Funcas prevé que el crédito volverá a crecer entre el 3% y el 4% en 2015
El sector financiero español ha comenzado a dar las primeras señales de regreso a la normalidad en el primer trimestre del año, aunque de forma muy tímida y poniendo de relieve las dificultades que afrontan las entidades para volver a ser rentables y eficientes con el negocio bancario más clásico. Tras la digestión del pinchazo inmobiliario, el primer paso para la recuperación está dado pero el paisaje que quedará después de la batalla será muy distinto al previo a la crisis, con unos ratios de rentabilidad sobre recursos propios inferiores a los de 2007 y un crédito más caro que el que se concedía en los años anteriores al pinchazo inmobiliario.
El sector deberá asumir que, incluso pasada la crisis, aquellos tiempos ya no volverán. Es una de las principales conclusiones del libro titulado “El crédito bancario tras la crisis”, elaborado por Santiago Carbó, José García Montalvo, Joaquín Maudos y Francisco Rodríguez Fernández, y editado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
En la presentación realizada ayer, los autores avanzan que el crédito dará un primer síntoma de mejoría al cierre de este año y conseguirá crecer ya en 2015 a un tasa de entre el 3% y el 4%, aunque lo normal –y deseable– sea un incremento de entre el 6% y el 8% en una economía ya estabilizada, sobre la que en definitiva no pese como ahora la lacra del paro. Después de la profunda reestructuración bancaria y el proceso de concentración y de reducción de oficinas y de competidores, “el crecimiento de la inversión crediticia será, a medio y largo plazo, más bajo que el de los años anteriores a la crisis, pero la calidad de los préstamos concedidos mejorará”, explicó Santiago Carbó, profesor de la bangor Buseiness School y director de estudios de Funcas.
La mejoría del crédito ya comenzará finales de este año a mostrar crecimiento en términos netos, según Carbó, puesto que ahora las amortizaciones todavía superan ampliamente la concesión de crédito nuevo, a pesar de que esté arrojando aumento del 40% interanual en hipotecas y del 5% en pymes hasta marzo, según los últimos datos del Banco de España.
Tras la crisis, se impondrá un mayor control de riesgo que prevenga la entrada en mora. Y los diferenciales tampoco serán los de antes, salvando las distancias con el entorno actual de tipos de interés en mínimos históricos. “No veremos ya diferenciales de 25 ó 30 puntos básicos, eso ha muerto. Y lo razonable en hipotecas son diferenciales de entre 160 y 200 puntos básicos”, señaló José García Montalvo, catedrático de economía de la Pompeu Fabra. Y advierte que la banca deberá olvidarse de los tiempos en que se conseguía una rentabilidad sobre recrusos propios (ROE) del 20%.
Recordó que según una reciente encuesta de la Autoridad Bancaria Europea, el sector ya encuentra razonable un objetivo de entre el 12% y el 15%. “Eso es lo que se van a encontrar”, añadió. Y para un coste de capital que oscilará entre el 10% y el 12%, “el negocio aún es rentable”. Es de hecho, el gran desafío del sector después de las fuertes provisiones realizadas durante los años de crisis. La escasa perspectiva de rentabilidad ha sido además el argumento que ha defendido Barclays en su reciente decisión de poner a la venta su negocio de banca minorista en España.
Balance de la crisis
El balance de la crisis deja una reducción del volumen de los activos ponderados por riesgo de entre el 20% y el 30%, excepto en las entidades con ayudas públicas, en las que la reducción será superior, de entre el 30% y el 50%. La relación de créditos sobre el volumen de depósitos seguirá ajustándose hasta situarse en el entorno del 110, aunque los depósitos serán una fuente fundamental de la financiación bancaria. “No tiene por qué volver la guerra del pasivo. Lo que ya no volverá es el peso que tenía la financiación mayorista”, señaló García Montalvo entre otros aspectos que no deberían repetirse.
Más ajustes de red para ser eficientes
Desde septiembre de 2008, el momento en que la red de sucursales bancarias alcanzó su nivel récord, las entidades bancarias han cerrado 13.000 oficinas, el 27% del total a cierre del ejercicio de 2013. Precisamente, el pasado año fue el del ajuste más duro, con un recorte de 4.000 oficinas, según explicó ayer Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia. Pero ese no va a ser el punto y final en un sector que debe mejorar sus niveles de eficiencia y que, previsiblemente, seguirá recortando red y plantilla, más aún de cara a un futuro en el que irá ganando terreno el uso de las nuevas tecnologías. “Las reducciones de tamaño implicarán un reajuste en el número de empleados y oficinas con el objetivo de alcanzar una ratio de eficiencia entre el 45% y 50%”, explica el libro “Las claves del crédito bancario tras la crisis” editado por Funcas y presentado ayer. Será la fórmula para regresar a los niveles de eficiencia que presentaba la banca española antes de la crisis y de los que presumía frente a sus rivales europeos.
El cierre de oficinas, resultado de la crisis económica y del proceso de redimensionamiento y de fusiones en el sector, ha incrementado la concentración, con su inevitable impacto en la competencia. Aún con datos de 2012, el estudio revela que el banco más grande, Santander, tiene una cuota de mercado del 16,4%; los tres más grandes (Santander, BBVA y Bankia), del 41,8% y los cinco más grandes (a los anteriores se suman Caixabank y Popular), del 56,8%. El nivel de concentración de la banca española es aún inferior al europeo pero tomado a nivel nacional, puesto que a nivel provincial hay claros ejemplos de concentración, con Segovia como caso más evidente.