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Renfe vivió un 2024 entre la mejora de las cuentas y los problemas continuos con Talgo

La compañía pública pasó con Blanco de perder 123,4 millones en 2023, a 20 millones el ejercicio pasado, pero las incidencias operativas se multiplicaron

El presidente de Renfe, Raül Blanco, en una imagen de archivo de julio de 2024.
El presidente de Renfe, Raül Blanco, en una imagen de archivo de julio de 2024.Isabel Jinpeng Calvo (EFE)
Manu Granda

Fue un 2024 agridulce para Renfe. Por un lado, el operador ferroviario público mejoró claramente sus finanzas, con unos números rojos que pasaron de los 123,4 millones de euros de 2023, a unos 20 millones de pérdidas en 2024. A esto se suma un crecimiento del ebitda del 28%, hasta los 450 millones, lo que muestra “la capacidad de Renfe para ser rentable en un entorno de intensa y creciente competencia”, añadieron fuentes de la compañía este martes, en referencia a Iryo y Ouigo.

Sin embargo, la mejora de los números no ha sido suficiente para tapar todos los titulares negativos que ha protagonizado Renfe el año pasado a raíz de las numerosas incidencias de sus trenes, sobre todo de los Talgo Avril S106, que se demoraron más de dos años en ser entregados y, una vez recepcionados, han protagonizado problemas continuos. Las críticas de usuarios y oposición han derivado en el adiós de su presidente, Raül Blanco, que abandonará el cargo el próximo 14 de enero.

Blanco (quien previamente había estado al frente de la secretaría de Estado de Industria, de la que se fue en diciembre de 2022 tras el fracaso del primer Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado, tras quedarse sin repartir tres cuartas partes de los fondos por la escasa flexibilidad del programa) deja a Renfe en el camino del equilibrio operativo, pero con múltiples frentes abiertos.

Uno de ellos es el conflicto con el fabricante español de trenes Talgo, al que le reclama 116 millones de euros por el retraso en la entrega de los trenes Avril, 50 millones por el lucro cesante y otros tantos millones por las incidencias que han protagonizado estos convoyes desde que entraron en funcionamiento el pasado mes de mayo. El monto total que le reclama estaría cerca de los 200 millones de euros.

Una de las incidencias más importantes fue la del pasado 5 de agosto, cuando 494 personas quedaron atrapadas durante más de dos horas en un tren Avlo (la marca de bajo coste de Renfe) que cubría el trayecto entre Valencia y Madrid-Chamartín. Renfe calculó que solo ese incidente le iba a suponer unos 390.000 euros en indemnizaciones, lo que provocó que la compañía pidiera la cabeza del máximo responsable del mantenimiento de los trenes. La fabricación de estos convoyes, cabe recordar, fue adjudicada a Talgo en 2016 con una rebaja del precio de licitación del 43%, lo que le supuso un ahorro en ese entonces al Gobierno del PP de unos 1.150 millones de euros. “Como primera consideración, la tendencia —lejos de mejorar desde el inicio de la explotación— ha ido empeorando, tanto en número de incidencias como en impacto en minutos sobre la explotación”, explicó Renfe en agosto en relación a los Avril S106.

Sin embargo, la compañía pública también ha visto aumentar las incidencias de la red de cercanías, que nada tiene que ver con esos trenes. En la capital, este tipo de transporte pasó de las más de 700 incidencias de 2023, a más de 1.000 en 2024, según el Consorcio Regional de Transportes de Madrid.

Además, Renfe se encuentra en plena guerra contra la francesa Ouigo, a la que el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha acusado en numerosas ocasiones de estar haciendo dumping por su política de bajos precios para ganar cuota de mercado. Esta compañía aumentará su oferta en España a partir del 14 de enero, y con ello la presión sobre la española, cuando estrene su servicio de bajo coste en Andalucía. Con ello, Ouigo completará su plan inicial de negocio y prevé alcanzar el equilibrio operativo.

Sobre la firma

Manu Granda
Redactor de la sección de empresas especializado en el automóvil e industria pesada. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.
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