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Vida profesional

"La falta de unanimidad ha hecho caer muchas refinanciaciones"

Alberto Manzanares, socio y director de Financiero y Bancario de Clifford Chance. Íñigo Villoria, Socio de Procesal y responsable del área concursal de Clifford Chance. Ambos lo tienen claro: la clave del éxito de la nueva reforma concursal pasa por eludir la actual necesidad de unanimidad en las operaciones de créditos sindicados

"La falta de unanimidad ha hecho caer muchas refinanciaciones"
"La falta de unanimidad ha hecho caer muchas refinanciaciones"PABLO MORENO

Cuando en 2004 la Ley Concursal entró en vigor, la mayoría de los expertos estuvieron de acuerdo en que era una ley técnicamente aceptable. Nadie podía prever entonces que la crisis económica haría necesario retocar el texto en 2009 -para introducir, por ejemplo, el blindaje de las entidades financieras frente a las cláusulas de rescisión de garantías- y así dar solución a las crecientes dificultades del tráfico mercantil. Como tampoco que sólo un año después de esa reforma, el Ministerio de Justicia se vería obligado a plantear nuevas modificaciones en un borrador de anteproyecto que previsiblemente estará listo antes de final de año.

A la vista de lo que se ha ido conociendo sobre el borrador, los especialistas en derecho financiero y procesal de los principales bufetes han comenzado a analizar qué aspectos deberían estar presentes en el texto. O dicho de otra forma: cuál es la pieza clave que la reforma no debería dejarse en el tintero.

"Existe una realidad estadística que no podemos obviar, y es que el 90% de los concursos en los últimos tiempos acaban en liquidación. Eso significa que la ley concursal no está logrando el objetivo por el que se promulgó: permitir la continuidad de las empresas", explica Alberto Manzanares, socio de Clifford Chance y director del área de Derecho Financiero y Bancario. Tanto Manzanares como Íñigo Villoria, socio de Procesal del despacho y responsable del área concursal, coinciden en que los mecanismos preconcursales son, por ello, la clave del éxito de la nueva reforma. En concreto, la necesidad de eludir la exigencia actual de unanimidad por parte de todos los acreedores en las operaciones de refinanciación de créditos sindicados.

"Cuando se sientan 40 entidades alrededor de una mesa para refinanciar una compañía la ley exige unanimidad. En cuanto una de ellas se desmarque, la operación se ha roto. El cierre de estas operaciones es angustioso, porque siempre hay una entidad que salta, o dos e incluso varias en cadena. Ha habido muchas refinanciaciones que se han caído por este motivo", reflexiona Villoria. A esa dificultad se une -explica Manzanares- el que en algunas ocasiones, las operaciones incluyen "hasta 100 acreedores muy diferentes, entre ellos CLO, CDO y hedge funds".

Desde Clifford Chance, como desde otros ámbitos, se han trasladado estas reflexiones sobre la reforma al Ministerio de Justicia. Sin embargo, la sensación que se respira en muchos despachos es que el texto de Justicia incluirá únicamente retoques al procedimiento, pero no una modificación de este calado.

"En mi opinión, la necesidad de establecer un sistema por el que no haga falta la unanimidad de 40 entidades para refinanciar una compañía es un hecho incontestable. No hay abogado en España de derecho de los negocios o del área financiera que no coincida en que éste es el gran problema", añade el socio de Procesal de Clifford Chance.

¿A través de qué fórmula debería plasmarse esa modificación? "Hay países, como Reino Unido, con la figura del scheme of arrangement, que tienen resuelto este tema", explica Manzanares, quien recuerda casos de operaciones firmadas ante notario por todas las entidades "excepto por una o dos que tenían la llave para romper la operación y llevar a la compañía a concurso".

El desembarco de la segunda ola de operaciones

Las operaciones de refinanciación que se llevaron a cabo en los años 2008 y 2009 se hicieron en un escenario de urgencia en el que lo prioritario era dar un balón de oxígeno a las compañías que se encontraban en dificultades. "Se trataba de dar un periodo de gracia al deudor para aliviar la tensión de pagar la deuda, un plazo de dos o tres años, a la espera de que la situación económica mejorara, sobre todo en el sector inmobiliario y construcción. Pero pasado ese plazo se ha constatado que esa mejora no se ha producido ni parece que vaya a resolverse a corto plazo", reflexiona Alberto Manzanares.Ello significa, explica el socio de Clifford Chance, que la mayoría de esos planes de viabilidad no se van a cumplir y que las compañías deberán enfrentarse a dos opciones: el concurso o una segunda vuelta de refinanciación. "Eso es lo que estamos viendo ahora mismo", confirma. A esa segunda vuelta de aquellas grandes operaciones hay que sumar la posibilidad de que comiencen a producirse operaciones más pequeñas en empresas con endeudamiento."Eso significa que iremos a un volumen menor, se trata de empresas que tienen un endeudamiento de tipo medio, en el entorno de 10 a 50 millones de euros, pero que también representan un problema", señala Íñigo Villorio. El socio de Procesal de Clifford Chance rechaza con rotundidad la idea de que todo ello suponga una buena noticia para los despachos de abogados en términos de volumen de trabajo."Es bueno que se sepa que este escenario tampoco es bueno para los abogados. Aunque los despachos con cierta implantación tenemos el negocio muy repartido, una cosa es que no nos perjudique tanto la caída de las operaciones mercantiles porque nuestro negocio está repartido, y otra que no nos afecte en absoluto. Si, en general, tus clientes sufren, tú sufres; ya sea por la necesidad de apretar presupuestos, porque se reduce el número de operaciones o incluso porque los litigios se pagan peor. Cuando hay dificultades el cliente no se mete en pleitos a menos que sea absolutamente imprescindible", explica.

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