Trichet mete presión a la banca
El Banco Central Europeo (BCE) convirtió la tradicional reunión de trámite de su consejo ejecutivo de ayer en un revolcón en toda regla a su política monetaria. Trichet redujo drásticamente el tipo de interés al que remunera el dinero que depositan en las arcas del BCE voluntariamente los bancos del eurosistema y que estaba alcanzando cantidades anormalmente altas por la parálisis que tiene el mercado interbancario y del crédito. Este tipo de facilidad marginal de depósito remunera el dinero ahora al 2%, medio punto por debajo del precio al que el Banco Central lo presta a la banca. Pero a partir de enero el precio de la retribución baja al 1,50%, para eliminar todo incentivo a aparcar los fondos tomados en la misma ventanilla y estimular su colocación en el mercado, sea en el interbancario o en el crediticio.
Con esta decisión, la autoridad monetaria europea mete presión a la banca para que movilice el dinero que le proporciona a cambio de colaterales poco exigentes. Sólo los bancos españoles tienen ahora depositados en las arcas del BCE más de 30.000 millones de euros, una cantidad creciente, mientras que las empresas, pequeñas y grandes, lanzan a la opinión pública la continua queja de que no les llega el crédito. Las entidades financieras, por la falta de confianza, no lo mueven en el mercado interbancario, y si lo hacen, es en plazos muy cortos y a entidades sobre las que saben tanto como de sí mismas. Y no activan el préstamo más por la escasez de demanda, el endurecimiento de las garantías exigidas y la presión del Banco de España para que extremen la prudencia en la toma de riesgos.
La medida de ayer no resolverá el problema de un día para otro; pero al menos servirá para que la banca no acumule artificialmente liquidez que no utiliza. Sin embargo, si persiste la resistencia a la recomposición del mercado interbancario, hoy prácticamente desaparecido, el Banco Central Europeo pondrá en marcha un nuevo mecanismo para facilitarlo.