Desapalancamiento empresarial
Primero fue el FMI en su último Informe global de estabilidad financiera y ahora el Banco Central Europeo (BCE) en su último Boletín mensual quienes advierten de los problemas derivados del elevado nivel de endeudamiento de las empresas de algunos países de la eurozona, entre los que desgraciadamente está España.
El informe del FMI advertía de la vulnerabilidad de las empresas que, como consecuencia de su alto endeudamiento, tenían que dedicar un elevado porcentaje de sus márgenes a hacer frente al servicio de la deuda. La combinación explosiva de reducidos márgenes empresariales y elevados gastos financieros justifica que en algunos países el porcentaje de la deuda empresarial que estaba en manos de empresas cuyos gastos financieros superaban a sus márgenes fuera excesivo. En España, según el FMI, ese porcentaje era del 40% en 2011.
En el caso del informe recién publicado del BCE, éste nos advierte de que a pesar del desapalancamiento que ha tenido lugar hasta mediados de 2013 desde sus niveles máximos, el ajuste es claramente insuficiente, si bien la situación de vulnerabilidad financiera de las empresas ha mejorado. Así, en el caso de las empresas españolas, se ha pasado de una situación en la que su deuda llegó a representar un valor máximo del 143% del PIB en 2010, a una situación en junio de 2013 del 128%, por lo que la ratio ha caído en 15 puntos porcentuales. Es un desapalancamiento importe pero insuficiente, ya que el BCE estima que debe caer 15 puntos más tomando como referencia lo que ha ocurrido en otras crisis de deuda de intensidad similar a la que ha tenido lugar en la eurozona. De hecho, las empresas españolas son las sextas más endeudadas de los 17 países de la eurozona, por debajo de Malta, Portugal, Chipre, Bélgica e Irlanda. Frente a la media de la eurozona, y a pesar de la caída reciente, la ratio deuda empresarial/PIB de España es casi 30 puntos porcentuales superior.
La caída en el nivel de endeudamiento de las empresas españolas han hecho mejorar la vulnerabilidad
La caída en el nivel de endeudamiento de las empresas españolas, junto con la de los tipos de interés, han hecho mejorar la vulnerabilidad de la que advertía el FMI con datos de 2011. Así, con datos más recientes de junio de 2013, el BCE muestra que las empresas españolas destinan el 12% de su margen bruto a pagar los intereses de la deuda, frente a niveles próximos al 35% en el punto de máximo endeudamiento. Obviamente, también la recuperación de márgenes ha contribuido a reducir la vulnerabilidad financiera.
Para que el proceso de desapalancamiento que queda pendiente no sea traumático, es necesario que mejore el acceso de las empresas a la financiación, sobre todo la bancaria, ya que las empresas españolas, predominantemente pymes, son altamente dependientes del crédito bancario. Afortunadamente, esas condiciones están mejorando lentamente, aunque todavía el coste de la financiación es excesivo. Así, las pymes españolas pagan por un préstamo bancario 100 puntos básicos más que una empresa europea y 178 más que una alemana. Es un diferencial todavía importante aunque se ha reducido desde el nivel máximo de 150 y 244 puntos básicos, respectivamente, que alcanzó en abril de 2013.
¿Y qué hay del crédito? ¿Se ha abierto el grifo del crédito bancario? Los datos de la evolución del stock de préstamos bancarios a las empresas siguen mostrando una caída importante, habiendo disminuido en 303.000 millones de euros desde su nivel máximo en 2008, situándose a finales de 2013 en 714.000 millones de euros. Pero lo relevante no es esa caída (que es lógica dada la necesidad de desapalancamiento de las empresas), sino la evolución del crédito nuevo. Los datos que estima el BBVA Research (dado que los que ofrece el Banco de España incluyen las refinanciaciones) invitan al optimismo, ya que el crédito nuevo a las empresas ha aumentado un 7% en 2013. Es una ruptura a destacar en la tendencia decreciente que ha tenido el nuevo crédito a las empresas desde 2007, si bien ha sido en diciembre de 2013 cuando más ha crecido el nuevo crédito, con un flujo de casi 44.000 millones de euros en ese mes, lo que supone unos 12.000 millones más que en los meses anteriores.
La banca debe estar en condiciones de volver a prestar, lo que exige que avance más deprisa el proyecto de unión bancaria
Dado que el BCE estima que la ratio deuda/PIB de las empresas españolas todavía tiene que caer 15 puntos porcentuales más para completar su ajuste, eso supone una reducción de unos 200.000 millones de euros. En el caso de los préstamos bancarios, si tomamos como referencia su peso actual en el total de la deuda empresarial, la caída estimada es de unos 110.000 millones de euros, por lo que la banca española tiene ante sí un futuro de menor expansión crediticia que dificulta la recuperación del beneficio. Como suele decirse con acierto, rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
En resumen, las empresas españolas, si bien han reducido su vulnerabilidad financiera, están a medio recorrido del desapalancamiento que todavía deben realizar en los próximos años. Por tanto, es necesario que mejoren las condiciones de acceso a la financiación para que el desapalancamiento pendiente no sea acelerado. Y para ello, la banca debe estar en condiciones de volver a prestar, lo que exige, no solo que se complete el saneamiento de sus balances (que continuará mientras no deje de subir la morosidad del crédito que está en un máximo histórico del 13,6% en el crédito al sector privado residente y casi en el 20% en el crédito a las empresas), sino que avance más deprisa el proyecto de unión bancaria. Y en este último tema, la hoja de ruta propuesta no invita al optimismo ya que el mecanismo único de resolución contempla un fondo único de resolución europeo en un futuro demasiado lejano (2026).
Mientras que el capital público necesario para futuras reestructuraciones bancarias lo tengan que aportar los fondos nacionales con cargo a su deuda pública (en caso de que las pérdidas que asuman los propietarios y acreedores del banco no sean suficientes), no se habrá roto el tan mencionado círculo vicioso entre la deuda bancaria y la soberana. En este contexto, no es de extrañar que el Sr. Draghi haya lanzado una propuesta a los Estados miembros de la Unión Europea pidiendo adelantar cinco años la creación de un verdadero fondo europeo de resolución, ya que de lo contrario construiremos una unión bancaria “descafeinada”.
Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, investigador del Ivie y colaborador del CUNEF.