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Rajoy reclama más competencias para la entidad

Las armas del BCE contra la crisis frente a la máquina de imprimir billetes

La institución tiene como obligación prioritaria controlar la inflación Ha tomado medidas no convencionales, como la compra de deuda o las subastas de liquidez

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi durante una rueda de prensa celebrada en Fráncfort, Alemania hoy 04 de abril de 2013.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi durante una rueda de prensa celebrada en Fráncfort, Alemania hoy 04 de abril de 2013.ARNE DEDERT (EFE)
Miriam Calavia Rogel

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pedido que el Banco Central Europeo (BCE) asuma más competencias para poder ponerse al nivel de bancos centrales como el de Estados Unidos o Japón. Tanto la Reserva Federal (Fed) como el BOJ, y también el Banco de Inglaterra (BoE), van más allá de la mera decisión sobre los tipos de interés y utilizan políticas de estímulo, tales como las inyecciones de liquidez, para luchar contra la recesión económica.

El Banco de Japón acaba de echar el resto con un ambicioso plan que incluye duplicar la cantidad de dinero existente en su economía y comprar bonos del Estados y de fondos negociables en el mercado. A su vez, la Fed mantiene la compra de 85.000 millones de dólares al mes en activos y el BoE continúa con su cuantitative easing de 375.000 millones de libras. ¿Por qué no interviene igual el BCE?

La respuesta es sencilla: los estatutos de la entidad que preside Mario Draghi establecen que debe controlar la inflación de la eurozona y velar por la salud del sistema financiero relacionado con el euro. Es decir, la inflación es prioritaria y lo demás es secundario, al contrario que la Fed, que vela por el crecimiento y el empleo (de hecho, ha anunciado que seguirá inyectando dinero hasta que la tasa de paro baje del 6,5%). Además, el BCE suele hacer honor a su origen alemán y mantiene a raya los precios por encima de todo.

Sin embargo, a lo largo de la crisis, que ha puesto contra las cuerdas a los países del euro (sobre todo a los periféricos) y al sistema financiero, la institución no solo ha tomado decisiones de política monetaria, sino que también ha adoptado medidas no convencionales, aunque no tiene la misma capacidad que los demás bancos centrales.

Tipos de interés en mínimos históricos: Las tasas rectoras de la zona euro se encuentran actualmente en el mínimo histórico del 0,75%. Llevan en ese nivel diez meses, desde julio de 2012. Cuando empezó la crisis, en 2008, los tipos se encontraban en torno al 4%. Los expertos consideran que la relajación monetaria todavía no ha llegado a su fin y el BCE prepara un nuevo recorte del precio oficial del dinero para mayo o junio, dadas las sombrías perspectivas económicas y que las expectativas de inflación se mantienen ancladas, en línea con el objetivo de la institución.

Subastas de liquidez a los bancos: O la llamada expansión cuantitativa. Draghi puso en marcha dos operaciones de inyección de liquidez a la banca de la zona euro con vencimiento a tres años. La “barra libre” o LTRO (operación de refinanciamiento a largo plazo) inundó el sector financiero con hasta un billón de euros a un tipo de interés muy bajo (1%) desde diciembre de 2011. El BCE respondía así a la desconfianza en el mercado interbancario y evitaba el riesgo de colapso como el que protagonizó Lehman Brothers en Estados Unidos.

La banca europea ha devuelto de forma anticipada parte de los recursos al BCE. Los bancos españoles han reembolsado 44.000 millones de euros.

Programas de compra de deuda: El recrudecimiento de la crisis de deuda disparó el año pasado las primas de riesgo soberana de los países del euro con más problemas, como España e Italia. Los costes de financiación de la deuda se elevaron hasta máximos históricos (el riesgo país español alcanzó los 638 puntos básicos con el bono a diez años por encima del 7,6%) y la moneda única se veía cada vez más amenazada.

El BCE decidió dar un golpe de efecto y declaró el pasado julio que “haría todo lo posible para salvar el euro”. Estas palabras, que ya de por sí tuvieron un impacto positivo en los mercados (los niveles de las primas de riesgo bajaron inmediatamente), vinieron acompañadas poco más tarde (en septiembre) por un nuevo programa de compra de deuda pública (OMT) que contribuyó a dar un vuelco más permanente a la situación, aunque todavía no se ha utilizado. El OMT prevé la adquisición ilimitada de bonos periféricos con la condición necesaria de que los países pidan el rescate y a cambio de duras condiciones en cuanto a objetivos fiscales y reformas económicas.

Antes del OMT, la autoridad monetaria (bajo el mandato de Jean-Claude Trichet) había reactivado en mayo de 2010 las compras de bonos de los estados miembros para estabilizar los mercados de deuda y proteger a los países de los ataques de los especuladores. Pese a ese mecanismo, la presión contra países como España e Italia siguió aumentando.

Ampliación de colaterales: Otra medida adicional fue la relajación de la política de colaterales, que supone la flexibilización de la categoría de activos que las entidades deben dejar en garantía al BCE para financiación. No obstante, el propio BCE ha reconocido que este movimiento solo ha tenido un efecto positivo en los países del norte de euro, mientras que no ha funcionado bien en la periferia

Y entonces, ¿qué más se puede hacer? Con todo, queda en evidencia el problema de la falta de crédito en la periferia del euro, donde apenas ha mejorado el acceso de las familias y las empresas a la financiación y donde los bajos tipos de interés no se han trasladado a la economía real.

Ante las presiones para que la entidad emisora siga interviniendo para combatir la recesión, en la última reunión el pasado 4 de abril, y en respuesta a las preguntas de los periodistas, Mario Draghi comentó que no es comparable el mercado europeo con el de otros países, dado que en Europa el mercado de préstamos va ligado únicamente a la banca. Por ello, el banquero italiano insistió en que el BCE puede operar de la mano de otros actores, como los gobiernos, los agentes especiales, el Banco Europeo de inversiones y los bancos centrales nacionales.

Asimismo, subrayó que no puede compensar la falta de acción de los Gobiernos y lanzó un mensaje para que los países sigan mejorando su política fiscal y continúen implementando las reformas. En esta línea, dijo que en algunos países el estímulo más poderoso es que los gobiernos dejen de ser morosos.

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Sobre la firma

Miriam Calavia Rogel
Periodista económica con amplia experiencia digital y especializada en mercados y finanzas personales. Comenzó su andadura en la web financiera de Vocento y como colaboradora del suplemento Su Vivienda y Profesionales de El Mundo. Desde 2007 es redactora en Cinco Días, donde ha presentado el programa 'Economía Clara' y realizado videoentrevistas.

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