FMI: una de cal y otra de arena
Primero el Gobierno y, a continuación, el Banco de España han señalado que la economía está a punto de alcanzar el deseado punto de inflexión en el que el PIB abandona su tasa de crecimiento negativa tras siete trimestres consecutivos de caída.
Si bien es una buena noticia, conviene ser prudentes en un contexto en el que al menos tres variables macroeconómicas claves están en máximos históricos: la tasa de paro (27,2%), la ratio deuda pública/PIB (88,2%) y el endeudamiento externo neto (-92% del PIB).
En este contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de emitir su opinión sobre la salud de nuestra economía, señalando el progreso realizado corrigiendo algunos desequilibrios (como el déficit público y el exterior), gracias, en parte, a las reformas estructurales emprendidas, pero, al mismo tiempo, advirtiendo de los riesgos que existen como consecuencia, sobre todo, del elevado endeudamiento de la economía y de la presión de los mercados financieros. La receta es la de siempre: proseguir con las reformas, sin bajar la guardia ante la incipiente recuperación. El objetivo central debe ser crecer para crear empleo, y el FMI señala varios cuellos de botella para conseguirlo.
El FMI recomienda reducir aún más los costes de despido para los contratos indefinidos
En primer lugar, la recuperación del crédito bancario. El FMI reconoce que el sector bancario es ahora más sólido después del saneamiento y recapitalización realizada. Pero, dada debilidad del cuadro macroeconómico, es necesario vigilar su solvencia y seguir saneando el activo, tanto el que se deteriore conforme aumente la morosidad, como el asociado a la reclasificación de los créditos refinanciados a la que obliga el Banco de España.
En segundo lugar, la rigidez del mercado de trabajo. A pesar de la reforma laboral del año pasado, la economía sigue destruyendo empleo y el poco que genera es temporal. El FMI recomienda reducir aún más los costes de despido para los contratos indefinidos y que se incrementen de forma más gradual con la antigüedad. También denuncia que se necesitan mejores servicios de colocación y formación y la necesidad de un compromiso de los empresarios para generar empleo y de los sindicatos a favor de la moderación salarial.
El tercer cuello de botella es la consolidación fiscal. La austeridad a ultranza tiene nefastas consecuencias sobre el crecimiento, tal y como el propio FMI ha demostrado en otros informes.
Las empresas españolas se enfrentan a tipos de interés bancarios un 80% superiores a los alemanes
En consecuencia, si bien señala la necesidad de seguir reduciendo el déficit público, la reducción debe ser gradual, anunciando las medidas (con un presupuesto plurianual) y que éstas sean permanentes. El progreso en las reformas fiscales exige una legislación ambiciosa que incluya la creación de un consejo fiscal independiente, la implementación del factor de sostenibilidad en las pensiones, una reforma fiscal y una revisión del gasto público que abarque a todos los niveles de las AA PP, incluyendo la disciplina fiscal de las CC AA.
Si uno compara la declaración del FMI con las recientes recomendaciones de la Comisión Europea, la letra puede parecer distinta, pero la música es la misma: más reformas estructurales (laboral, fiscal, sistema de pensiones, competencia, etc.), sobre las que la Comisión Europea ha fijado un detallado calendario de aprobación, señalándose así al Gobierno la hoja de ruta.
Algo a destacar del comunicado del FMI es la importancia de “más Europa” para facilitar la salida de la crisis en España. La decidida apuesta a favor del euro, cuyo máximo exponente está en la célebre y eficaz frase del presidente del BCE “haré todo lo necesario para preservar el euro”, supuso un punto de inflexión en la resolución de la crisis, como demuestra la caída en la prima de riesgo que se ha producido desde entonces. Pero esa frase, junto con el programa de compra de deuda del BCE, previa solicitud de ayuda-rescate (el llamado OMT), y la aprobación de una hoja de ruta hacia la unión bancaria no son suficientes, ya que el mercado financiero europeo está fragmentado. La llamada Europa de las dos velocidades también se materializa en las condiciones en el acceso a la financiación, donde los países más vulnerables (que son los que tienen primas de riesgo más elevadas) soportan costes de la financiación muy superiores al resto. Y esto es algo que viven en sus propias carnes las empresas españolas (sobre todo las pymes), que se enfrentan a tipos de interés bancarios un 80% superiores a los alemanes. Una parte del sobrecoste hay que imputarlo al posible mayor riesgo de la inversión (que depende del ciclo económico), pero otra parte no menos importante se debe a la desintegración que se ha producido en el mercado financiero europeo y que explica que los tipos de interés bancarios vengan determinados por la prima de riesgo soberana y no por los tipos de intervención del BCE.
El futuro de las tres variables que han alcanzado máximos históricos (tasa de paro, deuda pública/PIB y endeudamiento neto frente al exterior) depende a su vez del crecimiento del PIB. Las dos primeras exigen perseverar en las reformas estructurales comentadas. Y la tercera exige conseguir ganar competitividad para generar superávits en la balanza por cuenta corriente, que nos permitan reducir nuestra necesidad de financiación externa. Las exportaciones, como señala el FMI, se han comportado bien. Pero, para reducir nuestra negativa y muy elevada posición financiera internacional, es necesario que las exportaciones sigan aumentando su peso en el PIB, ya que existe el peligro de que vuelvan a aumentar las importaciones cuando crezca el PIB, lo que impediría reducir la deuda externa. Y la receta es seguir ganando competitividad vía costes laborales unitarios, es decir, contención salarial y ganancias de productividad como señala el FMI.
En resumen, el informe del FMI supone una de cal y otra de arena: las reformas llevadas a cabo han permitido corregir los desequilibrios fiscal y exterior, pero persisten riesgos que obligan a perseverar en las reformas para reducir el inaceptable nivel de paro. En palabras del Gobernador del Banco de España, justo al día siguiente de publicarse el comunicado del FMI, “la peor fase de esta segunda recesión ha quedado atrás…Sin embargo, será fundamental no abandonar la política de reformas orientada a aumentar la flexibilidad de nuestra economía y ganar competitividad.” ¿Les suena? De nuevo la misma música con distinta letra.
Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, investigador del Ivie y colaborador del CUNEF @JMaudos