Políticas 'cluster'
Las políticas cluster son instrumentos para mejorar la competitividad de grupos de empresas en un territorio a través de relaciones de cooperación entre ellas y con otras instituciones relevantes (universidades, centros de investigación, Gobiernos, etc.). Están en boga, con más de 69 programas nacionales en Europa y con su presencia en casi todas las comunidades autónomas de España. Ante esta popularidad, la pregunta del millón es: ¿las políticas cluster sirven para mejorar la competitividad?
Esta pregunta se plantea teniendo en cuenta la falta de experiencias que evalúen la efectividad de este tipo de políticas, que son difíciles de evaluar porque se centran en impulsar algo tan complejo como las relaciones de cooperación entre diferentes agentes (empresas, universidades, Gobiernos) y el establecimiento de la relación causa-efecto entre la política y los resultados de las empresas beneficiadas por la misma es muy complicada.
En el caso del País Vasco, han transcurrido casi dos décadas desde que el Gobierno vasco impulsó una política cluster. Los estudios de evaluación realizados desde que se aplicaron estas políticas (Aragón, C.; Aranguren, M. J., e Iturrioz, C. (2010). Evaluación de las políticas cluster: el caso del País Vasco. Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad) concluyen, por un lado, que las empresas socias de las asociaciones cluster tienen mejores indicadores de innovación, calidad e internacionalización que las no socias, sea cual sea su dimensión y actividad. Por otro lado, aunque los asociados afirman en general que el efecto de la asociación cluster en su competitividad es bajo, reconocen que ésta ha tenido un impacto positivo en aspectos más cualitativos, como facilitar la cooperación, crear un ambiente de confianza y compartir conocimiento y experiencias, en definitiva, en la generación de capital social, elemento clave para la competitividad.
Sin embargo, en la evaluación de políticas cluster es necesario cambiar la forma en que se concibe su evaluación. æpermil;sta debería de centrarse en orientar su mejora continua y no en el control ex post del alcance de unos resultados específicos. La evaluación tiene que ser estratégica, flexible y generadora de un proceso dinámico que facilita reflexiones válidas para el aprendizaje y adaptación continua de la política. æpermil;ste es el reto más innovador en el que se está trabajando ahora en la evaluación de las políticas cluster. Desde este nuevo enfoque, la pregunta anterior deja de ser pertinente y surge una nueva pregunta del millón: ¿cómo funcionan las políticas cluster y cómo aprender para mejorarlas?
Mari Jose Aranguren Querejeta. Directora de la cátedra de clusters de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad