Santander y BBVA se blindan con 9.100 millones de liquidez adicional
La segunda línea de liquidez de la gran banca española ha engordado vertiginosamente en las últimas semanas. Mario Draghi dio el pistoletazo de salida el mes pasado, tras anunciar que el Banco Central Europeo (BCE) realizará macrosubastas de liquidez vinculadas a que las entidades den crédito a la economía real.
La ventanilla de dinero fresco a un tipo de interés del 0,25% –0,1 puntos porcentuales por encima del precio oficial del dinero– se abrirá el 18 de septiembre con la primera inyección de liquidez, la siguiente será en diciembre y habrá rondas adicionales a partir de marzo de 2015. El importe rondará los 400.000 millones en la operación que se efectuará dentro de dos meses, según estimaciones de Bloomberg.
Las condiciones para obtener la liquidez son varias. El importe que cada banco recibirá no podrá sobrepasar el 7% de la cuantía total de préstamos concedidos a particulares –sin incluir los créditos hipotecarios– y a empresas. Las entidades que vayan a la ventanilla tendrán que justificar además que conceden más crédito o, al menos, que moderan la caída del dinero que han prestado.
2018
es el año en el que los bancos tendrán que devolver, en cualquier caso, el dinero obtenido en las megasubastas de liquidez teledirigidas.
0,25%
es el tipo de interés al que el BCE prestará el dinero a los bancos en las inyecciones de liquidez que ejecutará en septiembre y diciembre.
400
mil millones de euros es el importe que se calcula que el BCE prestará en la subasta de septiembre.
Pero el primer requisito es más básico: deben disponer de activos para dejar como garantía en el BCE a cambio del dinero. Eso sí, el organismo que dirige Draghi les aplica un descuento frente a su valor nominal en función de la calidad del activo. Así, un bono de 100 euros con un descuento del 20% supondrá que el banco recibirá 80 euros en cash.
Deuda pública, cédulas hipotecarias, bonos privados de grandes empresas... Estos son considerados colaterales de máxima categoría. Pero también pueden llevarse al BCE bonos de titulizaciones; en ellos, las instituciones financieras suelen empaquetar préstamos de calidad diversa y a los que Draghi aplica rebajas más intensas. La banca española no había lanzado en 2014 deuda de titulizaciones –en realidad, lo que hacen es crear los bonos para después quedárselos en balance en lugar de venderlos a terceros, con el objetivo de dejarlos como garantía en el Banco Central–, pero tras el anuncio de la nueva ventanilla de liquidez los dos grandes han acelerado la creación de este tipo de estructuras.
Santander registró un primer fondo de titulizaciones de hipotecas el pasado 17 de junio por 1.495 millones de euros; y el pasado 8 de julio creó otro por 3.450. En total, 4.945 millones de euros en bonos de titulización de hipotecas. La entidad financiera explica en los folletos que “tiene intención de utilizarlos como garantía en operaciones del eurosistema […]”.
Una portavoz del banco que preside Emilio Botín matiza que en los últimos tiempos no han utilizado titulizaciones como colateral para descontar ante el BCE y añade que estas dos últimas operaciones se han ejecutado para elevar la segunda línea de liquidez de la entidad.
BBVA, por su parte, acaba de estrenar un fondo de bonos de titulización respaldados por participaciones hipotecarias y certificados de transmisión de hipotecas. El importe total es de 4.100 millones, y la entidad indica también que están destinados a utilizarse como colateral ante el BCE.
Eso sí, aunque en principio estos activos están destinados a obtener cash en las próximas megasubatas de liquidez –o en las clásicas semanales y trimestrales que efectúa periódicamente el organismo monetario–, las entidades se reservan la posibilidad de vender esos bonos en el mercado.
De hecho, fuentes financieras explican que los bancos están a la espera de que el BCE defina cómo realizará las compras directas de bonos de titulización. Mario Draghi anunció el 5 de mayo que está trabajando en ello. El objetivo es revitalizar este mercado para que las entidades conseguían financiación adicional para conceder nuevos créditos.
El pico del ciclo de las emisiones de bonos de titulización tuvo lugar en 2007, cuando el importe rozó los 142.000 millones de euros, según los datos de la CNMV. El año pasado, la cifra se quedó en unos 30.000 millones de euros;y la mayor parte no se vendió a terceros.