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Tribuna
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Malos vientos para el empleo

Los datos de paro registrado de agosto muestran síntomas inquietantes que revelan la existencia de turbulencias ya advertidas, según el autor. En su opinión, es momento de un nuevo proceso de reformas laborales que impulse de nuevo el mercado de trabajo

Los datos de paro registrado de agosto no han sido buenos. Por segundo mes consecutivo ha aumentado el desempleo, que ha vuelto a superar el listón de los dos millones de parados. El incremento ha sido de un 2,9% respecto del mes de julio (lo que significa casi 58.000 parados registrados más), el doble del correspondiente al mismo mes del año anterior. Interanualmente, el desempleo se incrementa en 44.619 personas, un 2,25%.

Al mismo tiempo, la Seguridad Social ha perdido en agosto 254.717 afiliados, un 1,32% respecto del mes anterior, habiendo descendido la afiliación media durante el mes en un 1,06%, si bien todavía la tasa de crecimiento interanual de la afiliación a la Seguridad Social es de un 2,5% para el conjunto del sistema.

¿Estamos ante el final de la etapa de crecimiento del empleo que ha sido característica de nuestro desarrollo económico en los últimos años? No creo que puedan extraerse al respecto conclusiones definitivas, ni que podamos dar por cerrada sin más la estación del crecimiento y del empleo. Pero sí que aparecen síntomas inquietantes que confirman, por lo demás, la existencia de turbulencias que ya habían venido siendo reiteradamente denunciadas.

Lo más llamativo, al respecto, es el crecimiento del desempleo en todos los sectores productivos (en particular en la construcción, un 9,6%, pero también en la industria, un 4,1%, y en los servicios, un 2,4%, así como en la agricultura, un 1,4%), mientras que se produce un descenso en el grupo de los demandantes de empleo sin empleo anterior (-2,05%). Esto es significativo, porque pone de manifiesto que el aumento de las inscripciones en el registro de desempleados responde a pérdidas netas de empleo, y no al acceso al mercado de trabajo de nuevos demandantes de empleo. Disminuye la presión de quienes se incorporan al mercado de trabajo y demandan por primera vez empleo, mientras que aumenta el tránsito al desempleo de quienes venían desempeñando un puesto de trabajo. El acceso al desempleo es, fundamentalmente, de personas que han perdido su empleo anterior.

También hay que resaltar que el incremento del desempleo es, sobre todo, masculino. Los demandantes masculinos de empleo crecen un 5,88% (44.410), mientras que el desempleo femenino aumenta sólo un 1,12% (13.548). En relación con el año anterior, también las pautas de crecimiento del desempleo son superiores para los hombres (4,09%, 31.415) que para las mujeres (1,09%, 13.204). Por otra parte, el incremento porcentual es superior entre los trabajadores de 25 años o más (2,98%) que entre los menores de 25 años (2,63%).

Si a todo ello se une que el desempleo aumentó en 15 comunidades autónomas (particularmente la Comunidad Valenciana y Cataluña), y disminuyó sólo en dos (Castilla y León y Cantabria), el panorama resultante debe preocuparnos porque se están produciendo pérdidas netas de empleo, en los sectores y territorios más significativos, y en los grupos de población de empleo más consolidado y en los que las oscilaciones coyunturales suelen tener menos incidencia.

Al mismo tiempo, los contratos indefinidos, que representan un 9,91% del total (en el entorno, por tanto, de lo habitual antes de la última reforma laboral), disminuyen un 8,87% respecto del mismo mes del año anterior. Es verdad que el crecimiento de la contratación indefinida en lo que va de año es de un 15,80%, pero en ese crecimiento tiene una gran incidencia el mes de enero de 2007 (y en la comparación no entran los últimos meses de 2006, de importante crecimiento también de la contratación indefinida) y en su composición interna es mayor la significación de los contratos a tiempo parcial (que crecen un 19,53%) que la de los contratos a tiempo completo (cuyo crecimiento es del 14,41%).

En cuanto a los beneficiarios de las prestaciones de desempleo, hay que destacar el incremento de los perceptores extranjeros, que fue, en el mes de julio de 2007, de un 45,4% respecto del mes anterior (en el caso de los comunitarios, el incremento fue del 122,8%). Eso hace que los beneficiarios extranjeros representen un 7,6% del total, si bien las cuantías económicas correspondientes se quedan en el 7,2% (con un incremento, sin embargo, del 48,5% sobre 2006).

Si tenemos en cuenta, por último, la pérdida de afiliados a la Seguridad Social a la que nos hemos referido, podemos llegar a la conclusión de que la bicicleta del crecimiento del empleo, aunque conserve impulso, se está parando. Y sabido es que si se monta en bicicleta y no se pedalea, el riesgo de caída es elevado. Será necesario, por tanto, que un nuevo proceso de reformas laborales mueva de nuevo los pedales. Y aunque los tiempos electorales no sean propicios para ello, habrá que ir pensando en algo más sustancial que las voluntaristas y cosméticas recetas habituales.

Federico Durán López. Catedrático de Derecho del Trabajo y socio de Garrigues

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