El uso energético de los hogares en España crece el triple que en la Unión Europea
El consumo energético de los hogares españoles aumentó un 77% entre 1990 y 2004, tres veces más que en la media de la Unión Europea. La Comisión considera que España tiene un amplio margen de mejora en la eficiencia si renueva sus electrodomésticos e implanta masivamente las bombillas eficientes.
España converge con Europa en términos de riqueza y bienestar, pero también, y a ritmo más acelerado, en términos de gasto energético. Según datos de la oficina estadística europea Eurostat y del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del Ministerio de Industria, compilados en un informe de Caixa Catalunya, entre 1990 y 2004 el consumo de energía de los hogares españoles creció un 77,5%, más del triple que la media de la Unión Europea (24,6%). Además, el fenómeno se ha intensificado en los últimos años: si entre 1990 y 1995 el consumo familiar crecía en España un 2,4% anual, entre 2000 y 2004 avanzaba un 8,1% por ejercicio.
Una explicación inmediata a este fenómeno es la notable progresión del número de hogares en España, debido al aumento de la población (cinco millones de personas en menos de diez años) y a la tendencia descendente en su tamaño medio. Si en 1990 vivían 3,44 personas por domicilio, en 2004 se redujo al 3,04. Por el contrario, el número de hogares ha pasado de 11,3 millones a 14,5 en los 14 años que abarca el estudio.
Pero también hay un factor menos evidente: la propia convergencia de renta de los españoles (pasó del 87,7% al 97,7% de la media de la UE-25) ha supuesto una mejora del equipamiento de los hogares, de modo que el porcentaje de viviendas con microondas u ordenador personal casi se ha duplicado en seis años.
Pese al vertiginoso avance de los últimos años, el consumo de los hogares sigue teniendo menos importancia relativa en España que en la media de la UE (16,8% del total del país frente al 26,3% en Europa), aunque la diferencia se explica porque en la península la temperatura es más suave y el consumo de calefacción es mucho más bajo que en el centro de Europa.
Así, la calefacción representa el destino más relevante en el uso energético de las familias y mientras que en la media de la UE-25 alcanza el 70% del total del consumo en los hogares, en España se reduce al 41,7%.
De resultas del avance en el consumo familiar, los hogares españoles consumían en 2004 una media de 1,22 toneladas equivalentes de carbón, un 73% de la media europea, cuando en 1990 apenas superaba el 62%.
El Gobierno de España y la Comisión Europea consideran que la brusca convergencia energética que está sufriendo España se puede moderar notablemente. Por una parte, la utilización de electrodomésticos de mínimo consumo energético sigue siendo baja en comparación con los países más avanzados de Europa.
Electrodomésticos
El Plan Nacional de Asignación 2008-2012, presentado hace unas semanas por el Gobierno, contempla subvenciones por 532 millones en un Plan Renove de sustitución de electrodomésticos por otros de menor consumo. El objetivo es ahorrar energía -1,5 millones de toneladas equivalentes de carbón- y evitar la emisión de ocho millones de tonelasdas de CO2.
El informe de Caixa Catalunya destaca que la mejora del aislamiento térmico de las viviendas (contemplada en el nuevo Código Técnico de la Edificación) ofrece a su vez posibilidades de mejora de eficiencia. Pero quizá la medida más sencilla en esta dirección sean las bombillas de bajo consumo energético. Sólo 15 de cada cien hogares españoles las utilizan, cuando la media de la UE-15 es del 55%. La Comisión Europea considera que, sólo con una mejor iluminación, España podría ahorrar 1.751 gigavatios por hora.
Un cambio cultural y de renta que aumenta el uso eléctrico
Los nuevos hábitos de consumo de los españoles hacen mella en la factura eléctrica. Un hogar medio consume unos 4.000 kWh anuales por el uso de microondas, ordenadores, lavadoras o secadoras y esto repercute en el gasto en electricidad. El auge de internet o la escasez de tiempo para dedicarse a las tareas domésticas han repercutido seriamente en el consumo energético de los españoles.En 2004 casi la mitad de los hogares (un 45%) tenía un ordenador en casa según el informe de Caixa Catalunya. La cantidad se ha duplicado respecto a 1998 cuando sólo el 25% de los hogares poseía uno. Acciones como instalar sistemas de ahorro energético en el ordenador o apagar la pantalla cuando no se hace uso de ella ayudarían, según el Ministerio de Industria, a reducir el consumo energético del ordenador.El uso del microondas también ha crecido considerablemente en los últimos años: en 2004 el 73% de los hogares ya había adquirido uno frente al 44% de los hogares que lo poseían seis años antes. El gasto energético de este electrodoméstico, que ronda los 100 kWh al año según Iberdrola, supone una cantidad pequeña si se compara con la secadora que llega a gastar 450 kWh anuales. La secadora, sin embargo, supone sólo el 2% del gasto en un hogar porque su uso no está extendido.A pesar de estos nuevos hábitos, el frigorífico y la iluminación siguen siendo, según el IDAE, las fuentes eléctricas que más consumen en los hogares, un 18% del total cada una. El televisor, que supone un 10% del gasto total en energía en un hogar, llega a gastar la mitad, si se prescinde del modo de espera.
Diferencias en el gas
Otra de las diferencias relevantes entre los hogares españoles y los del resto de Europa es el menor empleo del gas natural como energía. Mientras que en la media de los 25 Estados este combustible suponía el 38,7% del total de las fuentes energéticas en 2004, en España se situó en el 21%.