Respuesta de BP al desastre ecológico
BP quiere ser juzgado por su respuesta al desastre petrolífero en el Golfo de México. Políticos y opinión pública parecen haber concluido que el gigante energético británico ha fallado al abordar las consecuencias del accidente. BP no debería sorprenderse de que las autoridades quieran desviar la atención de sus propios fallos y le echen la culpa. Eso no ayuda a ninguno.
La compañía ha reaccionado exageradamente, incluyendo volúmenes récord de dispersantes para hacer frente a la marea negra. Pero los resultados son los que cuentan y el petróleo se está acercando rápidamente a la costa de Luisiana.
Parece que BP y los reguladores confiaban en que el mecanismo de prevención de fallos BOP funcionaría en caso de catástrofe. Cierto, al menos en una cadena de paradas de emergencia. Pero los acontecimientos inverosímiles suceden más a menudo de lo que cabría pensar. Quizá eso explica por qué los aseguradores no cubrieron ese riesgo.
La planificación de contingencia era inadecuada. Una cúpula de acero para cubrir el pozo será desplegada en unas semanas. Kilómetros de barreras no han podido contener el petróleo frente a olas superiores a un metro.
Mientras tanto, algunas de las declaraciones públicas de BP han estado fuera de tono. Ha dicho que el desastre no era nuestro accidente -sucedió en una plataforma gestionada por los especialistas de Transocean- y está prometiendo pagar todas las indemnizaciones. El "sin discusión" para la indemnización es loable, pero BP siempre fue responsable.
Un tono más contrito ayudaría, al igual que una explicación de sus planes de contingencia. Para Tony Hayward, el presidente que comenzó su carrera en una plataforma de petróleo, las apuestas están al alza.
C. Hughes