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Columna
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Alcanzar las barras y las estrellas

Las ambiciones de Barclays se mueven en otro nivel. El banco británico se ha convertido en un gran jugador en Wall Street con la compra de las operaciones en Estados Unidos de Lehman Brothers después de que la empresa se desplomara en septiembre de 2008. La revelación de que está interesado en un acuerdo de banca comercial en EE UU sugiere que quiere convertirse en una cara familiar también en Main Street.

Hay razones lógicas para el movimiento. La tasa del 0,15% en las exposiciones de la banca mayorista de Barack Obama podría reducir el ingreso neto de Barclays de 2011 en un 14%, según JPMorgan. Acumular una base al por menor en EE UU podría ayudar a garantizar que el crecimiento estará equilibrado por los depósitos de los clientes en lugar de por fondos al por mayor en el corto plazo. Esto también está en línea con las reformas actualmente examinadas por el Comité de Basilea, que establece las normas bancarias.

Sin embargo, la motivación del Barclays puede que no sea puramente financiera. Mientras que el Royal Bank of Scotland reduce su balance y se abre camino a través de montañas de desventajas, Barclays tuvo un buen 2009. Incrementó su ratio de capital Tier 1 por encima del 10%, lo que le coloca en una posición fuerte para expandirse.

Barclays ha intentado durante mucho tiempo convertirse en uno de los bancos más importantes del mundo. Pero si quiere que Washington le tome en serio, probablemente necesite una mayor presencia entre los consumidores en EE UU -incluso si eso significa expandirse en un mercado maduro-. Bob Diamond, presidente del banco y favorito para ser CEO, apuesta por que el banco tenga una influencia creciente.

Una entidad sustancial como Suntrust Banks encajaría bien. Barclays, no obstante, no debería apresurarse. Se precisa evaluar cualquier objetivo para evitar desagradables subprimes. Y no está demás la prudencia mientras que la incertidumbre se cierne sobre las posibles consecuencias de las reformas de Basilea y las propuestas para impedir a los bancos globales negociar por cuenta propia.

La operación no se producirá por lo menos hasta dentro de 18 meses, según una persona familiarizada con la negociación. Lo que no impediría un acuerdo antes si es oportuno. Si eso ocurriera, Barclays debería ser capaz de demostrar por qué un acuerdo en EE UU es mejor que ir a la caza de beneficios en los rincones del mundo que crecen más rápido.

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