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Columna
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La banca británica recorta dividendo

Los bancos deberían dejar de hacerse ilusiones. Puede que estén reparando sus bases de capital, pero la ferocidad de la crisis mundial podría llevarles a tener que pasar de nuevo la gorra. Con todo, la abundancia ha evitado hasta ahora una vía más sencilla de aumentar su adecuación de capital, recortar sus dividendos.

El rendimiento normal del dividendo de un banco -comparando el más reciente pago de dividendo anual con el actual precio de su acción- podría normalmente ser de alrededor del 4%. Pero la caída de un 75% en las acciones de los bancos británicos respecto al año pasado ha dejado algunos ratios ridículos. El maltrecho Bradford & Bingley puede ser un caso especial, con un rendimiento por dividendo del 43%, pero Barclays, RBS, HBOS y Lloyds han rendido entre todos como mucho un 13%.

Es cierto que RBS, HBOS y B&B han sustituido acciones por dinero en sus dividendos a cuenta. Pero los bancos tienen todavía comprometidos pagos en efectivo para el conjunto del año. Esto impulsa a un mercado escéptico a rebajar drásticamente el precio de sus acciones, anticipándose a los recortes de dividendo.

¿Por qué están recortando dividendos tan severamente? Porque los inversores institucionales favorecen a los bancos saneados con negocios de alto rendimiento. Están presionando a los gestores bancarios a mantener sus pagos de dividendo, y se sienten con derecho a hacerlo. Después de todo, esos mismos gestores esperan que las instituciones apoyen emisiones de derechos para rescatarles de sus dañadas estrategias.

Pero sus opciones de ampliación de capital están disminuyendo. Alliance & Leicester solucionó el problema al aceptar una oferta por 1.330 millones de libras del banco español Santander. Sin embargo sólo reduciendo a la mitad el dividendo, el banco podría haber elevado sus ratios de capital 110 millones de libras en un año. En unos pocos años, podría haber ahorrado tanto como B&B está intentando recaudar.

Con la debilidad de la economía mundial, los bancos empezarán a generar pérdidas en su cartera de préstamos así como en sus amortizaciones de ajuste al mercado en sus operaciones de tesorería. Los recientes impedimentos amenazarán las posiciones de capital otra vez. Dejando de considerar los dividendos como sacrosantos reducirá algo la incertidumbre de los vigilados bancos. Por George Hay

Indymac causa el pánico

La cuenta de los contribuyentes de EE UU para rescatar a los mercados y a las firmas financieras en problemas está aumentando deprisa. Junto a los cerca de 300.000 millones de dólares que la Fed ha prestado a los mercados, la dote de 29.000 millones ofrecida a JPMorgan para su boda con Bear Stearns y los incalculables miles de millones que puede tener que inyectar en Fannie Mae y Freddie Mac, ahora puede tener que aflojar hasta 8.000 millones para pagar a los depositantes del arruinado banco IndyMac.Cierto que esta última cifra es una forma de seguro, no una ayuda patente. Así que a primera vista, los contribuyentes no deben estar muy preocupados. En tiempos normales, el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) es de hecho un pequeño asalariado muy ordenado. El año pasado recogió 2.200 millones de dólares. Como cualquier buena compañía de seguros, ha atesorado un poco para los días lluviosos. Pero sólo tiene 53.000 millones en activos, alarmantemente escasos frente a los más de cuatro billones en depósitos bancarios que asegura.Esta cantidad podría verse desbordada por la creciente crisis inmobiliaria. IndyMac, él sólo, absorberá más del 15% de los fondos recaudados con estos fines. FDIC cree que tiene suficiente capital para capear el temporal, al decir que los activos de 90 bancos que se encuentran en su lista de 'problemáticos' ascienden a sólo 26.000 millones de dólares, menos que los de IndyMac.La cobertura mediática de la crisis de IndyMac ha devastado las acciones de otros prestamistas inmobiliarios en dificultades como Nacional City, Washington Mutual y Wachovia. Hasta entonces, los depositantes no había huido. Los clientes de IndyMac no empezaron a pensar que sus depósitos corrían riesgo hasta hace un par de semanas.Si la rapidez de FDIC y sus movimientos sobre IndyMac, que hasta ahora parecen competentes, tranquilizan los nervios de los clientes de otros bancos, todavía puede evitarse un contagio del pánico bancario sin gastos adicionales para el contribuyente. Pero si más bancos sufren el destino de IndyMac, los limitados recursos de FDIC se agotarán rápidamente, dejando al Tío Sam con un cheque más que rellenar. Por Dwight Cass

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