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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Salario mínimo y empleo juvenil

El Banco de España despertó la pasada semana de su largo letargo el viejo debate sobre el verdadero papel del salario mínimo interprofesional en el funcionamiento del mercado de laboral. En la iniciativa de la institución supervisora subyace la creencia de que un salario mínimo elevado empuja demasiado al alza los costes salariales, encareciendo el factor trabajo y desincentivando la contratación en determinadas franjas de edad, de productividad y de actividad. Un repaso detallado a la experiencia europea concluye algo parecido: los países con SMI, independientemente de su cuantía, tienen tasas de paro juvenil más elevadas; y aquellos en los que no hay tal barrera retributiva, el paro juvenil es casi residual.

 El debate se intensificará en España en los próximos meses, puesto que el desempleo juvenil es el más elevado de Europa (salvo Grecia) con tasas superiores al 50%. La presión devaluativa que ejerce la economía en la actualidad, con una reducción de los costes laborales intensa desde 2010, empuja los salarios de entrada en las empresas, sobre todo para las habilidades formativas, por debajo del SMI. Y seguramente España chocará de frente con ese dilema: alto paro juvenil o empleo juvenil más barato, sobre todo en actividades con productividad escasa y servicios de poco valor añadido.

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