Berlín se reserva la llave de la hucha europea para rescatar bancos
Los ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) pactaron anoche el diseño del futuro fondo europeo de reestructuración bancaria, un FROB continental del que Berlín se ha reservado la llave.
El acuerdo, tal y como reclamaba Berlín, otorga a las capitales de la zona euro la última palabra sobre la intervención de una entidad financiera en dificultades. Y supedita la inyección de capital a un sistema de voto que reconoce el mayor peso de Alemania en la contribución al fondo.
La utilización de recursos del fondo deberá aprobarse en casi todos los casos con el voto favorable de dos tercios de los socios, que represente al menos el 50% del capital disponible. El sistema otorga a Berlín una capacidad de voto equivalente al 25% del total, pues esa será la aportación de los bancos alemanes al fondo, según las estimaciones de Bruselas.
Francia disfrutará de una capacidad de voto, o de veto según las circunstancias, similar a la de Alemania, mientras que el peso de España e Italia rondará el 15%.
El sistema de voto ponderado se aplicará siempre que el consumo del fondo supere los 5.000 millones de euros en un año, una cantidad insignificante que apenas llegaría para rescatar a la banca de Eslovenia, por ejemplo. Además, también se aplicará para recapitalizaciones que supongan más del 10% del capital disponible en el fondo o inyecciones de liquidez equivalente a más del 20%.
A pesar de las concesiones a Alemania, la mayoría de los ministros se mostraron satisfechos por el acuerdo. Y la Comisión Europea se resignó a perder la autoridad sobre el fondo que se había reservado en su proyecto inicial. El texto pactado esta madrugada, sin embargo, requiere ahora el visto bueno del Parlamento Europeo, que anteayer mostró su disconformidad con muchas de las exigencias planteadas por Berlín.
España aporta 8.500 millones
Entre las objeciones de los europarlamentarios figura la creación del fondo en base a un tratado internacional al margen del ordenamiento jurídico europeo. Berlín ha impuesto esa condición para admitir una progresiva mancomunidad del fondo, que arrancará compartimentado por país.
Durante los primeros 10 años, los bancos de cada país deberán financiar su propio fondo, a razón de un 1% de los depósitos cubiertos. En total, se espera acumular unos 56.000 millones de euros, entre ellos, unos 8.500 millones por parte de la banca española.
Durante ese periodo de transición, en caso de crisis cada país deberá agotar primero su propio fondo. Y solo podrá recurrir a los recursos de resto de manera progresiva, a razón del 10% anual, de manera que el fondo no será completamente europeo hasta 2025 como muy pronto.
El ministro español, Luis de Guindos, valoró positivamente esa progresividad. Y destacó que, en solo dos o tres años, los fondos compartidos sumarán una cantidad muy importante. La CE calcula que cada año la banca de la zona euro aportará unos 5.500 millones en total, por lo que en tres años la parte común del fondo sumará ya casi 2.000 millones de euros.
El ministro de Economía lituano y presidente semestral del Ecofin, Rimantas Sadzius, también celebró el pacto. “Si vuelvo la vista atrás, veo que se trataba de una negociación extremadamente compleja”, señaló al término de la reunión de ayer, que se prolongó durante 13 horas. El ministro subrayó que si las negociaciones que ahora se inician con el Parlamento europeo concluyen en esta legislatura (que termina en abril de 2014), “se trataría de una de las tramitaciones más rápidas de la historia de la UE”. Apenas nueve meses, pues el proyecto inicial se aprobó el pasado mes de julio.
El problema es que el regateo con el Parlamento se presenta complicado. Y además, falta por concluir el texto definitivo del nuevo Tratado internacional que servirá de base para crear el fondo. Los países de la zona euro se comprometieron ayer rematar ese texto antes de marzo de 2014, para poner en marcha entonces el proceso de ratificación en los 18 Parlamentos nacionales.
Queda por último resolver la participación de los fondos públicos en caso de que una crisis drene por completo las aportaciones de los bancos en un país o en el conjunto del Mecanismo. El acuerdo de ayer se limita a señalar el compromiso de establecer algún “mecanismo puente”, basado en el presupuesto de cada país o en el fondo de rescate de la zona euro. Pero deja abierta la definición de ese último cortafuego, ante las discrepancias entre Francia, que pretende utilizar el fondo de rescate de la zona euro sin apenas condiciones, y Alemania, que supedita ese uso a la adopción de un memorándum como el adoptado en el caso del rescate de la banca española.
La UE copia el modelo del fondo español
La presidencia lituana de la UE, que concluye el 31 de diciembre, está cosechando numerosos éxitos en el terreno de la regulación financiera. En la madrugada del martes al miércoles logró cerrar un acuerdo con el Parlamento Europeo sobre la directiva que regulará los fondos de garantía de depósitos bancarios. Por primera vez, todos los países tendrán que alimentar esos fondos por adelantado, una fórmula que solo se utilizaba en algunos países como España y que había sido criticada hace años por Bruselas por inmovilizar recursos importantes del sector bancario. La directiva prevé una contribución anual de los bancos equivalente al 0,8% de los depósitos garantizados en cada país.
Lituania también ha logrado pactar la directiva sobre resolución bancaria, que prevé el orden de quitas en caso de quitas, y la directiva sobre auditorías.