Las elevadas retribuciones de los número uno, a debate
¿Se justifica que un presidente cobre mil veces más que un empleado medio? Alemania, Reino Unido y Holanda estudian medidas contra las primas de oro
Han influido los altos sueldos y los pluses ligados al corto plazo de los primeros ejecutivos en la crisis financiera? En un momento en el que los directivos se han convertido en estrellas de la economía a las que se les exige más que nunca buen gobierno y actitud ética, se les acusa de irresponsabilidad y de romper el consenso social con sueldos e indemnizaciones desproporcionados. Alemania y Holanda están preparando medidas contra los pluses y primas supermillonarios.
El debate también puede interpretarse como el intento de encontrar una cabeza de turco en sociedades como la alemana en la que la brecha entre ricos y pobres es cada vez más acusada: el 10% más rico dispone de dos tercios de la riqueza total del país. También surge la pregunta de si los sueldos millonarios son un gesto importado de EE UU o una realidad imparable de los nuevos tiempos, y la reflexión sobre el futuro en Europa, porque aquí el consenso social funciona de otra manera. 'Mientras en EE UU se aplaude a la estrella que regresa a Harlem con su nuevo Ferrari; en Berlín Kreuzberg debe contar con que, tarde o temprano, alguien le raje los neumáticos', dice el comentarista económico alemán Andrian Kreye.
Uno de los ejes del debate en Alemania ha sido el enfrentamiento dialéctico entre el presidente de Alemania, Horst Köhler, que fue director del FMI hasta 2004, y el jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann. Mientras el primero ha criticado duramente a los banqueros ('hemos estado cerca del colapso del sistema financiero mundial') y a los mercados financieros ('se han convertido en un monstruo'), Ackermann afirma que es 'falso y perjudicial demonizar las innovaciones financieras'. En lo que ambos coinciden es en los riesgos de las políticas de remuneración a banqueros y directivos: el afán de beneficios a corto plazo y los sueldos astronómicos han contribuido a incrementar los problemas financieros globales.
También el máximo responsable del regulador bursátil germano, Jochen Sanio, cree que la remuneración vinculada a los beneficios ha impulsado el riesgo. 'Habrá que analizar las estructuras de los salarios en las finanzas si se quieren atajar los puntos débiles del sistema financiero internacional'. Y Ackermann ha declarado que los sistemas de remuneración han impulsado a los ejecutivos a arriesgarse excesivamente. 'En el futuro, deberán estar vinculados a objetivos a largo plazo'.
Otro de los detonantes del debate en Europa ha sido la información sobre el sueldo del jefe del fabricante automovilístico Porsche, Wendelin Wiedeking, quien ganó el pasado año 56 millones de euros (de agosto 2006 a julio 2007). Es decir, mil veces más que un empleado medio de su compañía. O indemnizaciones como la del ex jefe de Daimler-Chrysler, Jürgen Schrempp, quien dimitió por incompetencia. Poco antes se supo que el ex jefe de Siemens, Klaus Kleinfeld, había cobrado un plus de 5,75 millones de euros tras haber salido de la empresa. Y nada más llegar a Alcoa, el fabricante de aluminio estadounidense, cobró 5,8 millones. El cambio le reportó 11,55 millones.
El presidente alemán, Horst Köhler, habla de brecha entre empresa y sociedad: 'La gente tiene la sensación de que no es correcto. Y la élite económica debe entender que su comportamiento afecta la cohesión social. Europa necesita el liderazgo moral de sus empresarios.'
Además, a juicio del profesor de Derecho Económico Michael Adams, de la Universidad de Hamburgo, los gremios de control no funcionan. Adams critica a los consejos de vigilancia, responsables de la retribución. 'Muchos no actúan correctamente', a la vez que considera que tales remuneraciones pueden acabar con las empresa 'porque empeoran las relaciones personales en el escalafón inferior, por la competencia negativa que crean para ascender.'
Al otro lado del debate están los directivos, que aseguran que en EE UU se gana todavía más y que la remuneración es proporcional a su rendimiento. El ex jefe de la Industria Alemana, Hans Olaf Henkel, argumenta que los directivos alemanes son excelentes. Y en cuanto a Wiedeking (Porsche) considera que habría que estar contento 'de tener un empresario de su talla.' Por su parte, el actual presidente de la Confederación Alemana de Cámaras de Comercio e Industria (DIHK), Ludwig Georg Braun, pide que sean las empresas 'las que decidan qué sueldos están dispuestas a pagar para ganarse a los mejores'. El jefe de Adidas, Herbert Hainer, considera que las críticas son 'populismo'. 'La mayoría de los CEO alemanes ganan entre dos y cuatro millones de euros anuales, lo que les sitúa por ingresos en el límite inferior a nivel internacional.' Si se limitaran los sueldos, asegura, 'los buenos se nos irían al extranjero.'
