Los países árabes, satisfechos con el resultado de la cumbre
Los países árabes mantuvieron en la cumbre de Copenhague su habitual escéptica postura respecto al cambio climático. De avanzar hacia un cambio de modelo económico, la demanda de crudo, el maná de estos países, se vería seriamente mermada.
Según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), si se logra limitar las emisiones contaminantes en 450 partes por millón (ppm), los países de la OPEP perderían el 16% de sus ingresos, la friolera de 40.000 millones de dólares.
Por ello no es de extrañar que Arabia Saudí, que se ha erigido en portavoz oficioso de los países productores de petróleo en las cumbres climáticas, se haya declarado "satisfecho" de su resultado pese a que Copenhague ha sido un fiasco. "Estábamos entre los 25 países que negociaron a favor de un acuerdo con los líderes mundiales, y logramos incluir el interés de la OPEP en el acuerdo de Copenhague", explicó el saudí Mohamed Afl-Sabban, jefe negociador de Arabia Saudí, a la televisión británica BBC.
Al-Sabban ya había intentado torpedear la cumbre en su inauguración. Aprovechó el escándalo del climategate para desacreditar aún más el diagnóstico de los científicos sobre la necesidad de luchar contra el cambio climático.
El caso del espionaje de correos electrónicos de científicos del panel de expertos de la ONU sacó a la luz dudas sobre el aumento de la temperatura y la influencia de la actividad humana en el cambio climático.
Así que Al-Sabban se lanzó a afirmar que, ante tales evidencias, "el climategate afectará claramente la naturaleza de aquello en lo que podemos creer ( ) y las orientaciones que se tomarán en los próximos días".
Los países árabes achacan la responsabilidad del cambio climático a los países ricos y piden, al mismo nivel que otros países en desarrollo, ayudas financieras para desarrollar la tecnología necesaria para limitar su impacto en el medio ambiente.
El ministro de Energía de Argelia, Chakib Kelil, llegó a decir días antes a la celebración de la cumbre que "los países exportadores de petróleo no son los contaminadores en la medida en la que se limitan a vender esta energía".
Los países productores de crudo temían que Copenhague se saldara con un impuesto sobre los combustibles fósiles. Por ello, el ministro de Energía y Petróleo saudí dijo "no estar preocupado" por el resultado de la cumbre. "Existen medios para reducir las emisiones de dióxido de carbono sin renunciar al consumo de combustibles fósiles", explicó Ali bin Ibrahim al Naimi durante la primera reunión de los países de la OPEP tras la cita de Copenhague, a finales de diciembre en Luanda (Angola).
Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y otros miembros de la OPEP defendieron con ahínco el secuestro y captura de CO2 durante las reuniones técnicas que preceden a la negociación política en las cumbres sobre el clima.
Es más, el interés de estos países es que esta tecnología se incluya en los mecanismos de desarrollo limpio (MDL), por el que las empresas de los países ricos obtienen derechos de emisión en el mercado a cambio de su inversión en proyectos de energía limpia en países en desarrollo.
"Arabia Saudí no tiene ni un solo proyecto MDL porque somos completamente dependientes del petróleo, así que la única oportunidad de tener uno es la captura y secuestro de dióxido de carbono. Es la tecnología más prometedora para combatir el cambio climático", explicó la delegación saudí, sin éxito, ya que su propuesta no salió de la sala del plenario en la que se expuso.
Ahora, la apuesta de estos países es el desarrollo de energías renovables, en concreto la solar.