Aguas revueltas en los mercados
Los problemas en algunos puntos de los mercados emergentes se han convertido en una tempestad más amplia. Los inversores comenzaron el año hablando de una vuelta a juicios más exigentes, pero han vuelto rápidamente a los antiguos conceptos risk on-risk off. Los banqueros centrales sensatos empezarán a apretar muy lentamente.
Las borrascas en lugares tan dispares como Argentina, Turquía, y Ucrania la semana pasada se convirtieron en una tormenta en toda regla. Las acciones de los países emergentes han caído cerca de un 7% en lo que va de año, el doble que en los desarrollados. Aunque estos últimos lideraron la bajada el viernes, cuando el índice mundial MSCI cayó más que la referencia del mercado emergente.
Puede que los inversores estén simplemente retirando su exceso de complacencia. Después de todo, las valoraciones de las acciones parecían excesivas tras un largo rally y algunos resultados decepcionantes. La volatilidad también había sido inusualmente baja durante mucho tiempo.
A los bancos centrales les gustaría ignorar a los mercados y poco a poco llevar la era del dinero ultraflexible a su fin
También puede que los inversores estén abandonando su nueva y frágil confianza en que el mundo es lo suficientemente seguro como para que países y empresas evalúen sus méritos individuales de alguna forma menos simplista que calificándolos como arriesgados o seguros. Los mercados financieros parecen haber vuelto al risk on-risk off, donde la política monetaria es casi lo único que importa.
Esta reversión pone los bancos centrales en una posición difícil. A ellos les gustaría ignorar a los mercados y poco a poco llevar la era del dinero ultraflexible a su fin, pero esos son lujos inalcanzables para una política cuando el pánico está en el aire. Por supuesto, los movimientos de enero de 2014 están lejos de la congelación del mercado de dinero de 2008, pero teniendo en cuenta esa experiencia, los responsables políticos tienden a ser bastante reacios al riesgo.
La Reserva Federal ya ha reducido el valor de sus compras de activos mensuales en 10.000 millones de dólares hasta los 75.000 millones y podría decidir reducirlas un poco más en su reunión de esta semana. Pero no habría ninguna vergüenza en parar el proceso, este mes o en los próximos, si parece que el pánico del mercado se convierte en caos.