendo el poder adquisitivo de los trabajadores que comprarán menos y llevarán a que los precios sigan disminuyendo. La mejor situación está en la estabilidad de los precios, asumiéndose pequeñas subidas de precios, y para controlar cómo se comportan los precios hay que medirlo correctamente.

¿Cómo se miden los precios?

En España la medida de la inflación se realiza a través del Índice de Precios de Consumo (IPC), que mide la evolución de los precios de los bienes y servicios que consume la población residente en viviendas familiares en España. El principal “problema” de este tipo de índices es conseguir la mayor fiabilidad posible, incluyendo todos los bienes y servicios, que conforman la cesta de la compra y dándoles la importancia de cada uno de ellos tiene en la cesta de la compra familiar, es decir ponderándolos.

Por todo ello, a partir de enero de 2002 la metodología del IPC se renovó permitiendo adaptarse mejor a la evolución del mercado, actualizando las ponderaciones más frecuentemente y pudiendo incluir cuando sea necesario nuevos productos en el momento en que su consumo comience a ser significativo.

El IPC es tan importante, que antes de tener los datos definitivos cada mes, se publica el IPC adelantado, una aproximación que tenemos al arranque de cada periodo y que anticipa, aunque no con el mismo rango de detalle, lo que arrojará el IPC definitivo.

Pero además de estos dos indicativos tenemos uno más que se utiliza muy frecuentemente, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA). A través del IPCA se busca proporcionar una medida común de la inflación que permita realizar comparaciones internacionales, en nuestro caso especialmente con los países de la zona euro y otros países de la Unión Europea. Para conseguirlo, cada Estado miembro ha tenido que realizar distintos ajustes para conseguir la comparabilidad deseada mediante inclusiones o exclusiones de productos.

Las aplicaciones prácticas son muy importantes. El IPC era hasta hace poco el principal referencial para las subidas de salarios, aunque se aplica mucho menos desde los últimos años, sigue siendo importante. Si lo sigue siendo para actualizar muchos otros precios, desde nuestros seguros a la renta del alquiler. El IPCA no tiene tanta aplicación directa al ciudadano y si indirecta, ya que sirve para medir el cumplimiento de políticas de control de precio (como lo fue el Tratado de Maastritch) y como medida de competitividad entre países.

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