También en EE UU se debate ahora cómo se deben gravar los ingresos millonarios. Así un analista de The Wall Street Journal calificaba de 'impúdica' la despedida que hizo el banco de inversión Merril Lynch a su jefe Stanley O' Neal el pasado otoño. Aunque se marchaba por su responsabilidad en el negocio de las subprime, se lo agradeció con 160 millones de dólares. Pero la opinión pública estadounidense acepta mejor que la europea la brecha salarial. Incluso el profesor de Berkeley, Robert Reich, asesor del primer Gobierno Clinton, opina que es una consecuencia de la competencia global y que los manager se lo merecen. 'Desde 1980 han multiplicado por seis sus ingresos; pero el valor de sus empresas también.' Un jefe norteamericano gana hoy tres veces más que un jefe europeo. Y 364 veces más que un trabajador. En 1980, un chief executive officer (CEO) ganaba sólo 42 veces más. En contrapartida, afirma Reich, deberían pagar más impuestos. Según la revista Forbes, el jefe mejor pagado es Steve Jobs (con 647 millones de dólares).
Francia también cuestiona los sueldos de los ejecutivos. Sus altos directivos ganan de promedio 316 veces más que el sueldo mínimo. En Reino Unido, la opinión pública se pregunta también cuánto vale un manager. En 2006, los jefes de los grandes consorcios británicos ganaron un 37% más que en el ejercicio anterior; en 2007, más del 40%. De promedio, los top ganan 3,9 millones de euros, incluidos bonos y pluses ligados al éxito obtenido.
En cualquier caso, Alemania y Holanda están preparando medidas contra los pluses y primas supermillonarios. Holanda quiere gravar con un 30% los bonos de los ejecutivos superiores a los 500.000 euros. Y Alemania quiere limitar los salarios y las indemnizaciones mediante cambios en el sistema impositivo y en el derecho de la sociedades anónimas. Las empresas sólo podrían desgravar completamente el importe de salarios e indemnizaciones hasta un importe de un millón de euros por persona. A partir de esta cantidad, sólo podrán desgravar la mitad. No obstante, no se introducirá un límite salarial, como quiere la izquierda. Otro pilar de la propuesta del Gobierno: poner en el punto de mira a los consejeros y denunciarles en caso de autorizar sueldos desproporcionados. Asimismo, se plantea ampliar los criterios de remuneración fijados por ley, teniendo en cuenta las tareas del directivo y situación de la empresa; su rendimiento; la remuneración del sector y la sostenibilidad de la política empresarial. Y las decisiones sobre sus ingresos deberán tomarse por el consejo de vigilancia, en el que participan representantes de los trabajadores. Para el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Ludwig Stiegler, hay que desvincular la remuneración del beneficio 'porque, de lo contrario, el ejecutivo se preocupa más de los accionistas que de la empresa.'
La canciller Angela Merkel se ha unido al coro de críticas: 'Comprendo que gane mucho quien hace mucho por su empresa y sus empleados; pero ¿por qué se debe ahogar en dinero a los incompetentes?'. En el mismo sentido se ha expresado el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, que se ha referido a un informe del Foro de Estabilidad Financiera, dependiente del G-7, que alerta de 'los efectos perversos que a veces se han establecido en ciertas remuneraciones, que crecen cuando el directivo ha fracasado en la gestión'.
Imponer transparencia no ha sido una medida eficaz
Alemania introdujo en 2006 la obligatoriedad de informar públicamente sobre las remuneraciones de cada uno de los miembros de las juntas directivas de los grandes consorcios. Ese mismo año los sueldos de los altos cargos subieron más que en ejercicios anteriores: un 11%, a pesar de que el objetivo del gobierno socialdemócrata era impulsar la autorregulación de la economía y evitar subidas exponenciales. Lo mismo ha pasado en EE UU. Según Jared Harris, de Darden School of Economics en Virginia, la transparencia no ha llevado a otra cosa que a mejorar los ingresos de muchos manager. Los primeros ejecutivos americanos ganaban en 1990 cien veces más que un trabajador con un sueldo medio, una proporción que en 2006, se elevo hasta 400 veces. 'La transparencia está llevando a una competición por el máximo sueldo', dice también el profesor de Harvard, Rakesh Khurana.Por su parte, la Eurocámara ha apuntado los efectos perversos de la vinculación de los pluses de los ejecutivos (bonos, stock options y contratos blindados con indemnizaciones descomunales) a los rendimientos a corto plazo y ha expresado su preocupación por las políticas de remuneración que tienden a crecer de manera desproporcionada en relación con los salarios ordinarios. Por ello, su propuesta, basada en el informe elaborado por el Foro de Estabilidad Financiera (FSF), dependiente del G-7, sugiere que los reguladores deberían trabajar con los participantes del mercado para mitigar los crecientes riesgos de las políticas de remuneración y pide que se relaciones siempre los incentivos con la rentabilidad obtenida a largo plazo y no a corto, como viene siendo habitual.Pero probablemente la desaceleración económica de este 2008 haga más por la contención en los sueldos de los directivos que la transparencia y su vinculación a los objetivos a largo plazo. 'La crisis bancaria recortará los pagos en forma de bonos a sus directivos', asegura el diario Süddeutsche Zeitung. Los bonos, (ligados al éxito del ejecutivo y que pueden conformar hasta tres cuartas partes de su remuneración en las entidades bancarios) se recortarán entre un 30 y un 50% en 2008.Según el mismo rotativo alemán, Deutsche Bank quiere reducir costes de personal. Un director comercial de un banco de Frankfurt ganaba hasta ahora entre medio millón y un millón de dólares. Una cuarta parte de este importe es fijo; el resto, variable. De caer los bonos un 50%, cobrarían en 2008 entre 200.000 y 625.000 dólares. 'Y eso si se cuentan entre los afortunados que conservan su empleo', afirma el analista Karl-Heinz Büschemann.